LIDERAZGO Y SOLUCIONES
Y pese a todo ello, el Gobierno ha ido construyendo, de manera tardía y con errores, es cierto, pero ya de modo creciente y razonable, un liderazgo que, pese a las tremendas dificultades del momento, ha logrado:
1.- El imprescindible confinamiento de los ciudadanos en sus domicilios.
2.- La pedagogía y la comunicación que subrayan y justifican la utilidad de la alarma.
3.- La coordinación de todas las fuerzas de seguridad del Estado, Policía Nacional, Guardia Civil, Ertzaintza, Mossos d´Esquadra y Policías Municipales y Locales de España, en una ejemplar cooperación que todos apreciamos altamente.
4.- La puesta a disposición de las Fuerzas Armadas, con la Unidad Militar de Emergencias (UME) a la cabeza, pero también con efectivos del Ejército de Tierra, del Ejército del Aire y de la Armada; efectivos que están realizando extraordinarias y meritorias labores de desinfección de instalaciones en todo el territorio nacional, montando hospitales de campaña, habilitando buques como hospitales flotantes, apoyando a la Policía en tareas conjuntas de seguridad, etc. etc., en un trabajo muy sacrificado y ejemplar que demuestra la necesidad de contar con unas Fuerzas Armadas modernas y bien dotadas, imprescindibles como instrumento de paz.
5.- La necesaria labor de recentripetación de las Comunidades Autónomas, algunas de las cuales tienden a rebasar por sistema la centrifugación acordada en el modelo constitucional y autonómico.
6.- La coordinación de los medios sanitarios, hospitalarios, científicos y farmacéuticos del país que, pese a las reticencias de algunas autonomías y a los fallos de ciertos sectores privados -como las residencias de mayores- están funcionando cada vez mejor.
7.- La implementación de medidas para asegurar la producción de bienes básicos, la logística nacional y el transporte, de modo que, a pesar de la histeria de los primeros días, en ningún momento se ha producido problema alguno de abastecimiento de bienes, y no solo de los de primeras necesidad.
8.- La salvaguarda de las instalaciones estratégicas que suministran agua y energía eléctrica a las ciudades, con especial atención a las centrales hidroeléctricas y nucleares, en lo que el Ejército está apoyando también.
9.- La salvaguarda de los servicios de telefonía, telecomunicaciones, internet y redes, que mantienen su operatividad en todo momento a pesar de la sobrecarga de una población enclaustrada que hace una utilización masiva de ellos.
10.- La implementación de nuevas ayudas y medidas de alivio para empresas, pymes y autónomos.
11.- La puesta en marcha de nuevas ayudas y medidas de alivio para trabajadores, desempleados, inquilinos y colectivos más vulnerables.
12.- La gestión de la cotidianeidad del Estado, como la entrada en vigor hoy de la nueva Campaña de la Renta, junto a la gestión de tantos asuntos relativos al desempleo, el funcionamiento de la Seguridad Social, el abono puntual de las pensiones, etc.
Todo ello quiere decir que, a pesar de todo, el Estado funciona y que quien está hoy al mando algún mérito tiene que tener para que todo siga en marcha y no se produzcan colapsos graves, y más aún cuando está sometido a la presión más endiablada que cabe imaginar sobre los hombros de un presidente.
El Estado funciona y quien está hoy al mando algún mérito tiene que tener para que todo siga en marcha y no se produzcan colapsos graves con la que está cayendo.
En estas condiciones de presión y tensión, ¿quién no cometería errores? ¿Qué genio de la política, de las finanzas, de la economía o de la empresa sería capaz de liderar esta crisis con mayor éxito o con mejor resultado? ¿Acaso Pablo Casado o Santiago Abascal? ¿Acaso Inés Arrimadas?
Luego está la pregunta de qué hemos hecho, que hacemos y qué debemos hacer la ciudadanía. Porque esta crisis no está causada por los gobiernos, sino por un virus que encuentra campo abonado en el tipo de sociedad que hemos creado entre todos y de la que todos somos responsables en una parte alícuota.
Intenten ustedes trabajar con toda la presión de ese cúmulo de tensiones y problemas que hemos detallado. Intente el lector hacerse una idea de cómo gestionar desde la mayor responsabilidad el peor problema que le puede tocar a un gobernante. Hacen falta también compasión y comprensión, ¿por qué no? Críticos, sí, pero no despiadados.
Y pese a todo ello, el Gobierno ha ido construyendo, de manera tardía y con errores, es cierto, pero ya de modo creciente y razonable, un liderazgo que, pese a las tremendas dificultades del momento, ha logrado:
1.- El imprescindible confinamiento de los ciudadanos en sus domicilios.
2.- La pedagogía y la comunicación que subrayan y justifican la utilidad de la alarma.
3.- La coordinación de todas las fuerzas de seguridad del Estado, Policía Nacional, Guardia Civil, Ertzaintza, Mossos d´Esquadra y Policías Municipales y Locales de España, en una ejemplar cooperación que todos apreciamos altamente.
4.- La puesta a disposición de las Fuerzas Armadas, con la Unidad Militar de Emergencias (UME) a la cabeza, pero también con efectivos del Ejército de Tierra, del Ejército del Aire y de la Armada; efectivos que están realizando extraordinarias y meritorias labores de desinfección de instalaciones en todo el territorio nacional, montando hospitales de campaña, habilitando buques como hospitales flotantes, apoyando a la Policía en tareas conjuntas de seguridad, etc. etc., en un trabajo muy sacrificado y ejemplar que demuestra la necesidad de contar con unas Fuerzas Armadas modernas y bien dotadas, imprescindibles como instrumento de paz.
5.- La necesaria labor de recentripetación de las Comunidades Autónomas, algunas de las cuales tienden a rebasar por sistema la centrifugación acordada en el modelo constitucional y autonómico.
6.- La coordinación de los medios sanitarios, hospitalarios, científicos y farmacéuticos del país que, pese a las reticencias de algunas autonomías y a los fallos de ciertos sectores privados -como las residencias de mayores- están funcionando cada vez mejor.
7.- La implementación de medidas para asegurar la producción de bienes básicos, la logística nacional y el transporte, de modo que, a pesar de la histeria de los primeros días, en ningún momento se ha producido problema alguno de abastecimiento de bienes, y no solo de los de primeras necesidad.
8.- La salvaguarda de las instalaciones estratégicas que suministran agua y energía eléctrica a las ciudades, con especial atención a las centrales hidroeléctricas y nucleares, en lo que el Ejército está apoyando también.
9.- La salvaguarda de los servicios de telefonía, telecomunicaciones, internet y redes, que mantienen su operatividad en todo momento a pesar de la sobrecarga de una población enclaustrada que hace una utilización masiva de ellos.
10.- La implementación de nuevas ayudas y medidas de alivio para empresas, pymes y autónomos.
11.- La puesta en marcha de nuevas ayudas y medidas de alivio para trabajadores, desempleados, inquilinos y colectivos más vulnerables.
12.- La gestión de la cotidianeidad del Estado, como la entrada en vigor hoy de la nueva Campaña de la Renta, junto a la gestión de tantos asuntos relativos al desempleo, el funcionamiento de la Seguridad Social, el abono puntual de las pensiones, etc.
Todo ello quiere decir que, a pesar de todo, el Estado funciona y que quien está hoy al mando algún mérito tiene que tener para que todo siga en marcha y no se produzcan colapsos graves, y más aún cuando está sometido a la presión más endiablada que cabe imaginar sobre los hombros de un presidente.
El Estado funciona y quien está hoy al mando algún mérito tiene que tener para que todo siga en marcha y no se produzcan colapsos graves con la que está cayendo.
En estas condiciones de presión y tensión, ¿quién no cometería errores? ¿Qué genio de la política, de las finanzas, de la economía o de la empresa sería capaz de liderar esta crisis con mayor éxito o con mejor resultado? ¿Acaso Pablo Casado o Santiago Abascal? ¿Acaso Inés Arrimadas?
Luego está la pregunta de qué hemos hecho, que hacemos y qué debemos hacer la ciudadanía. Porque esta crisis no está causada por los gobiernos, sino por un virus que encuentra campo abonado en el tipo de sociedad que hemos creado entre todos y de la que todos somos responsables en una parte alícuota.
Intenten ustedes trabajar con toda la presión de ese cúmulo de tensiones y problemas que hemos detallado. Intente el lector hacerse una idea de cómo gestionar desde la mayor responsabilidad el peor problema que le puede tocar a un gobernante. Hacen falta también compasión y comprensión, ¿por qué no? Críticos, sí, pero no despiadados.
Amén. Pobrecitos, no saben hacer nada y les exigimos todo.