Cs prefiere reeditar la alianza con Ayuso pese a su expulsión del Gobierno en Madrid
En la dirección de Inés Arrimadas consideran que Ayuso puede "desactivar" a Vox e incluso hay voces que señalan que la formación ultraderechista podría desaparecer de la Asamblea, lo que facilitaría su entendimiento con el PP.
Este miércoles se cumplen tres semanas del sorpresivo anuncio del adelanto electoral en la Comunidad de Madrid por parte de la presidenta Isabel Díaz Ayuso. La moción de censura impulsada por Ciudadanos y el PSOE—finalmente frustrada por tres diputados tránsfugas— en la Región de Murcia sirvió de excusa a la dirigente del Partido Popular para activar el botón del adelanto electoral. Un botón que ya amagó con pulsar en dos ocasiones, pero que la dirección del Partido Popular, encabezada por Pablo Casado, paralizó para no soliviantar a su socio de Gobierno, Ciudadanos.
Ayuso comunicó sus planes ante un Consejo de Gobierno atónito. Su decisión pilló completamente desprevenido a Ignacio Aguado, su vicepresidente. El portavoz de Ciudadanos calificó de "absoluta temeridad" el movimiento de Ayuso y aseguró que se trataba de un "capricho personal" de la dirigente del PP aducido por su entorno. En esa reunión pidió que reconsiderara su postura, pero Ayuso hizo caso omiso y horas más tarde cesó a todos los consejeros 'naranjas'. Ese mismo día se iba a cerrar el proyecto de Presupuestos con Vox.
La intención de Ayuso es aprovechar su tirón en las encuestas —en todas ellas aparece en la primera plaza— para que las elecciones se conviertan en un 'plebiscito' sobre su figura y, por ende, sobre el futuro de la derecha en este territorio. El PP ha activado la maquinaria electoral en aras de construir un relato que exculpe a Ayuso de la decisión de ir a las urnas. En cada intervención pública Ayuso, sus consejeros y los dirigentes del PP aluden a la "inestabilidad" suscitada por Cs, hablan de un supuesto giro "a la izquierda" de la presidenta de la formación, Inés Arrimadas, e incluso la acusan abiertamente de "traición".
En Ciudadanos todavía reina el 'shock' tras lo ocurrido. En menos de un mes han perdido dos gobiernos, el de Murcia y el de Madrid, han dimitido dos diputados en el Congreso y tres senadores. Uno de ellos, Fran Hervías, secretario de organización en la época de Albert Rivera, ha fichado por el PP. El portavoz de los 'naranjas' en Les Corts, Toni Cantó, ha pasado a integrarse como número cinco en las lista de Díaz Ayuso e Ignacio Aguado ha renunciado a presentarse a las primarias para concurrir a los comicios madrileños en favor de Edmundo Bal, hombre fuerte de Arrimadas. A todo ello se le suma la crítica constante por parte del anterior equipo directivo —con Juan Carlos Girauta como su máximo exponente— que habla de una "deriva sanchista" de Ciudadanos.
Estas renuncias y bajas no son casuales. Responden a una estrategia orquestada desde el PP para atraer a los cargos de Ciudadanos y acelerar la descomposición del partido. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, animó a "los activos" de Ciudadanos que "no están nada de acuerdo con la deriva" de Arrimadas a sumarse a las filas populares. Un anuncio que, aparentemente, ha dado sus frutos: dos de los diputados de Cs en la Asamblea de Madrid, Sergio Brabezo y Marta Marbán, han pasado ahora a integrarse en las listas del PP madrileño. En el caso de Brabezo, continuará cobrando del erario público hasta la fecha de las elecciones por formar parte de la Diputación Permanente con Cs.
Cs se inclina por pactar con Ayuso antes que con Gabilondo
En este contexto, resulta llamativo que los 'naranjas' apuesten por reeditar una alianza con la persona que les echó del Ejecutivo, a la vez que luchan por sobrepasar la barrera del 5%, esencial para conseguir representación en la Asamblea de Madrid. Miembros de la dirección de Inés Arrimadas confirman a Público que el pacto con Ayuso es "preferible" porque la alternativa es apoyar al candidato socialista, Ángel Gabilondo, lo que supondría ponerse de acuerdo también con Unidas Podemos y Más Madrid. "Eso nos penalizaría", señalan las citadas fuentes.
En Ciudadanos consideran que Ayuso puede "desactivar" a Vox e incluso hay voces que señalan que la formación ultraderechista podría desaparecer de la Asamblea. En petit comité, algunos miembros de Cs se refieren a Ayuso como "la candidata de Vox". En la pasada legislatura, PP y Cs gobernaron conjuntamente gracias al apoyo de Rocío Monasterio, a la que situaron como socia preferente. Un escenario que la dirección de Arrimadas no descarta que se pueda volver a repetir.
Los cargos consultados coinciden en que el votante 'tradicional' de Ciudadanos se siente más cómodo en el "centroderecha" y aseguran que su política de "bajada de impuestos" es irrenunciable. No se fían de la palabra de Gabilondo, que prometió no tocar los impuestos si llegaba al Gobierno regional. "A Sánchez le tiene que pasar factura haber mentido tanto, no puede ser que le salga gratis. Ahora el PSOE no tiene palabra", señala una dirigente 'naranja' a este medio.
Bal pasa al ataque contra Gabilondo
Tal y como contaba recientemente Público, el PP teme que Edmundo Bal pacte con Gabilondo si Cs logra entrar en la Asamblea. En la formación conservadora aseguran que el candidato 'naranja' es "claramente de izquierdas". El candidato madrileño evitó despejar esa duda la pasada semana y en una entrevista con el diario El País afirmó que "lo importante no es con quién gobernar, sino el qué", abriéndose a la posibilidad de un pacto tanto con Ayuso como con Gabilondo.
Sin embargo, su discurso ha dado un giro en apenas unos días. En otra entrevista concedida a La Razón el pasado domingo, afirmó que Gabilondo iba "en un pack con Iglesias": "Todo lo demás es política ficción", señaló. Unas palabras que repitió en el mitin protagonizado junto a la propia Arrimadas y la vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís, que también cerró por completo la puerta a un entendimiento con el PSOE, al igual que el secretario de comunicación, Daniel Pérez.
Pérez dejó claro el lunes tras la reunión del Comité Permanente que su formación tenía la "mano tendida" hacia Ayuso y que no negociarían con Podemos y Más Madrid, con quien, en sus palabras, no irían "ni a cobrar una herencia". En esa misma intervención, afirmó que Cs no dejará que el "futuro de Madrid dependa de partidos extremos y propuestas populistas que generan crispación". "De forma clara y tajante: no", zanjó.
En la dirección de Inés Arrimadas consideran que Ayuso puede "desactivar" a Vox e incluso hay voces que señalan que la formación ultraderechista podría desaparecer de la Asamblea, lo que facilitaría su entendimiento con el PP.
Este miércoles se cumplen tres semanas del sorpresivo anuncio del adelanto electoral en la Comunidad de Madrid por parte de la presidenta Isabel Díaz Ayuso. La moción de censura impulsada por Ciudadanos y el PSOE—finalmente frustrada por tres diputados tránsfugas— en la Región de Murcia sirvió de excusa a la dirigente del Partido Popular para activar el botón del adelanto electoral. Un botón que ya amagó con pulsar en dos ocasiones, pero que la dirección del Partido Popular, encabezada por Pablo Casado, paralizó para no soliviantar a su socio de Gobierno, Ciudadanos.
Ayuso comunicó sus planes ante un Consejo de Gobierno atónito. Su decisión pilló completamente desprevenido a Ignacio Aguado, su vicepresidente. El portavoz de Ciudadanos calificó de "absoluta temeridad" el movimiento de Ayuso y aseguró que se trataba de un "capricho personal" de la dirigente del PP aducido por su entorno. En esa reunión pidió que reconsiderara su postura, pero Ayuso hizo caso omiso y horas más tarde cesó a todos los consejeros 'naranjas'. Ese mismo día se iba a cerrar el proyecto de Presupuestos con Vox.
La intención de Ayuso es aprovechar su tirón en las encuestas —en todas ellas aparece en la primera plaza— para que las elecciones se conviertan en un 'plebiscito' sobre su figura y, por ende, sobre el futuro de la derecha en este territorio. El PP ha activado la maquinaria electoral en aras de construir un relato que exculpe a Ayuso de la decisión de ir a las urnas. En cada intervención pública Ayuso, sus consejeros y los dirigentes del PP aluden a la "inestabilidad" suscitada por Cs, hablan de un supuesto giro "a la izquierda" de la presidenta de la formación, Inés Arrimadas, e incluso la acusan abiertamente de "traición".
En Ciudadanos todavía reina el 'shock' tras lo ocurrido. En menos de un mes han perdido dos gobiernos, el de Murcia y el de Madrid, han dimitido dos diputados en el Congreso y tres senadores. Uno de ellos, Fran Hervías, secretario de organización en la época de Albert Rivera, ha fichado por el PP. El portavoz de los 'naranjas' en Les Corts, Toni Cantó, ha pasado a integrarse como número cinco en las lista de Díaz Ayuso e Ignacio Aguado ha renunciado a presentarse a las primarias para concurrir a los comicios madrileños en favor de Edmundo Bal, hombre fuerte de Arrimadas. A todo ello se le suma la crítica constante por parte del anterior equipo directivo —con Juan Carlos Girauta como su máximo exponente— que habla de una "deriva sanchista" de Ciudadanos.
Estas renuncias y bajas no son casuales. Responden a una estrategia orquestada desde el PP para atraer a los cargos de Ciudadanos y acelerar la descomposición del partido. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, animó a "los activos" de Ciudadanos que "no están nada de acuerdo con la deriva" de Arrimadas a sumarse a las filas populares. Un anuncio que, aparentemente, ha dado sus frutos: dos de los diputados de Cs en la Asamblea de Madrid, Sergio Brabezo y Marta Marbán, han pasado ahora a integrarse en las listas del PP madrileño. En el caso de Brabezo, continuará cobrando del erario público hasta la fecha de las elecciones por formar parte de la Diputación Permanente con Cs.
Cs se inclina por pactar con Ayuso antes que con Gabilondo
En este contexto, resulta llamativo que los 'naranjas' apuesten por reeditar una alianza con la persona que les echó del Ejecutivo, a la vez que luchan por sobrepasar la barrera del 5%, esencial para conseguir representación en la Asamblea de Madrid. Miembros de la dirección de Inés Arrimadas confirman a Público que el pacto con Ayuso es "preferible" porque la alternativa es apoyar al candidato socialista, Ángel Gabilondo, lo que supondría ponerse de acuerdo también con Unidas Podemos y Más Madrid. "Eso nos penalizaría", señalan las citadas fuentes.
En Ciudadanos consideran que Ayuso puede "desactivar" a Vox e incluso hay voces que señalan que la formación ultraderechista podría desaparecer de la Asamblea. En petit comité, algunos miembros de Cs se refieren a Ayuso como "la candidata de Vox". En la pasada legislatura, PP y Cs gobernaron conjuntamente gracias al apoyo de Rocío Monasterio, a la que situaron como socia preferente. Un escenario que la dirección de Arrimadas no descarta que se pueda volver a repetir.
Los cargos consultados coinciden en que el votante 'tradicional' de Ciudadanos se siente más cómodo en el "centroderecha" y aseguran que su política de "bajada de impuestos" es irrenunciable. No se fían de la palabra de Gabilondo, que prometió no tocar los impuestos si llegaba al Gobierno regional. "A Sánchez le tiene que pasar factura haber mentido tanto, no puede ser que le salga gratis. Ahora el PSOE no tiene palabra", señala una dirigente 'naranja' a este medio.
Bal pasa al ataque contra Gabilondo
Tal y como contaba recientemente Público, el PP teme que Edmundo Bal pacte con Gabilondo si Cs logra entrar en la Asamblea. En la formación conservadora aseguran que el candidato 'naranja' es "claramente de izquierdas". El candidato madrileño evitó despejar esa duda la pasada semana y en una entrevista con el diario El País afirmó que "lo importante no es con quién gobernar, sino el qué", abriéndose a la posibilidad de un pacto tanto con Ayuso como con Gabilondo.
Sin embargo, su discurso ha dado un giro en apenas unos días. En otra entrevista concedida a La Razón el pasado domingo, afirmó que Gabilondo iba "en un pack con Iglesias": "Todo lo demás es política ficción", señaló. Unas palabras que repitió en el mitin protagonizado junto a la propia Arrimadas y la vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís, que también cerró por completo la puerta a un entendimiento con el PSOE, al igual que el secretario de comunicación, Daniel Pérez.
Pérez dejó claro el lunes tras la reunión del Comité Permanente que su formación tenía la "mano tendida" hacia Ayuso y que no negociarían con Podemos y Más Madrid, con quien, en sus palabras, no irían "ni a cobrar una herencia". En esa misma intervención, afirmó que Cs no dejará que el "futuro de Madrid dependa de partidos extremos y propuestas populistas que generan crispación". "De forma clara y tajante: no", zanjó.