Se dispara la inquietud ante la deriva dictatorial de Sánchez amparado en estados de alarma sine die.
Que la desescalada iba a ser un caos no sorprende. Lo que preocupa es la deriva despótica de un Sánchez que le ha cogido gusto al estado de alarma.
Que la desescalada iba a ser un caos no sorprende. Lo que preocupa es la deriva despótica de un Sánchez que le ha cogido gusto al estado de alarma.