INDIGNADO CONTRA LAS OPERADORAS
No sé si es que tengo mala suerte o es un problema generalizado. El año pasado tuve una batalla agotadora contra una operadora de telefonía que no quería respetar la tarifa que habíamos acordado. En este momento, padezco otra con mi comercializadora de compañía eléctrica, que me ha cobrado de más y hace caso omiso a mis reclamaciones y múltiples llamadas.
El ignorar al otro, es propio de los príncipes que se consideran superiores y no pueden descender a las súplicas de los que no están a su altura. De algunos órganos de la administración que han practicado el “Silencio administrativo” o el “Vuelva usted mañana”, que decía Larra, o de personas mediocres que intentan alzarse sobre sus miserias anulando al otro con su mutismo, con la creencia malsana de que esto le dolerá más que si le hubieran tenido en cuenta.
Lo curioso es que esta acción perversa, la practiquen empresas con sus clientes de los que reciben los ingresos, sin tener en cuenta de que con su maltrato los pueden perder, aunque por desgracia, la competencia puede ser más de lo mismo.
Llevo más de un mes intentando demostrar un cobro indebido, aportando documentación, haciendo reclamaciones por escrito, llamadas que no resuelven nada, porque cada persona me dice una cosa diferente y me doy cuenta de que están para dar buenas palabras, pero no tienen capacidad de solucionar lo que se les plantea.
Lo peor no es el dinero que me han cobrado indebidamente. Es el haber constatado de que estamos más desprotegidos y con menos derechos que antes.
Hago este humilde escrito, con la esperanza de que pronto podamos contar con empresas cercanas, respetuosas y que antepongan el buen hacer al beneficio.
Miguel Tercero Saúco.
No sé si es que tengo mala suerte o es un problema generalizado. El año pasado tuve una batalla agotadora contra una operadora de telefonía que no quería respetar la tarifa que habíamos acordado. En este momento, padezco otra con mi comercializadora de compañía eléctrica, que me ha cobrado de más y hace caso omiso a mis reclamaciones y múltiples llamadas.
El ignorar al otro, es propio de los príncipes que se consideran superiores y no pueden descender a las súplicas de los que no están a su altura. De algunos órganos de la administración que han practicado el “Silencio administrativo” o el “Vuelva usted mañana”, que decía Larra, o de personas mediocres que intentan alzarse sobre sus miserias anulando al otro con su mutismo, con la creencia malsana de que esto le dolerá más que si le hubieran tenido en cuenta.
Lo curioso es que esta acción perversa, la practiquen empresas con sus clientes de los que reciben los ingresos, sin tener en cuenta de que con su maltrato los pueden perder, aunque por desgracia, la competencia puede ser más de lo mismo.
Llevo más de un mes intentando demostrar un cobro indebido, aportando documentación, haciendo reclamaciones por escrito, llamadas que no resuelven nada, porque cada persona me dice una cosa diferente y me doy cuenta de que están para dar buenas palabras, pero no tienen capacidad de solucionar lo que se les plantea.
Lo peor no es el dinero que me han cobrado indebidamente. Es el haber constatado de que estamos más desprotegidos y con menos derechos que antes.
Hago este humilde escrito, con la esperanza de que pronto podamos contar con empresas cercanas, respetuosas y que antepongan el buen hacer al beneficio.
Miguel Tercero Saúco.
Acude a consumo. Hay que usar los recursos que nos proporcionan nuestras instituciones.
Tenemos que hacerlo nosotros, nadie lo hará por tí.
Tenemos que hacerlo nosotros, nadie lo hará por tí.