Queridos reyes os pido:
en el nombre de niños enfermos
les sanéis primero sus cuerpos.
Ellos que piden: un corazón nuevo,
o un riñon, aunque sea usado,
les sirva para revivir su sangre
y con ella puedan volver a sonreír.
No tienen, reyes, grandes ideales:
ni belleza, ni talento, ni riquezas,
dicha y ellos sienten la vida trampa,
donde yacen sus cuerpos esperando
en una angustia sutil que les envuelve.
Sus cuerpos yacen en estos días
en fríos, aun luminosos hospitales,
donde cuesta sobrevivir, y se agradece
esa sonrisa alegre que no tienen,
ese amor y desvelo de sus seres.
Yacen lánguidas sus caritas
entre las sábanas, y brotan lágrimas
de sus ojos, limpios manantiales,
alimentando en los bosques, árboles;
y en sus cabecitas se ilumina
poco a poco la llama de la esperanza.
Hoy, queridos reyes, han de mirar
en el fondo ilusionado de sus zapatos,
y algunos si encontrarán de nuevo vida.
Abrazarán sus nuevos órganos:
corazones,, riñones, médula..
Y volverán a sonreír sin tristeza
aprovechando el tiempo perdido.
Si, os darán las gracias
y os iréis, reyes, pasito a paso
en busca de otro año.