Antes incluso de que el nuevo Gobierno de Grecia llegue a sentarse a renegociar las condiciones de su rescate, como es su intención, el Ejecutivo de Alexis Tsipras puede tener que hacer frente a una crisis aún más grave. Los bancos griegos están sufriendo una fuga de depósitos mayor incluso que la que vivieron las entidades en lo peor de la crisis de deuda europea en 2012, lo que pone en riesgo la liquidez del sistema.
Los datos no dejan lugar a dudas. En diciembre pasado, los ciudadanos griegos retiraron 3.000 millones de euros en depósitos, una cifra que se ha disparado hasta los 11.000 millones este mes, dato todavía provisional. Según Bloomberg, la retirada de fondos de los bancos entre el 19 y el 23 de enero “fue incluso mayor que la que sufrió el país en mayo de 2012”, cuando se especulaba con la salida de Grecia del euro. Ante situaciones similares, los Gobiernos de otros países han optado por implantar restricciones de movimientos de capital, lo que se conoce como un corralito financiero.
En noviembre pasado, el sistema financiero tenía 164.000 millones de euros en depósitos. Eso supone que entre diciembre y enero, la banca griega ha perdido el 8,5% del total de sus fondos, por debajo de los niveles más bajos registrados en 2012 de 151.000 millones.
“La fuga de depósitos refleja el temor a un impuesto sobre los depósitos y a controles de capital al estilo de los implantados en Chipre”, sostienen los analistas de Citigroup, que esta semana ha mandado a un equipo al país, que envía un informe de situación diario a sus clientes. A juicio de estos expertos, sin embargo, no parece existir temor entre los clientes a una salida de Grecia del euro.
La tesis del miedo a un corralito financiero pero sin abandonar la unión monetaria se confirmaría con el destino que los griegos dan al dinero que sacan de los bancos. Según JP Morgan, la mayoría lo guarda debajo del colchón, ya que los billetes en circulación en el país aumentaron “significativamente” en diciembre, en concreto en 2.200 millones de euros. “Eso sugiere que el 70% de los depósitos retirados van a parar bajo el colchón”, sostiene el banco en una nota. Tampoco falta quien está sacando su dinero del país. Por ejemplo, las compras de fondos monetarios con sede en Luxemburgo se han acelerado esta semana, un indicador de referencia según JP Morgan, hasta los 206 millones de euros, frente a los 91 millones de la semana anterior o los 107 millones registrados en todo el mes de diciembre.
En esas circunstancias no es de extrañar que el sector financiero sufriera este miércoles en Atenas la peor jornada bursátil de su historia. Las acciones del Alpha Bank, el Banco Nacional de Grecia, el Pireus Bank y el Eurobank Ergasias cayeron entre un 25% y un 30% y hacían perder un 9,24% al índice general, hasta su nivel más bajo en dos años. Solo en esta semana los bancos han perdido más de 11.000 millones de euros de capital en los mercados, la misma cuantía que lograron atraer en todo 2014 y que se había convertido en una de las mayores de su historia. También han sufrido fuertes pérdidas las compañías eléctricas, cuya privatización ha sido paralizada por el nuevo Gobierno. La empresa eléctrica DEI perdía un 14,51%, mientras que el puerto de El Pireo retrocedía un 8,34% y el de Salónica un 12,50%.
El mercado augura que la tensión no va a desaparecer fácilmente y eso ha disparado la rentabilidad que exigen a la deuda griega. Los bonos a 10 años han pasado del 9,4% al 10,4% en una sola jornada y el rendimiento de la deuda que vence en julio de 2017 ha pasado del 10,9% del viernes pasado a superar el 16%. El Banco de Grecia asegura no tener problemas de fondos hasta el mes de marzo.
Los datos no dejan lugar a dudas. En diciembre pasado, los ciudadanos griegos retiraron 3.000 millones de euros en depósitos, una cifra que se ha disparado hasta los 11.000 millones este mes, dato todavía provisional. Según Bloomberg, la retirada de fondos de los bancos entre el 19 y el 23 de enero “fue incluso mayor que la que sufrió el país en mayo de 2012”, cuando se especulaba con la salida de Grecia del euro. Ante situaciones similares, los Gobiernos de otros países han optado por implantar restricciones de movimientos de capital, lo que se conoce como un corralito financiero.
En noviembre pasado, el sistema financiero tenía 164.000 millones de euros en depósitos. Eso supone que entre diciembre y enero, la banca griega ha perdido el 8,5% del total de sus fondos, por debajo de los niveles más bajos registrados en 2012 de 151.000 millones.
“La fuga de depósitos refleja el temor a un impuesto sobre los depósitos y a controles de capital al estilo de los implantados en Chipre”, sostienen los analistas de Citigroup, que esta semana ha mandado a un equipo al país, que envía un informe de situación diario a sus clientes. A juicio de estos expertos, sin embargo, no parece existir temor entre los clientes a una salida de Grecia del euro.
La tesis del miedo a un corralito financiero pero sin abandonar la unión monetaria se confirmaría con el destino que los griegos dan al dinero que sacan de los bancos. Según JP Morgan, la mayoría lo guarda debajo del colchón, ya que los billetes en circulación en el país aumentaron “significativamente” en diciembre, en concreto en 2.200 millones de euros. “Eso sugiere que el 70% de los depósitos retirados van a parar bajo el colchón”, sostiene el banco en una nota. Tampoco falta quien está sacando su dinero del país. Por ejemplo, las compras de fondos monetarios con sede en Luxemburgo se han acelerado esta semana, un indicador de referencia según JP Morgan, hasta los 206 millones de euros, frente a los 91 millones de la semana anterior o los 107 millones registrados en todo el mes de diciembre.
En esas circunstancias no es de extrañar que el sector financiero sufriera este miércoles en Atenas la peor jornada bursátil de su historia. Las acciones del Alpha Bank, el Banco Nacional de Grecia, el Pireus Bank y el Eurobank Ergasias cayeron entre un 25% y un 30% y hacían perder un 9,24% al índice general, hasta su nivel más bajo en dos años. Solo en esta semana los bancos han perdido más de 11.000 millones de euros de capital en los mercados, la misma cuantía que lograron atraer en todo 2014 y que se había convertido en una de las mayores de su historia. También han sufrido fuertes pérdidas las compañías eléctricas, cuya privatización ha sido paralizada por el nuevo Gobierno. La empresa eléctrica DEI perdía un 14,51%, mientras que el puerto de El Pireo retrocedía un 8,34% y el de Salónica un 12,50%.
El mercado augura que la tensión no va a desaparecer fácilmente y eso ha disparado la rentabilidad que exigen a la deuda griega. Los bonos a 10 años han pasado del 9,4% al 10,4% en una sola jornada y el rendimiento de la deuda que vence en julio de 2017 ha pasado del 10,9% del viernes pasado a superar el 16%. El Banco de Grecia asegura no tener problemas de fondos hasta el mes de marzo.