Un par de días sin responder, en mucho: nuestro amigo...

ESTACIÓN DE ENSUEÑO

Mi dulce estación de Otoño
que otra vez vuelves a mis lares,
tiñendo de gris verde y oro
pinos encinas y castañales.

Cálidos y nublados días
amparados bajo un sol mortecino
que entre nubes descansa dormido
como una lámpara de gastadas bujías.

Horas de melancolía y nostalgia
robadas a la prisa y el aturdimiento,
en un vivir tan veloz como el viento
donde no existe tiempo ni distancia.

Los años se van muy deprisa
quemados como incienso oloroso
sin apenas tener paz ni reposo
segadores de campos sin sonrisas.

Somos caminantes sin paradas,
peregrinos entre máquinas y asfalto,
manos que se unen y separan
cuando en el camino hacemos un alto.

Ya no tenemos tiempo para sentarnos,
ya no queda tiempo para contemplar,
ya no tenemos tiempo para amarnos
y menos aun tiempo para soñar.

Somos máquinas buscando negocio
números en una cuenta bancaria,
esclavos de un tiempo sin ocio
enfermos de una colmena sin calma.

Sobrevivímos golpe a golpe
como un reloj que las horas marca,
el punto de mira es el mismo norte
sin ver que el tiempo tiene sus páutas.

Más el Otoño vuelve fiel a su cita
después del verano conquistador
como un amante de suaves caricias
discreto apasionado y tentador.

Él no sofoca con abrazos ardientes
por eso buscamos bajo él su calor,
mientras el sol besa nuestras frentes
antes que llegue el invierno castigador.

Tres caballeros y una dama
que engendran vida y color,
cuatro estaciónes que marcan
vida y muerte a nuestro alrededor.

Y nosotros siempre en el medio,
payasos de feria unos y otros
viendo como la vida se nos escapa
sin detenernos ha saborearla un poco.

Luz Parras.

Un par de días sin responder, en mucho: nuestro amigo argentino y tu misma, os preguntaréis si si se ha callado la voz u obstruda la garganta; ni lo uno ni lo otro: otras ocupaciones, y estas mismas en una historia de amor, en prosa. pare aquellos que dicen no hablar del pasado: decirles una vez mas, que imposible Es este, que junto al presente. hace la historia. Veamos:

UNA MAÑANA DE MAYO.

Los dulces, duces gorjeos
-mañana de un mes de mayo:
alas del amor primero-
en primavera brotaron
en un amanecer sereno.

Eramañana de mayo:
la brisa suave... y que brisa
rizaba verdes sembrados.

Entre matojos los mirlos:
De flores vestido el campo
Yo temeroso, escondido
y mi pecho palpitando
viera se asomó al camino
la bella flor de mi prado.

! Que bella!- hablo un suspiro
desde mi pecho azorado-
! Que hermosa dije a su oído!
y tomo mi mano temblando
en el sendero entre olivos
aquella tarde de mayo.

Brillaba el campo florido
en el silencio acostado...
Y porque ya no era un chiquillo
ni tan siquiera un muchacho
y porque el alba i sus trinos
le regalé un tierno abrazo.

Y porque me sentí muy hombre
toda ella acariciando...
y el alba invitaba a amores.

Todo el valle era ternura
aquella tarde de mayo.
en los altos olmos bullían
de amor y trinos mis pájaros.

En el fragor de tanta alegría,
con mimo le acuñe en mis brazos
Y aquella dulce chiquilla
mostró de mujer su encanto
con su amor! Cuanta alegría
descubrir no era un muchacho
y saber que la quería
en un día del mes de mayo.

libertad.