Una história.- Noche del 5 de enero: frío... y una luna preciosa que parece hacerme un guiño. La miro, me estremezco al tiempo que escucho: ¡a cenar! entro en casa y me siento -nervioso- a la mesa, junto a mi padre. Le miro y -veo- una sonrrisa que -corriendo- me conforta y me predispone a la pregunta: ¿Papá, los Reyes Magos, pasarán por casa...? mi madre responde, si dar tiempo a mi padre: ¡claro, hijo, claro que pasarán...! Tomo la sopa caliente, sin saber lo que hago. Termino y pido permiso para levantarme (antes, debía hacerse). Ante la mirada de mi padre, me "fundo" en el regazo de mi madre -casi- obligándola a hacer equilibrios, para conservar "llena" la cucharada de sopa que se disponía a tomar. Le pregunto, inquisidor: ¿Seguro, mamá? mirándola a sus ojos, profundos a la vez que claros y acogedores, al tiempo que -con mis cortos brazos- conseguía rodear su cintura, apretando. ¡Claro hijo, seguro, seguro...!
Recuerdo -con claridad- que aquélla noche de aquél año, no pronuncié más palabras y sí -antes de que mi padre cumpliera con el rito, diario, de arroparme en la cama: me fundí -de nuevo- con mi madre, al tiempo que estampaba un beso largo, muy largo en su rostro..."Si mi madre lo dice -pensé- los Reyes Magos pasarán -esta noche- por casa". Y (ésto ya no lo recuerdo) pero debí dormirme en un sueño largo, profundo y gratificante que, valga la contradicción -físicamente- me "gratificó" poco..., pero si lo suficiente para poder apreciar -desde mi cama-, por la mañana que "SÍ": Que mi madre lo sabía. Que los Reyes habían pasado por casa y que sus regalos, estaban frente a mí dando forma a todas aquéllas ilusiones que -yo- había "regado" durante los largos meses de espera. El día de Reyes, 6 de enero de aquél año; yá no queda en mi recuerdo. fué un deambular ensimismado, de un juguete a otro. No muchos, pero sí coincidentes y portadores de toda aquélla ilusión que había depositado, de recibirlos...
Día de Reyes, con su impagable noche, del 5... que yá no regresará. Y que -trasncurridos los años queda -"abierta"- en mi memória, a través de aquélla "llave" que significó -para mi recuerdo- el beso largo, intenso y confiado que todo hijo -alguna vez- (o muchas) ha tenido la gran suerte de poderle dar a su madre... el recuerdo de una noche tan especial: la noche del 5 de enero, vigilia del día de Reyes. De los Reyes Magos de Oriente...
Saludos y... feliz noche del día 5 de enero; a todos. Y a aquéllos (as) que "aún" tengan la gran suerte de poder dar -a su madre- un beso, igual al que intento describir; que no dejen de hacerlo. Que no dejen de vivirlo...
Saludos.
Recuerdo -con claridad- que aquélla noche de aquél año, no pronuncié más palabras y sí -antes de que mi padre cumpliera con el rito, diario, de arroparme en la cama: me fundí -de nuevo- con mi madre, al tiempo que estampaba un beso largo, muy largo en su rostro..."Si mi madre lo dice -pensé- los Reyes Magos pasarán -esta noche- por casa". Y (ésto ya no lo recuerdo) pero debí dormirme en un sueño largo, profundo y gratificante que, valga la contradicción -físicamente- me "gratificó" poco..., pero si lo suficiente para poder apreciar -desde mi cama-, por la mañana que "SÍ": Que mi madre lo sabía. Que los Reyes habían pasado por casa y que sus regalos, estaban frente a mí dando forma a todas aquéllas ilusiones que -yo- había "regado" durante los largos meses de espera. El día de Reyes, 6 de enero de aquél año; yá no queda en mi recuerdo. fué un deambular ensimismado, de un juguete a otro. No muchos, pero sí coincidentes y portadores de toda aquélla ilusión que había depositado, de recibirlos...
Día de Reyes, con su impagable noche, del 5... que yá no regresará. Y que -trasncurridos los años queda -"abierta"- en mi memória, a través de aquélla "llave" que significó -para mi recuerdo- el beso largo, intenso y confiado que todo hijo -alguna vez- (o muchas) ha tenido la gran suerte de poderle dar a su madre... el recuerdo de una noche tan especial: la noche del 5 de enero, vigilia del día de Reyes. De los Reyes Magos de Oriente...
Saludos y... feliz noche del día 5 de enero; a todos. Y a aquéllos (as) que "aún" tengan la gran suerte de poder dar -a su madre- un beso, igual al que intento describir; que no dejen de hacerlo. Que no dejen de vivirlo...
Saludos.