Publicado en 2008 por Dacio Machado
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Labrándose un futuro
El comienzo de su autosuficiencia económica, se remonta a 1962 (coincidiendo con su boda con Sofía), cuando el banquero Luis Valls Taberner comenzó a administrar una "suscripción popular" que aportaría liquidez económica a los recién casados. En aquella "renta básica real" colaboraban además de otros banqueros, muchos nobles y empresarios del franquismo, según indica Patricia Sverlo (seudónimo del autor) en su libro Un rey golpe a golpe.
Otro de los que ha declarado haber hecho transferencias importantes al monarca fue Ruiz Mateos. Tras la expropiación de Rumasa, siendo prófugo de la Justicia en Londres, acusó al rey de haber aceptado "miles de millones" no solo de su propio bolsillo, sino del de diversos empresarios. El Fiscal General del Estado le acusó de un delito de injurias: lo que podría haberse convertido en un sumario comprometedor quedó reducido a nada. En su libro El negocio de la libertad, Jesús Cacho habla de las vías de financiación personal del rey, según señala "una de las primeras formas conocidas fue el petróleo, las comisiones del crudo que importaba España para cubrir sus necesidades de energía. Nada más ocupar Juan Carlos I el trono a la muerte del dictador, Manuel Prado [y Colón de Carvajal, el hombre de confianza del rey] se dedicó a remitir varias misivas reales a otros tantos monarcas reinantes, especialmente del mundo árabe, para pedirles dinero en nombre del rey de España".
Hay constancia documental de una carta firmada por Juan Carlos I y dirigida al Sha de Persia, el 4 de julio de 1977, donde el monarca tras una descripción de la situación política dice: "me tomo la libertad, con todo respeto, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder 10 millones de dólares como tu contribución personal para el fortalecimiento de la monarquía española". Dos años después el Sha de Persia, títere de EE UU en la zona, cayó tras la revolución islámica.
Sus buenas relaciones con los dictadores árabes también quedó patente en la respuesta favorable de la monarquía saudí a la petición de un crédito de 100 millones de dólares. Exactamente la misma cantidad pagada por la empresa kuwaití KIO a Colón de Carvajal, indica Cacho. Y prosigue: "los pagos se justificaron en Kuwait por la necesidad de que, durante la llamada `Tormenta del Desierto", la aviación estadounidense pudiera disponer a su antojo de las bases aéreas españolas de Rota y Torrejón, para lo que era preciso `untar" a los políticos".
El último escándalo real llegó de Francia, donde en la instrucción del caso Elf (2003) por apropiación indebida, su ex presidente Le Floch- Prigent declaró sobre la compra de Ertoil "haber entregado 55 millones de francos en España a numerosos hombres políticos; en particular a los próximos a Felipe González y del entorno del rey Juan Carlos", con el que Le Floch-Prigent aseguraba haberse visto en múltiples ocasiones.
Según José García Abad, autor del libro La soledad del rey: "Felipe González hizo la vista gorda ante los negocietes y escapadas reales e incluso llegó a realizar alguna importante negociación en beneficio de la Familia Real: envió a su hombre de confianza, Julio Feo, a gestionar cerca del Gobierno griego la devolución de los bienes de la familia de doña Sofía, que habían sido confiscados cuando el rey Constantino fue destronado".
Próximos a Juan Carlos I aparecen además nombres como Mario Conde, Alfonso Escámez, los Albertos... Destaca en sus relaciones el conocido como "clan de Las Cuatro Estaciones", nombre del restaurante del que Miguel Arias, Joaquín Vázquez Alonso, Jaime Cardenal Pombo y el propio rey son socios. Algunos aparecieron implicados en la trama de Ibercorp. Entre ellos se tejió una tupida trama de negocios. Cardenal Pombo fue socio de Borja Prado (hijo de Manuel Prado) en el sector armamentístico. Este último también coparticipa, junto a su madre Paloma Eulate y la Infanta Elena en la empresa Micos Mi Primer Cole, SL. Borja Prado fue requerido como testigo por parte de la Audiencia Nacional en la instrucción del caso Banesto y se ha visto relacionado con traficantes de armas.
Joaquín Vázquez Alonso fue el constructor que remodeló en su día el Palacio de la Zarzuela, y socio de Cardenal Pombo y Arias en varios negocios inmobiliarios.
La desaparecida revista de investigación Kalegorría indicaba que próximo a este grupo estaba Francisco Sitges, ex presidente de Asturiana de Zinc y ex propietarios de los astilleros Mefasa. Esta empresa fue la encargada de construir el yate Fortuna, tras una adjudicación estatal. Sitges acabó en el banquillo de los acusados del caso Banesto.
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Labrándose un futuro
El comienzo de su autosuficiencia económica, se remonta a 1962 (coincidiendo con su boda con Sofía), cuando el banquero Luis Valls Taberner comenzó a administrar una "suscripción popular" que aportaría liquidez económica a los recién casados. En aquella "renta básica real" colaboraban además de otros banqueros, muchos nobles y empresarios del franquismo, según indica Patricia Sverlo (seudónimo del autor) en su libro Un rey golpe a golpe.
Otro de los que ha declarado haber hecho transferencias importantes al monarca fue Ruiz Mateos. Tras la expropiación de Rumasa, siendo prófugo de la Justicia en Londres, acusó al rey de haber aceptado "miles de millones" no solo de su propio bolsillo, sino del de diversos empresarios. El Fiscal General del Estado le acusó de un delito de injurias: lo que podría haberse convertido en un sumario comprometedor quedó reducido a nada. En su libro El negocio de la libertad, Jesús Cacho habla de las vías de financiación personal del rey, según señala "una de las primeras formas conocidas fue el petróleo, las comisiones del crudo que importaba España para cubrir sus necesidades de energía. Nada más ocupar Juan Carlos I el trono a la muerte del dictador, Manuel Prado [y Colón de Carvajal, el hombre de confianza del rey] se dedicó a remitir varias misivas reales a otros tantos monarcas reinantes, especialmente del mundo árabe, para pedirles dinero en nombre del rey de España".
Hay constancia documental de una carta firmada por Juan Carlos I y dirigida al Sha de Persia, el 4 de julio de 1977, donde el monarca tras una descripción de la situación política dice: "me tomo la libertad, con todo respeto, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder 10 millones de dólares como tu contribución personal para el fortalecimiento de la monarquía española". Dos años después el Sha de Persia, títere de EE UU en la zona, cayó tras la revolución islámica.
Sus buenas relaciones con los dictadores árabes también quedó patente en la respuesta favorable de la monarquía saudí a la petición de un crédito de 100 millones de dólares. Exactamente la misma cantidad pagada por la empresa kuwaití KIO a Colón de Carvajal, indica Cacho. Y prosigue: "los pagos se justificaron en Kuwait por la necesidad de que, durante la llamada `Tormenta del Desierto", la aviación estadounidense pudiera disponer a su antojo de las bases aéreas españolas de Rota y Torrejón, para lo que era preciso `untar" a los políticos".
El último escándalo real llegó de Francia, donde en la instrucción del caso Elf (2003) por apropiación indebida, su ex presidente Le Floch- Prigent declaró sobre la compra de Ertoil "haber entregado 55 millones de francos en España a numerosos hombres políticos; en particular a los próximos a Felipe González y del entorno del rey Juan Carlos", con el que Le Floch-Prigent aseguraba haberse visto en múltiples ocasiones.
Según José García Abad, autor del libro La soledad del rey: "Felipe González hizo la vista gorda ante los negocietes y escapadas reales e incluso llegó a realizar alguna importante negociación en beneficio de la Familia Real: envió a su hombre de confianza, Julio Feo, a gestionar cerca del Gobierno griego la devolución de los bienes de la familia de doña Sofía, que habían sido confiscados cuando el rey Constantino fue destronado".
Próximos a Juan Carlos I aparecen además nombres como Mario Conde, Alfonso Escámez, los Albertos... Destaca en sus relaciones el conocido como "clan de Las Cuatro Estaciones", nombre del restaurante del que Miguel Arias, Joaquín Vázquez Alonso, Jaime Cardenal Pombo y el propio rey son socios. Algunos aparecieron implicados en la trama de Ibercorp. Entre ellos se tejió una tupida trama de negocios. Cardenal Pombo fue socio de Borja Prado (hijo de Manuel Prado) en el sector armamentístico. Este último también coparticipa, junto a su madre Paloma Eulate y la Infanta Elena en la empresa Micos Mi Primer Cole, SL. Borja Prado fue requerido como testigo por parte de la Audiencia Nacional en la instrucción del caso Banesto y se ha visto relacionado con traficantes de armas.
Joaquín Vázquez Alonso fue el constructor que remodeló en su día el Palacio de la Zarzuela, y socio de Cardenal Pombo y Arias en varios negocios inmobiliarios.
La desaparecida revista de investigación Kalegorría indicaba que próximo a este grupo estaba Francisco Sitges, ex presidente de Asturiana de Zinc y ex propietarios de los astilleros Mefasa. Esta empresa fue la encargada de construir el yate Fortuna, tras una adjudicación estatal. Sitges acabó en el banquillo de los acusados del caso Banesto.