El mismo día que Podemos e Izquierda Unida celebraban en Andalucía la confluencia electoral para el próximo 26 de junio y mostraban cómo ha sido el reparto de las listas electorales, la líder de la formación morada, Teresa Rodríguez, afrontaba un nuevo episodio de crisis interna. La dimisión de la secretaria general de Podemos Jaén, Trinidad Ortega, con una carta en la que denunciaba haberse sentido “acosada hasta el punto de denunciarlo ante la Policía Nacional” es solo un episodio más. Es la cuarta líder provincial en Andalucía que da el portazo con graves acusaciones contra la cúpula del partido.
En Málaga, el secretario provincial, José Antonio Vargas, se marchó el pasado enero junto a otros cinco miembros de su equipo. Él fue el único candidato no oficialista, es decir, crítico con Pablo Iglesias, que dobló el pulso a la dirección nacional. Meses más tarde, la secretaria provincial de Podemos en Córdoba, Juana Guerrero, también presentaba su dimisión alegando su “distanciamiento con el consejo ciudadano municipal”. Tras el cese fulminante de Sergio Pascual, la líder de Podemos en Huelva, Pepa Gallardo, también amagó con su marcha y emitió una dura carta abierta contra una dimisión que consideró “difícil de entender”, a la vez que reclamó “un papel crucial para Andalucía”.
Descabezado al 50%
Este es el retrato de Podemos en Andalucía, cuatro líderes provinciales en contra de la dirección andaluza y nacional de un total de ocho. Pese a la situación interna, desde el equipo de la secretaria general, Teresa Rodríguez, aseguraron que no tenían “nada que decir” y emplazaron a una rueda de prensa este miércoles en el Parlamento andaluz con la portavoz parlamentaria, Esperanza Gómez. “Nos remitimos a la carta”, insistieron varias fuentes del partido. En ese escrito, Ortega relata “una dura y sucia batalla” y “una pesadilla de insultos, difamaciones, peticiones de dimisión continuas, violencia y agresiones verbales, y todo ello porque quienes perdieron esas primarias nunca lo asumieron". Ha apuntado además directamente a Teresa Rodríguez y al secretario de Organización, Jesús Rodríguez.
El concejal de Jaén en Común (JeC), Andrés Bódalo. (EFE)© Proporcionado por El Confidencial El concejal de Jaén en Común (JeC), Andrés Bódalo. (EFE)
En el caso de Jaén, el pulso más duro se ha librado con el condenado Andrés Bódalo. El dirigente del SAT fue avalado por Teresa Rodríguez para liderar la lista de Jaén al Congreso. Otros nombres abanderados por la líder andaluza, como Diego Cañamero, quedaron fuera por la negativa de la dirección nacional. Se libró un duro pulso en las primarias para elegir los órganos de dirección entre la dirigente andaluza y el entonces secretario de Organización, Sergio Pascual. Ese enfrentamiento se alargó durante la elección de los candidatos a las Cortes para las elecciones del pasado diciembre. Con la decisión de Pablo Iglesias de cesar de forma fulminante a Pascual, muchos entendieron que esa guerra había acabado y que Teresa Rodríguez era la ganadora. Pero las consecuencias de una batalla soterrada de tantos meses andan muy lejos de estar liquidadas. Continúan las divisiones y la despedida de la dirigente de Jaén exhibe las tensiones internas.
De Bódalo a Cañamero, el pulso sigue
Tras la guerra jiennense, se sitúa el pulso por Andrés Bódalo. La reivindicación de su figura como un héroe mientras la Policía esperaba para llevarlo a prisión, la comparación con el poeta Miguel Hernández y las posteriores resistencias a aceptar su dimisión como concejal de Jaén en Común han seguido echando sal a las heridas internas. La portavoz parlamentaria, Esperanza Gómez, una de las personas que suelen actuar de árbitro y a la que muchos dentro del partido destacan como ‘pacificadora’ entre las distintas corrientes internas, fue una de las que se desmarcaron de la estrategia puesta en marcha por Teresa Rodríguez a favor del condenado.
Aunque no hay ninguna versión oficial de los motivos de la dimisión de la líder de Jaén, “el hastío” tras tantos episodios internos y el nuevo intento de la secretaria general de situar a Diego Cañamero, detenido la semana pasada, como número uno en la lista de Jaén son motivos señalados por varios dirigentes y portavoces del partido en Andalucía. Los más próximos a Rodríguez aseguran que estos no son más que los estertores de la batalla interna de la que responsabilizan todavía a Sergio Pascual.
La secretaria general de Podemos en Andalucía siempre ha tratado de poner sordina a la situación interna del partido, aunque tampoco ha dudado en presionar y airear sus diferencias con la cúpula nacional cuando ha hecho falta. Una de sus decisiones más controvertidas no se conoció públicamente hasta meses más tarde, justo cuando Pascual fue cesado por Pablo Iglesias. Entonces se supo que la líder andaluza había tomado una decisión similar y había hecho uso de los estatutos del partido, a los que se opuso, para fulminar a una afín a Íñigo Errejón de su ejecutiva regional.
Ante este panorama y frente a la pregunta de cómo puede Podemos Andalucía enfrentar una nueva campaña electoral con esta situación de debilidad interna, desde el partido aseguran que hay que “mirar con ojos distintos a los de la vieja política”, que no hay que guiarse por modelos tradicionales y que hasta ahora estos movimientos no han pasado factura en términos electorales, según coinciden diputados y dirigentes provinciales del partido y pese a los “discretos” resultados cosechados el 20-D. De hecho, la versión de Podemos es que será desde Andalucía desde donde venga el ‘sorpasso’ definitivo al PSOE. Teresa Rodríguez, que el pasado otoño se negó a la confluencia con IU, es ahora una de las primeras que abrazaron con entusiasmo la candidatura conjunta.
IU, víctima de las batallas podemitas
Nadie esconde que en la negociación en clave andaluza Izquierda Unida ha sido víctima de las tensiones internas de Podemos. Había gran preocupación por movimientos que acrecentaran la brecha entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. El destituido Sergio Pascual seguirá ocupando el número uno por Sevilla y en esa misma posición por Málaga estará Alberto Montero, el profesor que avaló la beca de Errejón. Quedan por definir los números uno por Almería, tras la renuncia de otro ‘errejonista’, David Bravo, y por Jaén, donde aún no hay nombre oficial. En las primeras conversaciones parecía que lo normal es que IU ocupara los puestos de salida de plazas simbólicas como Sevilla, Málaga o Córdoba, donde la marca de la izquierda comunista ha sido muy potente durante muchos años.
Desde Izquierda Unida, un partido que parece haber traspasado a sus nuevos ‘socios’ la guerras fratricidas que han acompañado de forma indeleble su marca en Andalucía, la situación interna parece tranquila. El coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, ha sido uno de los principales valedores de Alberto Garzón en sus negociaciones, y el apoyo del secretario general del PCA, José Manuel Mariscal, también ha sido relevante. El secretario de Organización de IU en Andalucía, Toni Valero, celebra “un acuerdo satisfactorio” bajo la lupa de “un análisis de largo recorrido y global, mirando no solo las listas, aunque sea una cuestión central”. El hecho de que IU conserve su autonomía, sus listas, su programa y su campaña, más allá de la confluencia y un acuerdo programático. “Eso en otros momento habría sido impensable”; asegura Valero.
IU no tendrá ningún número uno, pero sí un escaño asegurado en Sevilla (tres) y Málaga (dos) y con muchas posibilidades de obtener diputado en Córdoba y Cádiz, aseguran desde el partido en Andalucía. Además, liderarán una lista al Senado sin determinar por qué provincia. Valero asume que no ocupar ningún número uno puede tener “un valor simbólico” y advierte de que sus candidatos en puestos de salida harán campaña propia como si lideraran su propia candidatura. En las pasadas generales, IU se quedó a punto de contar con dos diputados andaluces y ahora ve “casi seguro” cuatro. No se prevén cambios relevantes en sus candidatos.
En Málaga, el secretario provincial, José Antonio Vargas, se marchó el pasado enero junto a otros cinco miembros de su equipo. Él fue el único candidato no oficialista, es decir, crítico con Pablo Iglesias, que dobló el pulso a la dirección nacional. Meses más tarde, la secretaria provincial de Podemos en Córdoba, Juana Guerrero, también presentaba su dimisión alegando su “distanciamiento con el consejo ciudadano municipal”. Tras el cese fulminante de Sergio Pascual, la líder de Podemos en Huelva, Pepa Gallardo, también amagó con su marcha y emitió una dura carta abierta contra una dimisión que consideró “difícil de entender”, a la vez que reclamó “un papel crucial para Andalucía”.
Descabezado al 50%
Este es el retrato de Podemos en Andalucía, cuatro líderes provinciales en contra de la dirección andaluza y nacional de un total de ocho. Pese a la situación interna, desde el equipo de la secretaria general, Teresa Rodríguez, aseguraron que no tenían “nada que decir” y emplazaron a una rueda de prensa este miércoles en el Parlamento andaluz con la portavoz parlamentaria, Esperanza Gómez. “Nos remitimos a la carta”, insistieron varias fuentes del partido. En ese escrito, Ortega relata “una dura y sucia batalla” y “una pesadilla de insultos, difamaciones, peticiones de dimisión continuas, violencia y agresiones verbales, y todo ello porque quienes perdieron esas primarias nunca lo asumieron". Ha apuntado además directamente a Teresa Rodríguez y al secretario de Organización, Jesús Rodríguez.
El concejal de Jaén en Común (JeC), Andrés Bódalo. (EFE)© Proporcionado por El Confidencial El concejal de Jaén en Común (JeC), Andrés Bódalo. (EFE)
En el caso de Jaén, el pulso más duro se ha librado con el condenado Andrés Bódalo. El dirigente del SAT fue avalado por Teresa Rodríguez para liderar la lista de Jaén al Congreso. Otros nombres abanderados por la líder andaluza, como Diego Cañamero, quedaron fuera por la negativa de la dirección nacional. Se libró un duro pulso en las primarias para elegir los órganos de dirección entre la dirigente andaluza y el entonces secretario de Organización, Sergio Pascual. Ese enfrentamiento se alargó durante la elección de los candidatos a las Cortes para las elecciones del pasado diciembre. Con la decisión de Pablo Iglesias de cesar de forma fulminante a Pascual, muchos entendieron que esa guerra había acabado y que Teresa Rodríguez era la ganadora. Pero las consecuencias de una batalla soterrada de tantos meses andan muy lejos de estar liquidadas. Continúan las divisiones y la despedida de la dirigente de Jaén exhibe las tensiones internas.
De Bódalo a Cañamero, el pulso sigue
Tras la guerra jiennense, se sitúa el pulso por Andrés Bódalo. La reivindicación de su figura como un héroe mientras la Policía esperaba para llevarlo a prisión, la comparación con el poeta Miguel Hernández y las posteriores resistencias a aceptar su dimisión como concejal de Jaén en Común han seguido echando sal a las heridas internas. La portavoz parlamentaria, Esperanza Gómez, una de las personas que suelen actuar de árbitro y a la que muchos dentro del partido destacan como ‘pacificadora’ entre las distintas corrientes internas, fue una de las que se desmarcaron de la estrategia puesta en marcha por Teresa Rodríguez a favor del condenado.
Aunque no hay ninguna versión oficial de los motivos de la dimisión de la líder de Jaén, “el hastío” tras tantos episodios internos y el nuevo intento de la secretaria general de situar a Diego Cañamero, detenido la semana pasada, como número uno en la lista de Jaén son motivos señalados por varios dirigentes y portavoces del partido en Andalucía. Los más próximos a Rodríguez aseguran que estos no son más que los estertores de la batalla interna de la que responsabilizan todavía a Sergio Pascual.
La secretaria general de Podemos en Andalucía siempre ha tratado de poner sordina a la situación interna del partido, aunque tampoco ha dudado en presionar y airear sus diferencias con la cúpula nacional cuando ha hecho falta. Una de sus decisiones más controvertidas no se conoció públicamente hasta meses más tarde, justo cuando Pascual fue cesado por Pablo Iglesias. Entonces se supo que la líder andaluza había tomado una decisión similar y había hecho uso de los estatutos del partido, a los que se opuso, para fulminar a una afín a Íñigo Errejón de su ejecutiva regional.
Ante este panorama y frente a la pregunta de cómo puede Podemos Andalucía enfrentar una nueva campaña electoral con esta situación de debilidad interna, desde el partido aseguran que hay que “mirar con ojos distintos a los de la vieja política”, que no hay que guiarse por modelos tradicionales y que hasta ahora estos movimientos no han pasado factura en términos electorales, según coinciden diputados y dirigentes provinciales del partido y pese a los “discretos” resultados cosechados el 20-D. De hecho, la versión de Podemos es que será desde Andalucía desde donde venga el ‘sorpasso’ definitivo al PSOE. Teresa Rodríguez, que el pasado otoño se negó a la confluencia con IU, es ahora una de las primeras que abrazaron con entusiasmo la candidatura conjunta.
IU, víctima de las batallas podemitas
Nadie esconde que en la negociación en clave andaluza Izquierda Unida ha sido víctima de las tensiones internas de Podemos. Había gran preocupación por movimientos que acrecentaran la brecha entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. El destituido Sergio Pascual seguirá ocupando el número uno por Sevilla y en esa misma posición por Málaga estará Alberto Montero, el profesor que avaló la beca de Errejón. Quedan por definir los números uno por Almería, tras la renuncia de otro ‘errejonista’, David Bravo, y por Jaén, donde aún no hay nombre oficial. En las primeras conversaciones parecía que lo normal es que IU ocupara los puestos de salida de plazas simbólicas como Sevilla, Málaga o Córdoba, donde la marca de la izquierda comunista ha sido muy potente durante muchos años.
Desde Izquierda Unida, un partido que parece haber traspasado a sus nuevos ‘socios’ la guerras fratricidas que han acompañado de forma indeleble su marca en Andalucía, la situación interna parece tranquila. El coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, ha sido uno de los principales valedores de Alberto Garzón en sus negociaciones, y el apoyo del secretario general del PCA, José Manuel Mariscal, también ha sido relevante. El secretario de Organización de IU en Andalucía, Toni Valero, celebra “un acuerdo satisfactorio” bajo la lupa de “un análisis de largo recorrido y global, mirando no solo las listas, aunque sea una cuestión central”. El hecho de que IU conserve su autonomía, sus listas, su programa y su campaña, más allá de la confluencia y un acuerdo programático. “Eso en otros momento habría sido impensable”; asegura Valero.
IU no tendrá ningún número uno, pero sí un escaño asegurado en Sevilla (tres) y Málaga (dos) y con muchas posibilidades de obtener diputado en Córdoba y Cádiz, aseguran desde el partido en Andalucía. Además, liderarán una lista al Senado sin determinar por qué provincia. Valero asume que no ocupar ningún número uno puede tener “un valor simbólico” y advierte de que sus candidatos en puestos de salida harán campaña propia como si lideraran su propia candidatura. En las pasadas generales, IU se quedó a punto de contar con dos diputados andaluces y ahora ve “casi seguro” cuatro. No se prevén cambios relevantes en sus candidatos.