La catadura ética y moral de algunos.
La alta participación en el voto por correo augura una clara voluntad de cambio.
Ramón Pérez-Maura.
Actualizado:
27/04/2019 01:02h.
Arriesgadísimo como es vaticinar un resultado en una elección tan abierta como la de mañana, me voy a atrever a decir que no me creo los sondeos que nos anuncian un nuevo Gobierno de Pedro Sánchez -y no conozco ninguno que diga lo contrario-. Pero sí veo cosas muy ilustrativas en la última semana que me permiten apostar por lo contrario.
Lo más revelador es que la altísima participación del voto por correo -la segunda más alta de la democracia española- apunta -con toda lógica- a que la votación de mañana será muy numerosa. Y la experiencia electoral nos enseña que la gente habitualmente vota más cuando es mayor su interés en conseguir un cambio. La demanda más alta de voto por correo hasta ahora fue en las elecciones de 2016, cuando España llevaba bloqueada por el PSOE y Podemos seis meses y los españoles querían acabar con esa situación.
Una coalición Frankenstein como la que llevó a Sánchez al poder sólo se lograría si el PSOE obtiene más de un 28 por ciento de los votos según los estudios más solventes. Los sondeos anteriores al 23 de abril daban al PSOE unos dos puntos por encima de ese resultado. Pero en los dos debates televisivos de esta semana Sánchez tuvo una actuación paupérrima, que le ubicó el último entre los cuatro participantes según varios sondeos. Y, en cambio, Pablo Iglesias tuvo una actuación llena de propuestas disparatadas pero atractivas para su público. Propuestas muy bien presentadas que pueden quitar a Sánchez parte del voto que había derivado hacia él en los últimos meses. Y un dos o tres por ciento de trasvase podría dar una mayoría al trío alternativo. Entre otras cosas, porque podemos y sus satélites están muy fraccionados.
El pasado jueves conocimos los datos del paro: espantosos. La ministra Calviño intentó vestir el santo, pero no hay manera. En el primer trimestre del año se han destruido 93.400 empleos. Sólo en mi Cantabria natal el paro subió ¡un 27,4 por ciento! El que se queda en paro -y su entorno- no son votos probables para el que gobierna. Ni para Sánchez, ni para Revilla -que esta vez se presenta-.
Las encuestas personales tienen poco valor. Pero llevo semanas preguntando a todo interlocutor posible -lo que incluye taxistas, camareros, dependientes en los comercios...- y no he encontrado uno solo que me diga que le cae bien Sánchez. Más bien genera un rechazo químico incluso entre quienes le votarán por ser de su partido. Pero difícilmente se gana sólo con los tuyos -aunque el voto de la derecha se rompa en tres-. Admito que siempre recuerdo el comentario de la escritora y periodista Barbara Probst Solomon, progre neoyorquina a la que Zapatero otorgó en 2010 la Orden de las Artes y las Letras de España. En 1984, ella declaró que no podía entender cómo había podido ganar las elecciones Ronald Regan « ¡No conozco a nadie que le haya votado!» decía. Mas creo que la diferencia entre el análisis de Solomon y el mío radica en que Reagan obtuvo en 1984 la mayoría más grande de la historia de las elecciones presidenciales norteamericanas. Y me atrevo a apostar lo que quiera a quien quiera a que ése no va a ser el caso de Sánchez mañana.
Un último dato. El pasado lunes, Ángel Garrido firmó su adscripción a la candidatura del PP a las elecciones europeas. Unas 36 horas después aparecía en la sede de Ciudadanos sumándose a la lista de ese partido a las elecciones a la Comunidad de Madrid. Un hecho así refleja la catadura ética y moral de quien lo hace. Y lo que es más relevante, de quien lo apoya. Y el electorado no es tonto.
Ramón Pérez-Maura.
Articulista de Opinión.
La alta participación en el voto por correo augura una clara voluntad de cambio.
Ramón Pérez-Maura.
Actualizado:
27/04/2019 01:02h.
Arriesgadísimo como es vaticinar un resultado en una elección tan abierta como la de mañana, me voy a atrever a decir que no me creo los sondeos que nos anuncian un nuevo Gobierno de Pedro Sánchez -y no conozco ninguno que diga lo contrario-. Pero sí veo cosas muy ilustrativas en la última semana que me permiten apostar por lo contrario.
Lo más revelador es que la altísima participación del voto por correo -la segunda más alta de la democracia española- apunta -con toda lógica- a que la votación de mañana será muy numerosa. Y la experiencia electoral nos enseña que la gente habitualmente vota más cuando es mayor su interés en conseguir un cambio. La demanda más alta de voto por correo hasta ahora fue en las elecciones de 2016, cuando España llevaba bloqueada por el PSOE y Podemos seis meses y los españoles querían acabar con esa situación.
Una coalición Frankenstein como la que llevó a Sánchez al poder sólo se lograría si el PSOE obtiene más de un 28 por ciento de los votos según los estudios más solventes. Los sondeos anteriores al 23 de abril daban al PSOE unos dos puntos por encima de ese resultado. Pero en los dos debates televisivos de esta semana Sánchez tuvo una actuación paupérrima, que le ubicó el último entre los cuatro participantes según varios sondeos. Y, en cambio, Pablo Iglesias tuvo una actuación llena de propuestas disparatadas pero atractivas para su público. Propuestas muy bien presentadas que pueden quitar a Sánchez parte del voto que había derivado hacia él en los últimos meses. Y un dos o tres por ciento de trasvase podría dar una mayoría al trío alternativo. Entre otras cosas, porque podemos y sus satélites están muy fraccionados.
El pasado jueves conocimos los datos del paro: espantosos. La ministra Calviño intentó vestir el santo, pero no hay manera. En el primer trimestre del año se han destruido 93.400 empleos. Sólo en mi Cantabria natal el paro subió ¡un 27,4 por ciento! El que se queda en paro -y su entorno- no son votos probables para el que gobierna. Ni para Sánchez, ni para Revilla -que esta vez se presenta-.
Las encuestas personales tienen poco valor. Pero llevo semanas preguntando a todo interlocutor posible -lo que incluye taxistas, camareros, dependientes en los comercios...- y no he encontrado uno solo que me diga que le cae bien Sánchez. Más bien genera un rechazo químico incluso entre quienes le votarán por ser de su partido. Pero difícilmente se gana sólo con los tuyos -aunque el voto de la derecha se rompa en tres-. Admito que siempre recuerdo el comentario de la escritora y periodista Barbara Probst Solomon, progre neoyorquina a la que Zapatero otorgó en 2010 la Orden de las Artes y las Letras de España. En 1984, ella declaró que no podía entender cómo había podido ganar las elecciones Ronald Regan « ¡No conozco a nadie que le haya votado!» decía. Mas creo que la diferencia entre el análisis de Solomon y el mío radica en que Reagan obtuvo en 1984 la mayoría más grande de la historia de las elecciones presidenciales norteamericanas. Y me atrevo a apostar lo que quiera a quien quiera a que ése no va a ser el caso de Sánchez mañana.
Un último dato. El pasado lunes, Ángel Garrido firmó su adscripción a la candidatura del PP a las elecciones europeas. Unas 36 horas después aparecía en la sede de Ciudadanos sumándose a la lista de ese partido a las elecciones a la Comunidad de Madrid. Un hecho así refleja la catadura ética y moral de quien lo hace. Y lo que es más relevante, de quien lo apoya. Y el electorado no es tonto.
Ramón Pérez-Maura.
Articulista de Opinión.
Lo cierto es que las grandes colas de correos que hemos presenciado en TV era gente muy joven, y esto hace pensar que es voto de PODEMOS ¡quien de joven no a sido comunista!
Saludos
Saludos
Pues qué pena! Què mal les hemos explicado la miseria que nos trajo la dictadura y la falta de libertades.
CLARA. Yo creo que en la república había miseria. Ricos, ricos, muy pocos. Y sigues erre que erre, cierto que la dictadura fue nefasta... HASTA EL AÑO 1952. ESO NUNCA LO RECONOCERÁS. NO SÉ POR QUÉ. Te lo digo yo que viví esos años. Y no digamos los años 60. Aquí sin duda mantuvimos el vuelo.
Así que cuando hables de la dictadura, procura hacer algún inciso aparte. Para ti, desde el año 1939 hasta que la palmó el dictador, todo fue igual. PUES NO SEÑORA MÍA, QUE NO Y NO. ¡Ojo! Yo no añoro la dictadura para nada, pero, joooooooo, dar al César lo que es del César y...
Así que cuando hables de la dictadura, procura hacer algún inciso aparte. Para ti, desde el año 1939 hasta que la palmó el dictador, todo fue igual. PUES NO SEÑORA MÍA, QUE NO Y NO. ¡Ojo! Yo no añoro la dictadura para nada, pero, joooooooo, dar al César lo que es del César y...