Mariano Rajoy

Como ves amigo Sancho, ya empiezan a patalear y a morderse entre ellos, de lo cual me alegro
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ESTE, SOLITO, SE HA LLEVADO LO MISMO QUE LOS ERE EN ANDALUCIA.

Cobró dietas por 300.000 euros en cinco años

Un directivo de la CAM concedió a sus propias empresas 17 millones

El expresidente de la Comisión de Control de la CAM Juan Ramón Avilés concedió a sus empresas créditos por 17 millones de euros, en condiciones ventajosas. La Audiencia Nacional ha admitido una querella del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) contra este exdirectivo por administración desleal.
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El PP veta todas las comparecencias del Gobierno que pidió la oposición
IU abandona la Diputación Permanente del Congreso para no ser "cómplices" de una "farsa". El PSOE considera que ahora es más necesario que nunca que el Ejecutivo "dé la cara"

ESTOS SON LOS QUE ESTAN DESTRUYENDO LA CREDIBILIDAD DE ESPAÑA, Y NO GORDILLO.

Alonso ha adelantado que su grupo va a rechazar todas las peticiones de comparecencia que ha hecho la oposición -31 solicitudes para once ministros- porque de aprobarse ... (ver texto completo)
Pero vamos a ver, no os dais cuenta, que estamos en agosto y el "presi", tiene que descansar. Si le presionamos, al final conseguiremos que nos mande a todos, a tomar por el c..... y convoque elecciones, como Feijó.

No caerá esa breva.
Cañete, de aprendizaje en Atenas RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

Ahora lo importante es conseguir meter el comando espía en Atenas. Tenemos que lograrlo como sea.

El presidente se puso serio.

—La empresa es vital: hay que llegar a las tripas de los hospitales griegos para saber cómo se cose a los pacientes con heridas de 10 centímetros sin hilo y sin tijeras… no, vendas tampoco…, y a ver cómo se trata a los que blasfeman contra el plan de ajuste de Bruselas. Sobre todo a esos. Luego me hacen un buen informe para que podamos poner en marcha en España esas valiosas técnicas en los hospitales públicos, que la vida es dura, todos tenemos que sufrir —unos más que otros, también es verdad—, los bancos centrales aprietan y además ahogan, y ya está bien de tanto mimo, que si escáneres, sondas y otras zarandajas, que hasta les cambiamos las sábanas a diario…

— ¡Y hasta les damos medicinas que curan enfermedades!, dijo Ana Mato, escandalizada.

— ¡Ah!, ¿Es que hay medicinas que no curan, monina?, contestó Ana Pastor, que para eso es médica y le tenía una manía a la Mato que para qué.

— ¡Y hierbitas, les damos muchas hierbitas!, insistía Ana Mato.

Estaba muy animado el presidente Rajoy, que su gurú de cabecera, Arriola, con él yo me las tenía tiesas, que me parecía un fantasma, y cuando un fantasma de verdad dice de alguien físico que es un fantasma, ustedes ya saben lo que quiere decir el fantasma fetén. Pues Arriola, digo, que había venido a una cena de matrimonios, aprovechó con rapidez entrenada un momento en el que se calló Celia Villalobos, por atragantarse con un espeto de sardinas, o similar, para decirle a Mariano que cuanto más burro fuera mejor le saldrían las encuestas…

—Oye, mano de santo. Y si les recortas a los votantes cuestiones primordiales, como el hospital de su padre, tanto mejor. A más miedo, más tranquilos, que aquí no se mueve ni dios, acojonados como están, que no saben si mañana les vamos a bajar el sueldo o subirles el metro. O las dos cosas, que para qué cortarnos… Van a culpar a Zapatero y a Rubalcaba…

De ahí —de ahí y de cuatro cubatas, todo hay que decirlo— surgió la idea de los hospitales griegos.

—Oye, que si ellos ya han pasado por estas, lo mismo sacamos algo de cómo han sobrevivido…

Y ahí.

—Quiten, quiten. Mato no, que ya saben que se atropella un poco cuando habla en público…

—Pues anda que en privado…

—Calla, Pastor, calla. Decía que ya he decidido que vayáis Arias Cañete y tú misma. Más que nada para que nos enteremos de algo.

— ¿Y por qué Arias?

—Pero, hombre, ¿no te has dado cuenta? Si es igualito a Demis Roussos. Le pones una túnica, le tiñes el pelo, y ya. A ver, Miguel, cántanos algo, que es por el bien de la patria…

—… Quiero bailar contigo esta canción, canta, ríe, baila, hazme soñar! Y espera, espera, que esta otra me queda muy bien: ¡Adiós, amor, adiós, no tienes que llorar…!

Es que se embalaba.

—Y si las quieres en inglés, en inglés, que ya sabes cómo me las gasto: ¡Goodbye, my love, goodbye, goodbye and au revoir!

—Muy bien, Miguel, muy bien. Ensaya un poquito más, anda, que ese gorgorito final…

—Hombre, yo hubiera preferido Juanito Valderrama, pero si es por España…

El comandante del Centro Nacional de Inteligencia al que se le encomendó la misión lo preparó todo en un santiamén.

—Les hemos hecho una documentación falsa a nombre de Tomás Roussos, que siempre podrá decir que es un primo español que tiene Demis. El de Ana Pastor es el de verdad. Les hemos puesto que son un cantante flamenco…

— ¡Eso, eso, Juanito Valderrama!: ¡Un coro de serafines hay en el altar mayor, que está mi niña tomando su primera comunión!

—… Y su doctora personal.

—La que me espera, oí decir a Ana Pastor…

Me metí en el avión porque nunca había estado en Grecia. Siempre me había dado mucha pereza, que para antigüedades ya estaba yo mismo, que ni recuerdo cuándo empecé a ser un fantasma. Lo mismo soy contemporáneo del Partenón, tantos siglos deambulando… Me llevé a Azorín, para que hiciera juego con el paisaje. Por lo pedregoso, digo. Despegaba el avión y se oyó una canción…

— ¡Y adiós mi España querida, dentro de mi alma te llevo metida, y aunque soy un emigrante, jamás en la vida yo podré olvidarte!

—Y mientras los pasajeros prorrumpían en un estruendoso y coordinado olé, yo capté a la Pastor:

—La que me ha hecho el presidente… No me nombra ministra de Sanidad y ahora tengo que acompañar a este…

…Y es que la ministra de Fomento estaba más que quemada, que en los últimos meses se había dedicado en cuerpo y alma a hacer la catedral de Zamora con palillos, a ver si así al menos la nombraban madrina de las fiestas, que no tenía ni para media hora de trabajo… a la semana. Montoro no la dejaba gastar ni un duro, que la tenía a raya…

—Ya te autoricé el camino rural que me pediste…

—Pero si era de 26 metros…

—Ya, ya, pero hasta te di un crédito extraordinario de 12 euros para que pusieras un cartelito…

—Pues me costó 20 el rotulador y tuve que poner ocho de mi sueldo…

En el Hospital General de Ática, 40 grados a la sombra, les recibieron muy bien.

—Así que quiere ver el hospital a ver si se ingresa para perder unos kilitos… Pues eso lo tenemos chupado, que ya hemos decidido dar de comer medio plátano a cada paciente, a ver si llegan hasta octubre, cuando caerán más euros del BCE… Oiga, y ahora que le miro, es usted igualito a un tipo que canta trikitrikitriki…

—Me lo dicen mucho, sí…

—La barba, Arias, que se te mueve, oí a Ana Pastor que le susurraba al ministro…

—Pues aquí tenemos una de nuestras mejores salas, estaba diciendo uno de los jefes del hospital ante un solar de cemento que parecía el parking, que es donde aplicamos a los enfermos uno de nuestros tratamientos de fama mundial, la solterapia, que en griego la llamamos helioterapia, que ya suena de otra manera.

— ¿Y cómo funciona?, preguntó Ana Pastor en su condición de especialista.

—Nada, fácil. Los sacas aquí, a la solana, y ya. Son 46 grados con el cemento, así que al que no se le seca la herida para qué vamos a seguir…

En una sala más pequeña había seis o siete enfermos. Y un frigorífico.

—Con estos ensayamos la técnica que aquí denominamos la crioterapia de Pericles. Estamos en fase de experimentación, pero tiene buena pinta. Les metes la cabeza y así están seis o siete horas. Por lo menos se quedan sin habla.

— ¿Y alguna otra técnica?

—Sí, bueno, antes utilizábamos las risoterapia, pero llegó un tipo de Bruselas y nos preguntó que de qué nos estábamos riendo… Y es verdad: ¿de qué nos podemos reír? Así que lo cambiamos por la lloroterapia, pero no es lo mismo. Queríamos probar la mentaralamadredeangelamerkelte rapia, pero aún no hemos empezado…

A las operaciones sin bisturí ni hilo ni desinfectantes ni vendas no entraron, que ya habían visto suficiente.

Antes de despedirnos, Yorgos Aristopoulos, el director, nos recibió muy amablemente y nos llevó a un aparte: ¿Y no tendrán ustedes una aspirinita por ahí? Por cierto, ¿le han dicho alguna vez que es usted igualito que Demis Roussos?…

Volvimos a España. Azorín, el pobre me preguntaba: Oye, Leandro, ¿y no podías haberme traído a otro viaje más alegre, que vuelvo con el cuerpo del revés?...

En cuanto le dieron el parte a Mariano…

— ¡Me voy a hacer un rosario con tus dientes de marfil!

— ¡Basta, Miguel, basta!, gritó Ana Pastor, que ya no podía más.

… El presidente les mandó a ver a Montoro. “Corriendo”, dijo concretamente.

—A ver, Pastor. Que sumar tú sabes. Mil, tres mil, setenta mil, doce, quince, ochocientos mil… ¡Cinco millones que nos vamos a ahorrar, y eso solo con lo de los plátanos! Que si la solterapia usamos… Primero, que lo prueben en Andalucía.

Informaron a Ana Mato.

— ¡Qué guay!, dijo.

Mañana, siguiente capítulo: El caso del cuchillo asesino.

Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese. ... (ver texto completo)
El PP veta todas las comparecencias del Gobierno que pidió la oposición
IU abandona la Diputación Permanente del Congreso para no ser "cómplices" de una "farsa". El PSOE considera que ahora es más necesario que nunca que el Ejecutivo "dé la cara"

ESTOS SON LOS QUE ESTAN DESTRUYENDO LA CREDIBILIDAD DE ESPAÑA, Y NO GORDILLO.

Alonso ha adelantado que su grupo va a rechazar todas las peticiones de comparecencia que ha hecho la oposición -31 solicitudes para once ministros- porque de aprobarse ... (ver texto completo)
Very well, Barack, very well RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

Lo peor que tiene traer a los ectoplasmas en los viajes es que enseguida les da la nostálgica. En EE UU el que se pone más pesado es Azorín

Me dije que una visita a América siempre tiene su gracia. Primero fuimos a Estados Unidos. Yo ya he ido mucho, a América, digo, que con los lazos con los del sur, y desde que Felipe se hizo atlantista con el norte, los presis no han parado de aparecer por allí. Estados Unidos le ... (ver texto completo)
Estas sembrao ruccio.
Very well, Barack, very well RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

Lo peor que tiene traer a los ectoplasmas en los viajes es que enseguida les da la nostálgica. En EE UU el que se pone más pesado es Azorín

Me dije que una visita a América siempre tiene su gracia. Primero fuimos a Estados Unidos. Yo ya he ido mucho, a América, digo, que con los lazos con los del sur, y desde que Felipe se hizo atlantista con el norte, los presis no han parado de aparecer por allí. Estados Unidos le ... (ver texto completo)
Pistolas Santa Teresa, SA RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

Hora es ya, o bien llegada es la hora, que le oí decir a Cánovas en innumerables ocasiones cuando ejercía de fantasma en el Congreso, de que les cuente lo del búnker, ese que tan afanosamente buscaban los iranís. Porque existe. Y el que crea que es cosa de poco, apenas algo más que un apartamento blindado, se equivoca, que son 7.500 metros cuadrados bajo tierra.

—… Si es que se ha empeñado Morenés, que ya le he dicho que para ver búnkeres estamos ahora…

— ¿Y qué te ha respondido?, le preguntó Ana Pastor, que estaba mucho por La Moncloa porque como ministra de Fomento, antes del gasto, no tenía absolutamente nada que hacer, dado que no se invertía ni un duro y lo más que se hacía en su ministerio era pensar si se cobraba más por pasar los túneles, que habían costado un congo.

Se encontraron todos en la puerta del túnel de entrada, venga de cháchara. La nota lúdico-festiva la puso una tuna

—Pues que le parece el mejor momento, que lo mismo se nos subleva el personal y nos tenemos que refugiar en el búnker, que ya sabes que más que ministro de Defensa es Don alegrías… Y me ha dicho, además, que nos quiere dar una sorpresa…

Así que el presidente cedió y dejó que Morenés preparara la visita del Gabinete en pleno al famoso búnker, que todos sabían que existía, claro, pero que nadie lo había pisado.

—Hoy he visto en el jardín a unos tíos muy raros, que iban pegados a las paredes y tenían muy mala cara, como si estuvieran verdes, le preguntó un día Arias Cañete a Margallo.

—Esos deben ser los funcionarios del búnker. Tú haz como si no los vieras, que son de mucho secreto.

Les dije a los ectoplasmas que se sumaran a la excursión. Solo se apuntaron Por consiguiente, que no perdona una, y que nos dijo que él ya había estado dentro, y Azorín. Yo también lo conozco, so listo, replicó desabrido, que genio y figura. Para Ecto era un problema, por lo de las escaleras, Fito, el pobre, estaba cada vez más desanimado, y Om dijo que él era pacifista y que no ponía un pie en aquel edificio. Y a mucha honra, nos soltó. Ya le dijimos que allí no había armas, que era otra cosa, pero nada. Por si acaso, respondió. Por consiguiente pretendió explicarnos por qué se hizo el búnker, que si la OTAN y tal. No le dejamos. Azorín tuvo que explicarnos dos veces, porque no le oíamos de las carcajadas que nos entraban a Por consiguiente y a mí, de cuando Álvarez Cascos se encerró aquí en la Nochevieja del 2000, la del anunciado efecto, por si el mundo se desbarataba con la llegada del nuevo siglo. Unas risas que nos entraban de imaginarnos el cuadro… Allí ellos tan serios con las uvas, viendo a Ramón García con capa en TVE y agobiados por si se acababa el mundo…

Así que allí se encontraron todos en la puerta del túnel de entrada, venga de cháchara. La nota lúdico-festiva la puso una tuna de la Facultad de Derecho, que Juan Ignacio Wert, con indudable galanura, encabezaba y dirigía. ¡Qué admirable su juego de codos y rodillas para hacer sonar la pandereta!, se decían asombrados los ministros, que pidieron, y obtuvieron de la generosidad del conjunto bandurriero, una sentida interpretación de Clavelitos, que cogidos por los hombros, y en agradable confraternización, acompañaron con sus cánticos los ministros a los venerables tunos, algunos de ellos, por decirlo todo, más comatosos que venerables, dada su provecta edad.

Y fue en ese momento de alegre y sana algarabía cuando se oyó un prolongado sollozo:

— ¡Yo no entro ahí, de ninguna manera, que lo que queréis es encerrarme y que no salga! ¡Me vais a dejar ahí dentro, me vais a dejar ahí dentro, sin pan y sin agua!

—Pero Fátima, cómo puedes pensar eso, mujer, la reconfortaba el presidente…

— ¡Pero qué desgraciada soy, si yo no quería ser ministra de Trabajo, que me engañaron!

—Toma, como que nadie quería serlo…

Optaron pues por dejarla fuera, junto a la tuna, a ver si se animaba un poco, que tampoco allí abajo iba a servir de nada, que lo mismo se echa una llantina encima de cualquier aparato de esos que cuestan un dineral y lo estropea, que estos archiperres, que así los llamaba el presidente, son muy delicados…

—Yo lo sé desde que me hicieron aquellos experimentos con lo del alquitrán, que yo solo veía unos hilos de plastilina y…

—Bueno, bueno, eso déjalo, presidente, que ahora estamos a otra cosa, intervino rápido la vicepresidenta, que cambió el tercio. Por cierto, me he estudiado hoy la normativa que rige para los funcionarios que aquí trabajan, y creo que voy a reformar los artículos 12, 17 y 254 bis del Reglamento, que no me gusta nada, que fijaos los que dice el artículo 12: Todo aquel…

—Disculpe la señora vicepresidenta que me permita interrumpir su interesantísima aportación jurídica, tan valiosa como es habitual, dijo Morenés —que a mí más que un ministro me parecía el maître de la Tour d'Argent— pero quería llamarles la atención sobre el grosor de estos muros de hormigón armado, reforzados con acero y titanio ante un posible ataque nuclear… (Tiros y calibres, SA, ponía en un cartelito)

—…Ahora, el ordenador ultramoderno de uso militar… (McWarren, Ltd., la marca de la multinacional en otro letrero)

—…Esta es la sala de mapas… (Antimisiles El precio justo, SA, neón)

—… aquí los comedores y allá los frigoríficos gigantes… (El racimo de oro SA, bombas, otro neón)…

—… y estos los dormitorios, alto standing, con cuartos de baño alicatados hasta el techo, grifería de primera clase… (PST, Pistolas Santa Teresa, SA, en un display).

—Una pasta que costar debería cuando hizo Felipe, un dispendio. Y tres plantas, interrumpió enfadadísimo Montoro.

Sacó la calculadora que siempre llevaba el ministro de Hacienda y sumó rápido.

—Solo en muros y mobiliario nos podíamos haber ahorrado tropecientos millones, que si se hacen de plástico —bueno, eso sí, que yo digo que no— te ahorras un dineral. Y esas butacas, un lujo, que si las compras en Ikea… Por no hablar del ordenador de comunicaciones, que con unos buenos gritos…

—No quisiera parecer que rectifico a mi colega, dijo Guindos, pero creo que no son tropecientos millones, sino equis menos de tropecientos, que he hecho las operaciones con esta calculadora electrónica last generation y hi-fi que me ha regalado mi amigo Mario Draghi…

—Oye, Pedro, preguntó el presidente, ¿y este estudio de televisión?

—Hombre, por si hace falta dirigirse a la nación…

—Pues por mí ya lo puedes clausurar, que si ahora no salgo, ya me contarás si encima empeora la cosa… Oye, ¿y qué era eso que nos querías contar?

—Pues verás, presidente, quisiera llamar la atención de mis siempre admirados colegas, a los que profeso…

—Tira, Morenés, tira, que tenemos prisa…

—Supongo que habréis notado unos cartelitos que he puesto estratégicamente en algunos lugares… Bueno, son empresas muy solidarias, que conocedoras —por mí mismo, sin ir más lejos, que he sido consejero de todas— de la difícil situación por la que atraviesa nuestro país están dispuestas a patrocinar esta gran idea que hemos elaborado en mi departamento, un plan que seguro que os va a gustar porque aúna…

— ¡Tira, Morenés, tira, que se nos hace de noche!, gritaron a coro todos los ministros.

— ¡Vamos a organizar una visita guiada al búnker de La Moncloa! Y hasta tenemos la publicidad: ¡Viva en directo la angustia que sentiría Mariano Rajoy ante un ataque nuclear!

— ¡Hombre, Pedro!

—Bueno, era solo una propuesta… Pondremos la entrada a no menos de diez euros, aunque miraríamos lo de jubilados, niños y militares sin graduación…

— ¡Una pasta, tío, una pasta!, se oyó decir a Montoro.

—Bueno, una pasta y un poco más, si se hacen bien los cálculos, puntualizó Guindos.

—Y no he acabado, frenó los vítores Morenés, que vamos a privatizarlo, otra panocha, y voy a pasar a varios generales a la empresa nueva para que hagan de guía y así ahorrarnos los gastos, otra panocha…

— ¡Bravo!, gritaba el Gabinete en pleno.

—Ah, y no os preocupéis por lo de la empresa nueva, que tengo yo unos conocidos que estarían dispuestos a sacrificarse…

Mañana, siguiente capítulo: Very well, Barack, very well.

Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese. ... (ver texto completo)
AL INDIVIDUO LLAMADO ANTONIO BETETA - Secretario de Estado de Función Pública

Con sorpresa, estupor y fuera de mi jornada laboral leo sus declaraciones acerca de los funcionarios y, como le veo muy crecidito he decidido responderle del mismo modo y comienzo diciéndole que es usted un “mal nacido”, y ahora me explico.

Mi nombre es Agustín González, soy funcionario de carrera desde hace 32 años y presto mis servicios en el Ayuntamiento de Arganda del Rey. Al día de hoy mi salario neto está ... (ver texto completo)
Me sumo a los tres olés anteriores, y hasta seis porque se me antoja.

El individuo ese, ni siquiera dice las cosas tan claras; ni se expresa mejor que tú -porque no sabe-; ni vive con mil euros -porque tampoco sabría, aunque es con lo que tendría que vivir-; ni lo que dice es serio ni de recibo -como todo sinvergüenza y además "político"-.

¿Habrá sido en alguna ocasión funcionario -que no creo que valga ni sepa como para ello-, lo haya hecho él así y por eso diga lo que vocifera?

¿Habrá ... (ver texto completo)
AL INDIVIDUO LLAMADO ANTONIO BETETA - Secretario de Estado de Función Pública

Con sorpresa, estupor y fuera de mi jornada laboral leo sus declaraciones acerca de los funcionarios y, como le veo muy crecidito he decidido responderle del mismo modo y comienzo diciéndole que es usted un “mal nacido”, y ahora me explico.

Mi nombre es Agustín González, soy funcionario de carrera desde hace 32 años y presto mis servicios en el Ayuntamiento de Arganda del Rey. Al día de hoy mi salario neto está ... (ver texto completo)
Ole, ole y ole. Dale marcha a ese borriquillo.
¡Alá es grande! RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

(Viene del capítulo XIV)

Volví por un momento al despacho del presidente, que el embajador ya debía estar acabando su entrevista. Presentía yo que el final del encuentro tendría que coincidir con el fin, fuera cual fuera, de las maniobras en el jardín entre unos y otros.

—…Por lo que puedo asegurarle, señor presidente, que nuestro programa nuclear no esconde ningún ánimo bélico…

— ¡Atchíssss!, estornudó el ficus de la esquina.

Por un momento todos se quedaron en silencio y con la vista fija en la hermosísima planta que superaba el metro ochenta. Interrumpió su discurso el embajador, enmudeció el presidente, que no daba crédito a lo que había oído, y solo Margallo reaccionó con presteza.

—No es nada, no se preocupen, es que es un ficus que trajeron de la selva panameña y allí está acostumbrado a temperaturas de 40 grados, y claro, aquí, en el despacho, en cuanto que el aire acondicionado está un poquito fuerte… Pero no se preocupen, que ahora mismo lo retiramos. Usted siga, embajador, siga… ¡Conserje!

Afuera esperaba el comandante del CNI.

— ¡Facúndez, pero cómo se le ha ocurrido estornudar en mitad de la conversación! No voy a tener más remedio que meterle un correctivo, ha estado a punto de causar un desastre diplomático…

—Pero mi comandante, si es que ya le dije que soy alérgico a las plantas. Si al menos hubieran escogido el de plástico que les dije…

—Pero cómo vamos a tener un ficus de plástico en el despacho del presidente del Gobierno, Facúndez, que está usted tonto…

Volví afuera y mi sexto sentido, que comprenderán que un buen fantasma puede tener seis sentidos, e incluso siete si se tercia, me decía a gritos que extremara la atención. Y sí, se advertía un algo flotante en el ambiente que hacía que se notara agitados a los rumanos, menos cantarina el agua de las fuentes y algo temblorosas las hojas de los bojs.

Y fue en ese momento cuando todo reventó y los hechos se sucedieron a velocidad vertiginosa, que como será la cosa que me pareció que a alguno de las estatuas vivientes se le ponía cara de Matt Damon, que el jardín pareció convertirse en un escenario de cualquier episodio de Bourne.

—También parece de Misión Imposible y podía tener cara de Tom Cruise, me corrigió Azorín, que el caso era incordiar…

El disparo de salida —metafóricamente hablando— se produjo cuando uno de los rumanos sacó de entre los vendajes mugrientos una acordeón de gran tamaño y de forma muy sentida comenzó a tocar El Gato montés, que en aquella soleada tarde a no pocos de los miembros del CNI les recordó la plaza de toros de las Ventas en sus tardes gloriosas, tal era la habilidad de aquel vagabundo para arrancar a su acordeón los acordes más castizos del inmortal pasodoble, alma española llenando la atmósfera del jardín…

Pero mientras los agentes del CNI, con el corazón apretujado por la emoción se arremolinaban cerca del acordeonista, norteamericanos e israelís no perdían el tiempo, pues eran conscientes de la maniobra de distracción que habían emprendido los iranís. Así que los bojs, aprovechando la falta de atención de los agentes del CNI, se plantaron en unos cuantos saltos en las cercanías de aquellos, sin que nadie advirtiera la calva que dejaron donde estaban antes y la extraña concentración de arbustos en la esquina contraria. Mientras, las fuentes se hacían airosos y alegres columpios, y las estatuas vivientes se reconvertían: la Diana cazadora se transformó en un compacto y sufriente Laooconte y sus hijos, mientras David pasó a ser una piadosísima Dolorosa, confirmando de esta manera los muchos rumores que de siempre habían existido en torno al sexo real de David, que no pocos eruditos tenían abundante obra escrita en torno a este mito, que si David, que si Davidia. Bien.

Consideró en ese momento el acordeonista que el arrobo que ya había logrado entre el auditorio exigía un cambio, camino del final de la operación, y al vibrante felino le siguió un riquísimo popurrí, que de Joselito pasaba a Amparito Roca, de El Gallo a España cañí e incluso a Marcial, sin olvidar a Paquito el Chocolatero, ampliamente celebrado por la concurrencia con unos estentóreos olés surgidos de lo más hondo del alma de aquellos valerosos soldados transmutados en espías, que de muchas maneras se puede defender a la patria.

Y así, mientras el agente-músico ejercía su trabajo, el resto de los iranís se desplegaba por un ala del jardín y volvieron a entremezclase las conversaciones cifradas, ahora a gran velocidad.

—Adelante, Jafar, puerta vista. Repito, puerta vista. Alá es grande. Corto.

— ¿Una puerta grande, Majid? Aclara eso. Corto.

— ¡No, no. Que ya he localizado la puerta y que Alá es grande, Jafar!

— ¡Misión cumplida, Majid. Retirada, retirada para todos. Alá es grande, pero no se olviden de llevarse las limosnas, que hay que comprar el metrobús. Corto!

—Efraím, lo he visto todo, solo querían ver la puerta del búnker. Corto.

— ¿Y no van a entrar, Amos? Corto.

—En absoluto, que los veo de retirada… Corto, no, espera, que hay un lío… Ahora te llamo. Corto.

Y es que los israelís habían dejado de ser columpios, unos, y estatuas vivientes los demás, y se habían vestido con los trajes de policía municipal que habían escondido ladinamente en los pedestales. Así pertrechados, se acercaron a los rumanos; recogidos los platillos de las dádivas y plegado el acordeón, se retiraban a toda velocidad.

—Chist, chist, ahí paraos… Más despacito, más despacito, que a ver ande vais vosotros, que seguro que no tenís ni papeles ni ná... les abordó el jefe del comando israelí, que había pasado varios meses ensayando el peculiar argot de los municipales madrileños…

Vi que el resto del comando del Mossad se encargaba de hablar con los del CNI, y les decían aquello de…

—…Tranqui, chavales, ni os molestéis, que a estos ya les conocemos y les venimos siguiendo desde Argüelles, lo que pasa es que como no tenemos coche, por lo de los recortes, ya sabéis, hemos tenido que coger el autobús, y no veas lo que tarda… Ná, nos los llevamos ya… Vosotros a lo importante, a defender al presidente, que lo nuestro es lo de chichinabo…

Y en un momento les plantaron a los rumanos-iranís una tira de cinta adhesiva en la boca y con cuatro llaves los inmovilizaron para irse corriendo hasta los coches que estaban en el exterior.

—Que se los queden, Efraim, que para qué los queremos nosotros, dijo el de la CIA. Corto.

—Pues para casa, que tengo una rama en la oreja que me está haciendo polvo. Corto.

—Adiós, presidente, ha sido un honor, se despedía el embajador.

—Adiós, adiós, un placer. Y muy interesante lo de los kayak…

—Kayar, presidente, kayar…

—Sí, eso, kayak…

—Señor presidente, dijo el coronel del CNI que había organizado el despliegue.

—Diga, coronel, diga…

—La Operación "Petróleo-bueno-bonito-barato" ha sido todo un éxito, que mis hombres han logrado impedir que ningún agente extranjero haya traspasado el perímetro de seguridad. La profesionalidad de nuestros agentes, una vez más, ha quedado demostrada. ¡Viva España!, gritó, que los coroneles en general y éste en particular ya he visto yo que enseguida se emocionan y les sale el grito a poco que se descuiden.

—Descanse, descanse… Respecto al del estornudo...

—Señor presidente, me ha dicho la viceppresidenta que le haga saber que el interfecto se quedará hasta el retiro en el cuartel para limpiar los zapatos de varios regimientos…

Les dejé a lo suyo y en ese momento capté, muy débil, una última conversación.

—La bomba déjala en el acordeón, Majid, ni se te ocurra… Lo del cerdo da igual… No, no…

¡BOOOOOOOOOOOOMMMMM!

Miré, y allá a la altura de la Moncloa, se veía una nubecilla de humo…

Lo mismo se han cargado el Arco del Triunfo, se alegró Om, que en cuanto le hablabas de romper algo de Franco se le alegraba la pajarilla.

Y todo este jaleo por el búnker. Fíjense. Que vaya risa me he estado echando con los ectoplasmas. Otro día les cuento del búnker.

Mañana, siguiente capítulo: Pistolas Santa Teresa.

Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese. ... (ver texto completo)
AL INDIVIDUO LLAMADO ANTONIO BETETA - Secretario de Estado de Función Pública

Con sorpresa, estupor y fuera de mi jornada laboral leo sus declaraciones acerca de los funcionarios y, como le veo muy crecidito he decidido responderle del mismo modo y comienzo diciéndole que es usted un “mal nacido”, y ahora me explico.

Mi nombre es Agustín González, soy funcionario de carrera desde hace 32 años y presto mis servicios en el Ayuntamiento de Arganda del Rey. Al día de hoy mi salario neto está ... (ver texto completo)
Una aglomeración de espías RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

Los de la CIA iban como bojs, que ya había notado yo un cierto amontonamiento de estos resistentes arbustos en una esquina del jardín

Sabía que era un día importante pero nunca pude imaginar cuánto. Aquello era una locura, una batahola, un tiovivo de gentes de acá para allá, de uniforme y sin él. Y eso solo si se contaban los policías, guardias civiles y militares que pululaban por Palacio. Súmenle a aquella carretada ... (ver texto completo)
Guten Morgen, Herr Präsident! RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

otaba yo que los ectoplasmas estaban así como aburridos, que después de la kermés, con lo bien que nos lo pasamos a pesar de la turra de Por consiguiente, ya no habíamos tenido otro momento de auténtico desahogo, que aunque los incorpóreos aguantamos lo que nos echen, en ocasiones necesitamos algún momento de parranda, que también tenemos nuestra vesiculita. Ya, ya sé, que los humanos dicen corazoncito, pero qué quieren, nosotros decimos vesiculita. Desde tiempo inmemorial, que ya en los libros de los nigromantes… Así que los reuní, que andaban tirados por ahí, Fito ya un puro céfiro, Ecto con la nariz hecha polvo de intentar ayudarse a tocar la Bagatelle sans tonalitéde Listz en el piano, Por consiguiente hablando consigo mismo, Azorín regañando a la silla y Om asomado a la ventana viendo las nubes.

Les di tal alegría que los que podían hacerlo, ya saben la triste situación de Fito y Ecto, dieron saltos de alegría, si a lo que hizo Om se le puede llamar salto. Un ligero movimiento de rodillas. Suficiente para su estilo.

— ¡Hoy va a tener Mariano clases de alemán!, les anuncié con tono eufórico.

— ¡Bien, otro más!, gritaron.

Y es que habíamos sido testigos de cuando Felipe, Aznar y Zapatero no tuvieron más remedio que dar clases de inglés. Oigan, qué risas. Leopoldo era otra cosa, que él hablaba, o eso decía, inglés, francés, italiano, alemán y portugués. Adolfo, no: el español y el por teléfono, me susurra Fito…

Habían tomado la decisión de las clases tras un despacho con García Margallo, que ya le había advertido al presidente de que Angela Merkel estaba de un humor de perros, que lo de Hollande —So ein Scheissfranzosensozi! (¡Ese gabacho socialdemócrata de mierda!)— conseguía sacarla de quicio y no estaba dispuesta a ceder ni una décima con España, Faule Hunde! Immer nur Flamenco und Siesta! (¡Malditos vagos, venga de flamenco y siesta!).

—Procura, le decía Margallo, poner tu mejor sonrisa y decirle un par de cosas en alemán. Poco, para que ella vea el esfuerzo… Que así lo hacía yo cuando vendía telas país por país, que si una sonrisita, que si un qué guapa está usted, qué bien le sienta el amarillo…

—Oye, Margallo, dado que el presidente soy yo, y el ministro de Exteriores, tú, ¿por qué no te pones a mi lado y vas diciendo tú mismo esas cosas?

—No, no, tiene que ser el presidente quien hable, para que impresiones a la Merkel esta que nos tiene con la soga al cuello, oye, qué agobio.

— ¿Y si se lo decimos a Wert? ¿Ese no sabía no sé cuántos idiomas?

—Aquí estoy, presidente, que ha sido invocar mi nombre y como un reloj siempre a tu disposición. Por cierto, sabes ese del alemán, el francés y el español que…

—Quita, quita, que con chistes le vas a ir tú a la Merkel, que Sarkozy quiso hacer una broma y casi le tira la jarra a la cabeza… Hala, hala, dejadme solo, que una vez más me voy a sacrificar por todos los españoles. Incluso por Rubalcaba. Que entre la profesora…

Y rezongaba: “Quién me mandará a mí ser presidente de nada, con lo que bien que se debe estar con este calorcito en Santa Pola…”.

Así que nos arrellanamos con tranquilidad —bueno, Ecto ya saben hasta qué tranquilidad llega— dispuestos a asistir al espectáculo.

—Guten Morgen, Herr Präsident (Buenos días, señor presidente), dijo la profesora, que se la habían buscado un poquito entrada en carnes, rubia y con el pelo cortado a tazón, para que Mariano se fuera acostumbrando. Sonreía. Pero era de mentira. Como frau Merkel.

—Wie oft muss Ich Ihnen sagen dass Sie Trottel sind? (¿Cuántas veces voy a tener que repetirle que es usted un zote?), se aprovechaba frau de que Rajoy la miraba sin entender nada y un punto compungido, que ya se daba cuenta él de que aquello no era su fuerte.

Y para ella misma: Wie ist es möglich dass dieser Herr keine drei Sätze in einer verständliche, allmählich nicht so schelchte undeutliche Deutsche Sprache sagenkann? (“ ¿Será posible que no consiga que este señor articule tres frases en un alemán no digo ya bueno, no, simplemente humano?”).

—A ver, señor presidente, no se me ponga nervioso. Guten Morgen, meine liebe Freundin Angela… (Buenos días, querida amiga Angela…).

—No, qué va, si yo no me pongo nervioso, doña Herta Frankel…

— ¡Feuchtwanger, Herta Feuchtwanger!

—Pues eso, Herta Frankel…

¿Cómo no acordarnos de los tiempos pasados? El primero en comentarlo fue Por consiguiente. Como era habitual. ¿Os acordáis?, dijo.

—Jau du yu du, les decían los profesores, altamente respetuosos ante la alta categoría del alumno.

—Jaudúyú, decía Felipe.

—No, no, Jaudúyú, no, le decían con delicadeza. Es Jau du yu du, presidente.

—Pues eso, decía él, Jaudúyú…

Por consiguiente y yo nos las pasábamos de muerte viendo los sudores de los profesores y cómo se le iba torciendo el gesto a Felipe, que con todo lo que había que hacer, que si construir Europa, que si arreglar Latinoamérica, que si inaugurar la Expo, hacer el AVE, conseguir los Juegos para Barcelona y que si tal y que si cual, no iba a perder el tiempo con el duyú. Así que llamó a Julio Feo.

— ¡Fuera, no quiero más english! Hablo en francés —o eso que hablo yo— y se acabó. El que no me entienda que oiga al intérprete, que para eso nos cuestan una panocha, para que hablen ellos, que si no, encima se dedican a cachondearse de nosotros.

Y Julio Feo, que me acuerdo muy bien de lo mal encarado que era, feliz de dar un grito a alguien.

—Usted, profesor de inglés, a la puta calle…

Con Aznar fue aún más divertido, que a pesar de que Azorín es como es, más bien sieso y con permanente cara de ajo pocho, no puede evitar ponerse colorado ante el desastre que era su jefe.

—He dicho Jáuduyu, y no me gustaría tener que repetirlo más, profesor. Jáuduyu. Y ya.

Pero el colorado de Azorín se troca enseguida en un carcajeo contagioso cuando recordamos que estos presidentes nos han dado muy pocas ocasiones de soltar el muelle de la risa, aquella vez que salió muy serio a aquella rueda de prensa, que había estado con su amigo George Bush y nos dijo aquello de ‘Estamooouuuus trabajandoooouuuu en elloooouuuu…’. Porque tampoco es que Aznar se manejara con excesiva fluidez en el idioma de Shakespeare…

— ¿En qué idioma habla y qué está diciendo ese señor bajito de bigote?, preguntó Rupert Murdoch el día que se conocieron.

—Dice que está muy contento de conocerle, señor. Y está intentando hablar inglés.

—Ya. Inglés. Que no se esfuerce más, pobre. Que me hable por señas. A lo mejor le entiendo algo…

¿Dice algo Om? Nada. Pero también asistimos a sus clases. Eran más distendidas, que se las daba algún amigo jugando al baloncesto.

— ¡Uj, ag, huy!

— ¿Has dicho alguna frase en inglés o es que estás cansado?

Bien es verdad que lo necesitaba poco, porque lo suyo no eran las relaciones con la Casa Blanca, para qué engañarnos, que era hablarle de Washington y le daban como retortijones…

¿Y Mariano?, preguntan los ectoplasmas, que ellos no asisten a reuniones con mandatarios extranjeros, que los tengo a raya, que cada uno en su casa y yo en las de todos.

Está estudiando, les digo. Lo de Guten Morgen a lo mejor se lo acaba aprendiendo. Pero con tiempo. Que tampoco esto es un aquí te pillo y aquí te mato…

O sea, que como todos, me dice Por consiguiente. Se esfuerza poco, recrimina Azorín mientras hace unas flexiones. Qué nube más bonita, aporta Om.

Mañana, siguiente capítulo: Una aglomeración de espías.

Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese. ... (ver texto completo)
¿Qué tal, Alfredo?, dijo el rododendro

RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

Rubalcaba miraba hacia donde yo estaba, guiñaba un ojo y señalaba con un dedo en mi dirección

A las órdenes de usía, don Alfredo! ¿Qué, de visita?, saludó alegre a la par que marcialmente el policía Futanítez.

— ¡Hombre, don Alfredo!, añadió el ujier mayor, ¡por aquí se le echa de menos!
... (ver texto completo)
¡Joder, Ruccio! No nos atormentes con todo lo que escribes. (Ahora que nadie nos ve te diré que en esta ocasión no he leído ni una sola y triste frase de tu comentario. Ahora vas y lo cascas.
¿Qué tal, Alfredo?, dijo el rododendro

RELATOS DE DON LEANDRO (José María Izquierdo)

Rubalcaba miraba hacia donde yo estaba, guiñaba un ojo y señalaba con un dedo en mi dirección

A las órdenes de usía, don Alfredo! ¿Qué, de visita?, saludó alegre a la par que marcialmente el policía Futanítez.

— ¡Hombre, don Alfredo!, añadió el ujier mayor, ¡por aquí se le echa de menos!
... (ver texto completo)