Pablo Iglesias: “Del plan de reconstrucción debería surgir una nueva élite empresarial”
El vicepresidente asegura que “la estabilidad del país y la dirección de Estado de las próximas décadas pasa por el bloque de la investidura”
Con la reanudación del curso político, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, se ha situado de nuevo en primer plano en la compleja articulación de mayorías para un presupuesto de cuya aprobación dependen la legislatura y la recuperación de la economía española. Sobre la geometría de un curso muy difícil versa esta entrevista, realizada el pasado jueves en Madrid.
¿Qué inconveniente hay en que los presupuestos se aprueben con los máximos apoyos, trascendiendo los bloques de la investidura?
No es problema de ventajas e inconvenientes, sino de sentido de la realidad y de sinceridad. Estos presupuestos prefiguran la estabilidad de la legislatura y probablemente los actores principales en la dirección de Estado de las próximas décadas. España se halla en un proceso de transición política, que se viene produciendo desde hace cinco o seis años. La crisis de la Covid-19 la está acelerando. Por lo tanto, necesitamos estabilidad y certezas y quien puede aportarlas es la mayoría de la investidura. Con quien hay que construir país, tanto en la redefinición de nuestro modelo productivo como a la hora de afrontar un tema pendiente de los últimos dos siglos, la plurinacionalidad, a mi juicio debe ser la mayoría de la investidura. No por una cuestión de etiquetas ideológicas, sino de sentido de Estado, de estabilidad y sentido de la realidad. ¿Es verosímil y sensato llegar a acuerdos de Estado con quien configura un bloque, como dijo bien el presidente aludiendo a la foto de Colón, y gobierna con el apoyo de la ultraderecha? No es cuestión de preferencias sino de sentido común.
Desde una lógica de izquierdas, ¿no sería bueno tratar de vaciar esa plaza de Colón?
Ojalá hubiera menos derecha y ultraderecha en España, pero hay que respetar también a la oposición, a pesar de que se está situando en lugares alejados de la democracia, con el boicot a la renovación del Poder Judicial, o las noticias, de una dimensión ya inasumible, de la mal llamada policía patriótica. Esas tres derechas han configurado un bloque que gobierna todos los días en la comunidad y el ayuntamiento de Madrid, en Andalucía, en Murcia, en Castilla y León… Si en toda España existieran opciones políticas, como el PNV o incluso determinados sectores posconvergentes, con los que se puede articular un sentido de Estado y un proyecto de país, sería sensata otra geometría. Pero es melancólico intentar adaptar la realidad a nuestros deseos. La realidad de las tres derechas españolas es la que es. El Gobierno tiene la obligación de ser serio y coherente y ofrecer seguridad al construir alianzas que permitan pilotar el Estado en los próximos diez o quince años.
Habla de estabilidad. Asociarla ahora a algunas fuerzas catalanas, es complicado. ¿Cómo valora que el PDECat se una a la negociación?
No sería elegante por mi parte entrar en debates internos de organizaciones que están en un momento histórico muy complejo. Pero como Gobierno debemos hablar con todos, el PNV, EH Bildu, ERC, y también con Junts…
¿También con Junts?
Sí, sí, también con Junts, con los que son fieles a una línea y con los que han decidido una línea diferente. Hay que aceptar a todos los interlocutores que han elegido los ciudadanos.
Si la negociación presupuestaria crease condiciones para una moción de censura que diera la presidencia de Madrid a Ciudadanos, ¿qué harían sus diputados?
Creo que la respuesta a esa hipótesis la dio hace unos días el señor Ignacio Aguado: el PSOE indicó una oportunidad muy interesante a Ciudadanos de romper su alianza con la ultraderecha y con el gobierno de Ayuso, y Ciudadanos no tardó en contestar que están con Vox y el PP.
¿Pero si se dieran las condiciones?
Si ya es difícil interpretar el pasado, no es prudente interpretar hipótesis de futuro. Eso creo que lleva también a la melancolía.
Usted anunció una cobertura incapacidad cotizada para padres. ¿Cuándo estará disponible? Porque las clases ya han empezado.
Como coordinador de las políticas sociales del Gobierno, mis indicaciones han sido claras, tanto al ministerio de Trabajo como al de Inclusión. Lo que no puede ser es que nos encontremos con situaciones absurdas. Por ejemplo: qué ocurre si unos padres, ante la decisión de llevar a sus hijos al colegio, ven que tienen fiebre y que por lo tanto, en aras de la salud pública, no deben llevarlo a la escuela pero no tienen con quién dejar al niño. Es absurdo que esos padres, esos trabajadores no estén protegidos por una incapacitación temporal. Este es el criterio del ministerio de Trabajo, que está trabajando en esta dirección. Me consta que hay consenso con el ministerio de Inclusión y esto lo tienen que poner a funcionar inmediatamente, porque imagínense que esa familia dice: “Hombre, pues no me puedo permitir que me echen del trabajo, llevaré los niños a la escuela”. Eso no tiene ningún sentido, cualquiera que nos lea o nos escuche estará de acuerdo.
El vicepresidente asegura que “la estabilidad del país y la dirección de Estado de las próximas décadas pasa por el bloque de la investidura”
Con la reanudación del curso político, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, se ha situado de nuevo en primer plano en la compleja articulación de mayorías para un presupuesto de cuya aprobación dependen la legislatura y la recuperación de la economía española. Sobre la geometría de un curso muy difícil versa esta entrevista, realizada el pasado jueves en Madrid.
¿Qué inconveniente hay en que los presupuestos se aprueben con los máximos apoyos, trascendiendo los bloques de la investidura?
No es problema de ventajas e inconvenientes, sino de sentido de la realidad y de sinceridad. Estos presupuestos prefiguran la estabilidad de la legislatura y probablemente los actores principales en la dirección de Estado de las próximas décadas. España se halla en un proceso de transición política, que se viene produciendo desde hace cinco o seis años. La crisis de la Covid-19 la está acelerando. Por lo tanto, necesitamos estabilidad y certezas y quien puede aportarlas es la mayoría de la investidura. Con quien hay que construir país, tanto en la redefinición de nuestro modelo productivo como a la hora de afrontar un tema pendiente de los últimos dos siglos, la plurinacionalidad, a mi juicio debe ser la mayoría de la investidura. No por una cuestión de etiquetas ideológicas, sino de sentido de Estado, de estabilidad y sentido de la realidad. ¿Es verosímil y sensato llegar a acuerdos de Estado con quien configura un bloque, como dijo bien el presidente aludiendo a la foto de Colón, y gobierna con el apoyo de la ultraderecha? No es cuestión de preferencias sino de sentido común.
Desde una lógica de izquierdas, ¿no sería bueno tratar de vaciar esa plaza de Colón?
Ojalá hubiera menos derecha y ultraderecha en España, pero hay que respetar también a la oposición, a pesar de que se está situando en lugares alejados de la democracia, con el boicot a la renovación del Poder Judicial, o las noticias, de una dimensión ya inasumible, de la mal llamada policía patriótica. Esas tres derechas han configurado un bloque que gobierna todos los días en la comunidad y el ayuntamiento de Madrid, en Andalucía, en Murcia, en Castilla y León… Si en toda España existieran opciones políticas, como el PNV o incluso determinados sectores posconvergentes, con los que se puede articular un sentido de Estado y un proyecto de país, sería sensata otra geometría. Pero es melancólico intentar adaptar la realidad a nuestros deseos. La realidad de las tres derechas españolas es la que es. El Gobierno tiene la obligación de ser serio y coherente y ofrecer seguridad al construir alianzas que permitan pilotar el Estado en los próximos diez o quince años.
Habla de estabilidad. Asociarla ahora a algunas fuerzas catalanas, es complicado. ¿Cómo valora que el PDECat se una a la negociación?
No sería elegante por mi parte entrar en debates internos de organizaciones que están en un momento histórico muy complejo. Pero como Gobierno debemos hablar con todos, el PNV, EH Bildu, ERC, y también con Junts…
¿También con Junts?
Sí, sí, también con Junts, con los que son fieles a una línea y con los que han decidido una línea diferente. Hay que aceptar a todos los interlocutores que han elegido los ciudadanos.
Si la negociación presupuestaria crease condiciones para una moción de censura que diera la presidencia de Madrid a Ciudadanos, ¿qué harían sus diputados?
Creo que la respuesta a esa hipótesis la dio hace unos días el señor Ignacio Aguado: el PSOE indicó una oportunidad muy interesante a Ciudadanos de romper su alianza con la ultraderecha y con el gobierno de Ayuso, y Ciudadanos no tardó en contestar que están con Vox y el PP.
¿Pero si se dieran las condiciones?
Si ya es difícil interpretar el pasado, no es prudente interpretar hipótesis de futuro. Eso creo que lleva también a la melancolía.
Usted anunció una cobertura incapacidad cotizada para padres. ¿Cuándo estará disponible? Porque las clases ya han empezado.
Como coordinador de las políticas sociales del Gobierno, mis indicaciones han sido claras, tanto al ministerio de Trabajo como al de Inclusión. Lo que no puede ser es que nos encontremos con situaciones absurdas. Por ejemplo: qué ocurre si unos padres, ante la decisión de llevar a sus hijos al colegio, ven que tienen fiebre y que por lo tanto, en aras de la salud pública, no deben llevarlo a la escuela pero no tienen con quién dejar al niño. Es absurdo que esos padres, esos trabajadores no estén protegidos por una incapacitación temporal. Este es el criterio del ministerio de Trabajo, que está trabajando en esta dirección. Me consta que hay consenso con el ministerio de Inclusión y esto lo tienen que poner a funcionar inmediatamente, porque imagínense que esa familia dice: “Hombre, pues no me puedo permitir que me echen del trabajo, llevaré los niños a la escuela”. Eso no tiene ningún sentido, cualquiera que nos lea o nos escuche estará de acuerdo.