UNA TARDE EN EL CENTRO DE MAYORES DE LA SALUD. HORTALEZA....

UNA TARDE EN EL CENTRO DE MAYORES DE LA SALUD. HORTALEZA. MADRID.
Hace ahora unos diez años, cuando un compañero de juego de cartas nos contaba su historia de hombre deprimido en su vida privada, parecía ser que este hombre llevaba con su esposa mal viviendo unos doce años, El matrimonio no funcionaba, el amor se había volado, y las repulsas eran diarias, La mujer nunca trabajo fuera de su hogar, y el marido tenía que darle la mitad de la pensión, aunque de ese dinero cada uno pagaba la mitad de sus gastos en el piso, el piso le tenían dividido por la mitad, solo el cuarto de baño lo usaban los dos, cada uno con sus jabones y colonias y toallas, el pasillo central era el lugar donde se tropezaban algunas veces, que encima lo usaban para insultarse, Aquel hombre con sus setenta y alguno más, se sentía un desgraciado, no tenía hijos, solo sobrinos distanciados, y una esposa que se odiaban cada vez más, el hombre no le quedaba más remedio que seguir en ese camino sin arreglo, donde por las noches cerraba con cerrojo su habitación, no quería que su esposa le diera un susto de muerte, ni aceptaba comer nada de ella, por si lo podía haber envenenado, todo eran repulsas, y ninguno de los dos parecían tener personas con las que salir o verse a escondidas. Era una división forzosa, una forma de vivir en la pobreza, un camino sin salida a ninguna parte, el compañero de carta nos comentó, esto es muy duro, el amor que tuvimos hace muchos años se ha marchado camino del olvido más profundo, Alguien le comentó, cuando uno fallezca o se marche a una residencia de mayores, que va hacer el otro, el hombre aquel serio se lamentó, solo existe un camino que es el de morirse o vender el piso para pagar la residencia, o asilo. Era una forma triste de vivir el momento, más cuando no queda más remedio pienso que es lo menos malo, pero razonable, dentro de un ambiente terrible, cuando el amor no existe, es muy dura la convivencia, y encima si la esposa te quiere quitar del medio aun es peor. Cuantas confesiones como esta ha escuchado este y otros Centros de mayores, que parecen imposibles pero que son la pura realidad.
G X Cantalapiedra.