LOS ÚLTIMOS TRES DÍAS
Pocos destellos de sol restan del verano.
Ya tenemos la silueta sombría aguardando,
escondida tras unas nubes de agua fría.
Los cálidos días pasaron, sólo hay tres en vida.
Se deslizan en la tarde, suaves, como árboles;
balanceando los tiernos brazos, llenos de frutos
en las últimas horas de sus pacientes vidas.
Son días de recuerdos, de anécdotas pasadas.
Es el tiempo de volver la vista a un punto
del ayer, de lo que pudo haber sido y fue.
También es el tiempo de mirar hacia el futuro,
de preguntarle al corazón si se siente maduro
como la fruta del árbol que tenemos enfrente.
Recordar un pasado viejo
e iniciar un mañana nuevo y diferente.
Estamos agotando el poco sol del verano
y sus rayos perpetuos, ahora fatuos
se alejan en busca de otro año.
El niño descalzo va detrás de sus zapatos.
sumiéndose en la noche y en el paisaje.
Donde los sueños siguen su curso,
Y los recuerdos nos dejan un poco mudos.
Ya niño mío te dejo, y siento irme.
Los últimos rayos son los más bellos.
Dulces colores, suaves, tenues,
en el ocaso arden en luminaria.
Es el último beso de nuestro amante
lleno de amor, tristeza y esperanza.
A la última hora de la tarde, callas.
Y buscas la dicha en el mañana.
Carmen García
Pocos destellos de sol restan del verano.
Ya tenemos la silueta sombría aguardando,
escondida tras unas nubes de agua fría.
Los cálidos días pasaron, sólo hay tres en vida.
Se deslizan en la tarde, suaves, como árboles;
balanceando los tiernos brazos, llenos de frutos
en las últimas horas de sus pacientes vidas.
Son días de recuerdos, de anécdotas pasadas.
Es el tiempo de volver la vista a un punto
del ayer, de lo que pudo haber sido y fue.
También es el tiempo de mirar hacia el futuro,
de preguntarle al corazón si se siente maduro
como la fruta del árbol que tenemos enfrente.
Recordar un pasado viejo
e iniciar un mañana nuevo y diferente.
Estamos agotando el poco sol del verano
y sus rayos perpetuos, ahora fatuos
se alejan en busca de otro año.
El niño descalzo va detrás de sus zapatos.
sumiéndose en la noche y en el paisaje.
Donde los sueños siguen su curso,
Y los recuerdos nos dejan un poco mudos.
Ya niño mío te dejo, y siento irme.
Los últimos rayos son los más bellos.
Dulces colores, suaves, tenues,
en el ocaso arden en luminaria.
Es el último beso de nuestro amante
lleno de amor, tristeza y esperanza.
A la última hora de la tarde, callas.
Y buscas la dicha en el mañana.
Carmen García