MIRANDO AL HORIZONTE DE MADRID...

MIRANDO AL HORIZONTE DE MADRID
Estoy mirando al horizonte desde la Cima de Madrid, viendo el cielo todo cubierto, por nubes que parece que no soltaran lluvia, aunque es difícil de prever, hoy es de esos días que todo puede suceder, es el tiempo mayormente que se llama de otoño, las hojas de los árboles se vienen cayendo con ese suave viento que las deja por el suelo, no es un viento fuerte de esos que llaman desgarrados, de los que arrancan arboles de cuajo, o ramas rotas en su lucha de vendaval. Este otoño recién estrenado no es todavía mayormente otoñal, ya que la mayoría de las hojas de los árboles se encuentran de color verde, aún no han amarilleado, si se nota en el ambiente esa fuerza absoluta que tiene el otoño, cuando los enfermos renguean de sus problemas de salud, cuando las clínicas o consultorios son más visitados, siempre con dolores que te deja este tiempo que los días son cada vez con menos luz del sol, Esto es el prólogo del libro llamado Otoño, donde las mentes se repasan su salud, al ver como otros vecinos se notan más delicados, Cada año este tiempo va dejando nostalgia y melancolía, sobre todo en la personas mayores, que siempre van viendo cómo se marcha algún amigo de toda su vida, las ambulancias siguen sonando sus sirenas, y los bomberos de vez en cuando salen a toda máquina. Estamos en este Madrid donde la vida y la muerte caminan cada día por sus calles y hospitales, Este periodo del año llamado otoño, hay veces y días que son la pura melancolía, y personas que se llenan de nostalgia, recordando su juventud y plenitud humana, Esta época digamos que debió de ser cuando Jorge Manrique, el poeta hijo del Conde de Paredes de Nava, en Palencia, debió de escribir esos versos de la Muerte de su Padre, que después de cinco siglos y pico, no se han pasado de moda, y es más seguirán en vigor por muchos años más. G X Cantalapiedra.