La hora del PSOE....

La hora del PSOE.

El juego suicida de Sánchez: mantener domicilio en Moncloa, a cambio de borrar al PSOE del mapa político.

Gabriel Albiac.

Actualizado:

05/11/2018.

Puede ser que esté España asomándose a su extinción, como el ideario nazi de Torra profetiza. Asomándose a su extinción está el PSOE, en todo caso. Como el ideario nazi de Torra ha empezado a consumar. Y es cierto que las naciones mueren. Pero mucho más deprisa mueren los partidos.

Yo no creo en el altruismo de los políticos. Confío sólo en su egoísmo. Y en la capacidad para planificar ese egoísmo de modo rentable. A él apelo. En un instante de la historia que sólo los muy imbéciles pueden no percibir como crítico. La pregunta, que concierne a todos cuantos cobran del erario público, es elemental: ¿qué quedará de la gallina de los huevos de oro que garantizó sueldo a la muchedumbre de los aparatchiki, si la red institucional llamada Estado salta? El negocio habrá quebrado.

En la hora actual, sólo hay una línea de demarcación política: la que separa a los que apuestan por mantener Estado y nación y los que han iniciado ya la tarea de demolerlos. Y, si puedo plantear ahora mi hipótesis política, es porque la planteé idéntica hace un año. Con indiferencia de quién gobierne, si PP o PSOE, y de quién encabeza la alternancia, hay un interés común, no de la nación, que ya sé que eso poco conmueve a los políticos, pero sí de la economía de todos sus dirigentes: garantizar un pacto de Estado que corrija los desajustes constitucionales, a cuyo abrigo el independentismo está dinamitando el juego. La ley electoral, que hace que un voto de una aldea de Gerona valga disparatadamente más que uno de un barrio madrileño, es el primer sabotaje a corregir. Luego -pero eso es más complejo-, será imprescindible reparar la aberración administrativa llamada Estado de las Autonomías, para pasar a un Estado central con todas las peculiaridades que son propias al resto de los países de la Unión Europea.

No se requiere gran formación de politólogo para describir lo que viene: el fin de un modelo. El PSOE se instaló, desde el inicio de la transición, en esa posición central del tablero que garantiza las victorias electorales en la Europa del último medio siglo. Ahí se mantuvo, hasta que Zapatero redescubrió la guerra civil como caladero de votos. Funcionó transitoriamente. Hasta que se impuso la lógica: el PSOE estaba cediendo al PP y a C’s su clientela más conservadora. Y forzaba la invención de un ambiguo populismo que iba a hacerse cargo de su electorado más arraigado en el plebeyismo, esa locura doctrinaria que dio origen a los totalitarismos de entreguerras, hoy calcados por Podemos.

¿Qué quedará del PSOE, si el triunfo del caudillismo, en sus dos vertientes, populista y nacionalista, se consuma? Lo que quedó de la socialdemocracia alemana tras al ascenso del nazismo: escombros. No hay enigma. Sí hay un estupor ante el juego suicida de Sánchez: mantener domicilio en Moncloa, a cambio de borrar al PSOE del mapa político. Daría risa, si no fuera porque, de paso, se nos llevará a todos por delante. Es la hora de que el PSOE reaccione. Queda muy poco tiempo.

Gabriel Albiac.

Articulista de Opinión.