No es desánimo, Majestad; es cabreo supino
No es desánimo, Majestad; es cabreo supino EFE
PUBLICADO 26/12/2020 04:45
Presentado como el 'discurso más difícil de su reinado', resultó ser uno de los más melifluos e irrelevantes, dadas las circunstancias por las que atravesamos. Esto es, con un país al borde de la quiebra, con una economía agónica, desbaratada y sin futuro (los organismos internacionales nos sitúan a la cola de todos los furgones de cola). Por no hablar de los 70.000 muertos que el Gobierno desprecia e ignora. Fue un discurso más. La tópica palabrería emotiva y vana de Nochebuena emitida desde el despacho de la Zarzuela.
El pavoroso escenario de nuestros días se prestaba quizás a un tono de mayor intensidad, tanto en el consuelo como en la denuncia, en el aliento como en la contrición. Poca cosa hubo. Un mensaje lábil, utilitario, rutinario, sin una arista para no molestar, sin un quejido para no irritar. Cinco folios con el sello continuista de la Casa, sin apenas un toque de personalidad, de relevancia, sin un poso con vocación de conmover, de entusiasmar, de ser comentado, mencionado y recordado. De aferrarse a él como a un estandarte. Buscaba pasar inadvertido, como si en Palacio se hubiera asumido, sin siquiera dudarlo, aquella máxima de que 'el Rey no puede decir más de lo que dice'.
La Corona atraviesa por los momentos más críticos desde su restauración. Nadie lo duda. Como también es verdad asentada que la Institución tiene sentido si es útil. Y esta Nochebuena apenas lo fue. Pocos esperaban, es lógico, una alocución vehemente y flamígera sobre nuestro actual drama. Lo que se escuchó, sin embargo, en todos los hogares de España, fue una especie de tediosa cantinela 'sanchista' y bonancible que alentó cierta decepción y abrió las puertas al desencanto.
No es desánimo, Majestad; es cabreo supino EFE
PUBLICADO 26/12/2020 04:45
Presentado como el 'discurso más difícil de su reinado', resultó ser uno de los más melifluos e irrelevantes, dadas las circunstancias por las que atravesamos. Esto es, con un país al borde de la quiebra, con una economía agónica, desbaratada y sin futuro (los organismos internacionales nos sitúan a la cola de todos los furgones de cola). Por no hablar de los 70.000 muertos que el Gobierno desprecia e ignora. Fue un discurso más. La tópica palabrería emotiva y vana de Nochebuena emitida desde el despacho de la Zarzuela.
El pavoroso escenario de nuestros días se prestaba quizás a un tono de mayor intensidad, tanto en el consuelo como en la denuncia, en el aliento como en la contrición. Poca cosa hubo. Un mensaje lábil, utilitario, rutinario, sin una arista para no molestar, sin un quejido para no irritar. Cinco folios con el sello continuista de la Casa, sin apenas un toque de personalidad, de relevancia, sin un poso con vocación de conmover, de entusiasmar, de ser comentado, mencionado y recordado. De aferrarse a él como a un estandarte. Buscaba pasar inadvertido, como si en Palacio se hubiera asumido, sin siquiera dudarlo, aquella máxima de que 'el Rey no puede decir más de lo que dice'.
La Corona atraviesa por los momentos más críticos desde su restauración. Nadie lo duda. Como también es verdad asentada que la Institución tiene sentido si es útil. Y esta Nochebuena apenas lo fue. Pocos esperaban, es lógico, una alocución vehemente y flamígera sobre nuestro actual drama. Lo que se escuchó, sin embargo, en todos los hogares de España, fue una especie de tediosa cantinela 'sanchista' y bonancible que alentó cierta decepción y abrió las puertas al desencanto.
La recesión de la Economía Española, es culpa del Gobierno Central actual que no es capaz de hacer frente a ninguno, de los graves problemas, que sufre España.
El discurso del Rey, completo y perfecto, en todos los sentidos
Los españoles, estamos esperando, las medidas correctoras de los Progresistas que relancen, la Economía en vez de hundirla, cada vez más.
El discurso del Rey, completo y perfecto, en todos los sentidos
Los españoles, estamos esperando, las medidas correctoras de los Progresistas que relancen, la Economía en vez de hundirla, cada vez más.
Los Ertes los pagas tú. Que comiencen a llegar vacunas también es gracias a tus defendidos.
Si pago mis impuestos y tú?. Las vacunas llegarán básicamente, gracias a la UE. Espero y deseo que Illa y compañía, no la líen con las vacunas.
La UE? España es la UE.
Forma parte, creí que lo sabías