Inermes y traicionados.
Urge un gobierno de España que no conspire contra España.
Hermann Tertsch.
Actualizado:
23/09/2018 03:57h.
Con ciertos defensores como los que gasta, España no necesitaría enemigos. Por desgracia tiene muchos y casi todos dentro de casa. España es el único país del mundo que tiene un gobierno oficialmente dependiente y aliado de los enemigos del Estado y la Nación. Por sobrevivir se afana en ayudarlos. Desde que llegó al poder el Gobierno de Pedro Sánchez no para de tomar medidas que desmantelan las defensas del Estado. En perfecto desprecio a la Nación, cuyo gobierno ha tomado sin ser elegido para ello. Con la clamorosa evidencia de que sus 84 escaños suponen el más rotundo y claro de los rechazos de esta Nación a este jefe del Gobierno que fue derrotado y humillado candidato.
Tolerado todo lo intolerable ya por el Gobierno anterior, ahora que los separatistas y enemigos de la monarquía parlamentaria tienen el apoyo más o menos evidente o taimado del gobierno socialista, el golpe de Estado se ha impuesto en ciertas regiones. Todo Estado democrático moderno tiene el deber de defender su continuidad, seguridad y existencia. Menos España, al parecer. Porque todos asisten pasivos a la creación de hechos consumados incompatibles con las leyes y los intereses de España. Realidades consumadas hostiles que será difícil y muy doloroso revertir. Y tarde o temprano habrá que hacerlo. El precio de ello no deja de subir.
Son muchas las pruebas de que partes de España viven ya en dictadura de hecho bajo el separatismo. Cuando en Barcelona miles de españoles se manifestaban en defensa de la maltratada lengua española, bandas de fanáticos golpistas los asaltaron. Y la única Policía presente -los Mozos-, ayudó a las bandas violentas golpistas. Como siempre desde hace un año en contra de las leyes, como una policía política y fuerza armada de choque de los enemigos de España.
La culpable directa es la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera. Si Atenas es amenazada por los persas, las Termópilas no las pueden defender forofos del tirano Xerxes. Cunillera quiere a los golpistas en la calle. Y es que son los suyos. Urge un gobierno de España que no conspire contra España. Hay que restablecer la ley en todo el territorio nacional antes de que estalle la violencia. Por el camino de Cunillera y el Gobierno socialista, puede estar muy cerca. El momento es alarmante. La voluntad totalitaria de ese Frente Popular que la moción de censura hizo cuajar es cada vez más evidente. Y la agresividad de un Sánchez acorralado como Doctor Fraude es cada vez mayor. Ayer, la TVE nacional interrumpía al líder de la oposición, Pablo Casado cuando quiso criticar a Cunillera. La portavoz del Gobierno niega la palabra a los medios que desenmascararon a su jefe, los amenazados por unas querellas que no llegan. Urge una reacción de la sociedad. Si Sánchez accedió legalmente al cargo, hoy, mucho más que deslegitimado, es un usurpador incontrolado que impide que España se defienda en el peor momento de su historia desde la Guerra Civil.
Hermann Tertsch.
Articulista de Opinión.
Urge un gobierno de España que no conspire contra España.
Hermann Tertsch.
Actualizado:
23/09/2018 03:57h.
Con ciertos defensores como los que gasta, España no necesitaría enemigos. Por desgracia tiene muchos y casi todos dentro de casa. España es el único país del mundo que tiene un gobierno oficialmente dependiente y aliado de los enemigos del Estado y la Nación. Por sobrevivir se afana en ayudarlos. Desde que llegó al poder el Gobierno de Pedro Sánchez no para de tomar medidas que desmantelan las defensas del Estado. En perfecto desprecio a la Nación, cuyo gobierno ha tomado sin ser elegido para ello. Con la clamorosa evidencia de que sus 84 escaños suponen el más rotundo y claro de los rechazos de esta Nación a este jefe del Gobierno que fue derrotado y humillado candidato.
Tolerado todo lo intolerable ya por el Gobierno anterior, ahora que los separatistas y enemigos de la monarquía parlamentaria tienen el apoyo más o menos evidente o taimado del gobierno socialista, el golpe de Estado se ha impuesto en ciertas regiones. Todo Estado democrático moderno tiene el deber de defender su continuidad, seguridad y existencia. Menos España, al parecer. Porque todos asisten pasivos a la creación de hechos consumados incompatibles con las leyes y los intereses de España. Realidades consumadas hostiles que será difícil y muy doloroso revertir. Y tarde o temprano habrá que hacerlo. El precio de ello no deja de subir.
Son muchas las pruebas de que partes de España viven ya en dictadura de hecho bajo el separatismo. Cuando en Barcelona miles de españoles se manifestaban en defensa de la maltratada lengua española, bandas de fanáticos golpistas los asaltaron. Y la única Policía presente -los Mozos-, ayudó a las bandas violentas golpistas. Como siempre desde hace un año en contra de las leyes, como una policía política y fuerza armada de choque de los enemigos de España.
La culpable directa es la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera. Si Atenas es amenazada por los persas, las Termópilas no las pueden defender forofos del tirano Xerxes. Cunillera quiere a los golpistas en la calle. Y es que son los suyos. Urge un gobierno de España que no conspire contra España. Hay que restablecer la ley en todo el territorio nacional antes de que estalle la violencia. Por el camino de Cunillera y el Gobierno socialista, puede estar muy cerca. El momento es alarmante. La voluntad totalitaria de ese Frente Popular que la moción de censura hizo cuajar es cada vez más evidente. Y la agresividad de un Sánchez acorralado como Doctor Fraude es cada vez mayor. Ayer, la TVE nacional interrumpía al líder de la oposición, Pablo Casado cuando quiso criticar a Cunillera. La portavoz del Gobierno niega la palabra a los medios que desenmascararon a su jefe, los amenazados por unas querellas que no llegan. Urge una reacción de la sociedad. Si Sánchez accedió legalmente al cargo, hoy, mucho más que deslegitimado, es un usurpador incontrolado que impide que España se defienda en el peor momento de su historia desde la Guerra Civil.
Hermann Tertsch.
Articulista de Opinión.