El verdadero problema, Jesús, es que hoy no aguantamos nada ni a nadie, en el matrimonio y fuera de él. El problema es que nosotros hemos tenido la vida bastante difícil y hemos querido darles a nuestros hijos todo a cambio de nada, no los hemos dejado que se presenten a problemas, a frustraciones, sino que hemos ido solucionándoles las cosas incluso antes de que sucedieran. El problema es que hemos educado (y estoy generalizando) a una juventud que no se permite el lujo de que le digan que NO a nada, y así pasa lo que pasa.
En la vida hay que tener aguante, mucho aguante, en el matrimonio y fuera de él.
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