Me temo que el número de indecisos, en lugar de recortarse, debió aumentar tras el debate de ayer. Creo que habrá mucha decisión de última hora a pie de urna. Nadie naufragó con estrépito desde el punto de vista argumental, pues dijeron lo que siempre venían diciendo, pero hubo naufragios notables desde el punto de vista formal. Por ejemplo, resultaba difícil adivinar a dónde apuntaban algunos puntos de mira. Casado y Rivera bizqueaban para sacudir a Sánchez y, al mismo tiempo, enredarse entre ellos en rifirrafes y alborotos hablando ambos a la vez a voz en cuello para desconcierto, supongo, de los espectadores que los consideran aliados estratégicos y para alivio de Pedro Sánchez que, más sereno y sólido que el día anterior, salió bien parado de una ofensiva derechista enferma de tremendismo.
Iñaki Gabilondo
Iñaki Gabilondo