Aunque en
España hay lugares maravillosos, siempre he sentido especial atracción por el Monte Saint Michel en Normandía. Es una abadía medieval con un pequeño pueblo a sus pies, situados sobre un islote rocoso en un estuario. Según las mareas, queda envuelto por el mar o en medio de una inmensa explanada. Es un lugar espectacular y mágico, considerado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.