PASADO Y PRESENTE
Acuérdate de mi Señor que voy caminando por tu valle
donde las flores perdieron su color y no van prendidas de mi talle.
Quien me dijera en tiempos pasados
que el destino me traería tantos penares
cuando ingenua miraba el cielo estrellado
soñando un mundo de paz amor y beldades.
Volaba entonces mi loca fantasía
agitando los latidos de mi corazón,
temblando ante las notas de una canción
que anhelos de amor en mi pecho prendía.
Como pensar en aquel tiempo lejano
donde tan pocas primaveras tenía,
que los sueños se irían de mi lado
dejando el amargo sabor de la melancolía.
La realidad con su verdad cruda fue matando mis ilusiones
para dejarme vacía y desnuda en un mar de violentas pasiones.
Tantas veces he llorado mi desdicha
que mis ojos no tienen más llanto
y aun ingenua busco un poco de dicha
donde ahogar las penas de mi triste canto.
Olvidar tantos días de nubes oscuras,
tantas noches sin desear un mañana,
tantas palabras que aun siguen mudas
como una solitaria y vieja campana.
Más mi alma aun se niega y resiste
ha decir adiós al sustento de la vida,
pues solo la muerte como fiel amiga
pone fin al duro caminar del triste.
Luz Parras.
Acuérdate de mi Señor que voy caminando por tu valle
donde las flores perdieron su color y no van prendidas de mi talle.
Quien me dijera en tiempos pasados
que el destino me traería tantos penares
cuando ingenua miraba el cielo estrellado
soñando un mundo de paz amor y beldades.
Volaba entonces mi loca fantasía
agitando los latidos de mi corazón,
temblando ante las notas de una canción
que anhelos de amor en mi pecho prendía.
Como pensar en aquel tiempo lejano
donde tan pocas primaveras tenía,
que los sueños se irían de mi lado
dejando el amargo sabor de la melancolía.
La realidad con su verdad cruda fue matando mis ilusiones
para dejarme vacía y desnuda en un mar de violentas pasiones.
Tantas veces he llorado mi desdicha
que mis ojos no tienen más llanto
y aun ingenua busco un poco de dicha
donde ahogar las penas de mi triste canto.
Olvidar tantos días de nubes oscuras,
tantas noches sin desear un mañana,
tantas palabras que aun siguen mudas
como una solitaria y vieja campana.
Más mi alma aun se niega y resiste
ha decir adiós al sustento de la vida,
pues solo la muerte como fiel amiga
pone fin al duro caminar del triste.
Luz Parras.