CAMPOS DE ESPLIEGO
Se extienden hasta el infinito
formando un mar.
Todo el monte y laderas
tapizado de un manto
de espliego verde azulado.
Sobre él, figuras que se inclinan
pues llega agosto
y el campo se siega.
Se afanan y perfuman
hasta caer dormidas.
Son las mujeres
que soñando tejen lavanda,
inundando el valle de violeta
que antes del alba
ya se despierta
y al caer la tarde
amontonan sus haces
y entonan canciones
a su cosecha de flores.
Oloroso espliego
que el viento avienta
en mil aromas
para miles de ropas,
perfumes y jabones.
Cada día una serrana
se lo lleva a casa
y la ropa huele a lavanda
perfumando las miradas
de los seres que aman.
Así nacen las muchachas,
flor de lavanda
cuando en la hoguera
se destila la más pura esencia.
En la alquimia se abrasan.
Carmen García
PARQUE NATURALIZADO DE RABÉ DE LAS CALZADAS
Para seguir mezclando, este paisaje que veis es burgalés, del parque naturalizado de Rabé de las Calzadas. Un encanto de parque que me hace revivir mis añoradas plantas que dejé en mi tierra.
Se extienden hasta el infinito
formando un mar.
Todo el monte y laderas
tapizado de un manto
de espliego verde azulado.
Sobre él, figuras que se inclinan
pues llega agosto
y el campo se siega.
Se afanan y perfuman
hasta caer dormidas.
Son las mujeres
que soñando tejen lavanda,
inundando el valle de violeta
que antes del alba
ya se despierta
y al caer la tarde
amontonan sus haces
y entonan canciones
a su cosecha de flores.
Oloroso espliego
que el viento avienta
en mil aromas
para miles de ropas,
perfumes y jabones.
Cada día una serrana
se lo lleva a casa
y la ropa huele a lavanda
perfumando las miradas
de los seres que aman.
Así nacen las muchachas,
flor de lavanda
cuando en la hoguera
se destila la más pura esencia.
En la alquimia se abrasan.
Carmen García
PARQUE NATURALIZADO DE RABÉ DE LAS CALZADAS
Para seguir mezclando, este paisaje que veis es burgalés, del parque naturalizado de Rabé de las Calzadas. Un encanto de parque que me hace revivir mis añoradas plantas que dejé en mi tierra.