DE LUIS DEL VAL.
"Debe ser muy duro examinarse a sí mismo y, aun siendo exigente, como sin duda es Pedro Sánchez, comprobar que todo lo has hecho bien. Porque, si a la exigencia personal de nuestro Presidente, unimos la característica humildad de todos los grandes hombres, me imagino el difícil trago que tuvo que suponer para él aparecer ante la Prensa y tener que confesar su perfección en el cometido, incluso haber llevado a España al primer puesto internacional de la transparencia.
Y, si la cuantía del sueldo de la esposa del presidente es un secreto de Estado, como lo es la identificación de los agentes secretos, será por nuestro bien. Y si no sabemos quién organiza y paga los vuelos de cientos de inmigrantes ilegales de Canarias a la península, e ignoramos cuántos inmigrantes enfermos de covid hay huidos, será por lo mismo. El hombre que nos dijo en junio, “ya hemos vencido la pandemia”, nunca nos mintió, sino que velaba por nuestra felicidad y, si le hubiera parecido un fallo, lo hubiera confesado.
En otros países la rendición de cuentas de la gestión del Presidente se hace ante el Parlamento, pero es porque no han alcanzado la nueva normalidad de la que disfrutamos los españoles. Si la gestión alcanza la cima de la perfección ¿para qué ir al Parlamento, donde la oposición negará la evidencia, puesto que nunca reconocerá los inmensos éxitos de este gran hombre?
Y lo que no olvidarán nunca las familias de los 83 médicos fallecidos será la delicadeza que tuvo el Presidente de no acusarles de negligencia en su trabajo. Algunos se contagiaron tras permanece al pie de las camas 32 horas seguidas. Y la más joven de estos médicos tenía 28 años. ¡Dios mío 28 años, en la plenitud del entusiasmo y la vocación! Me imagino que ahora les quitarán el Premio Príncipe de Asturias, porque si el Presidente lo ha hecho todo bien, aquello de envolverse en bolsas de basura, o de improvisar mascarillas quirúrgicas, seguro que fue un descuido de ellos imperdonable. Pero la delicadeza de este hombre humilde y, a la vez perfecto, fue eludir una acusación que estaba clara: si murieron enfermeros y médicos fue por culpa de ellos mismos, porque el Gobierno lo hizo todo bien. Creo que sus familias nunca, nunca, olvidarán este detalle que ha tenido con ellos el señor Presidente".
"Debe ser muy duro examinarse a sí mismo y, aun siendo exigente, como sin duda es Pedro Sánchez, comprobar que todo lo has hecho bien. Porque, si a la exigencia personal de nuestro Presidente, unimos la característica humildad de todos los grandes hombres, me imagino el difícil trago que tuvo que suponer para él aparecer ante la Prensa y tener que confesar su perfección en el cometido, incluso haber llevado a España al primer puesto internacional de la transparencia.
Y, si la cuantía del sueldo de la esposa del presidente es un secreto de Estado, como lo es la identificación de los agentes secretos, será por nuestro bien. Y si no sabemos quién organiza y paga los vuelos de cientos de inmigrantes ilegales de Canarias a la península, e ignoramos cuántos inmigrantes enfermos de covid hay huidos, será por lo mismo. El hombre que nos dijo en junio, “ya hemos vencido la pandemia”, nunca nos mintió, sino que velaba por nuestra felicidad y, si le hubiera parecido un fallo, lo hubiera confesado.
En otros países la rendición de cuentas de la gestión del Presidente se hace ante el Parlamento, pero es porque no han alcanzado la nueva normalidad de la que disfrutamos los españoles. Si la gestión alcanza la cima de la perfección ¿para qué ir al Parlamento, donde la oposición negará la evidencia, puesto que nunca reconocerá los inmensos éxitos de este gran hombre?
Y lo que no olvidarán nunca las familias de los 83 médicos fallecidos será la delicadeza que tuvo el Presidente de no acusarles de negligencia en su trabajo. Algunos se contagiaron tras permanece al pie de las camas 32 horas seguidas. Y la más joven de estos médicos tenía 28 años. ¡Dios mío 28 años, en la plenitud del entusiasmo y la vocación! Me imagino que ahora les quitarán el Premio Príncipe de Asturias, porque si el Presidente lo ha hecho todo bien, aquello de envolverse en bolsas de basura, o de improvisar mascarillas quirúrgicas, seguro que fue un descuido de ellos imperdonable. Pero la delicadeza de este hombre humilde y, a la vez perfecto, fue eludir una acusación que estaba clara: si murieron enfermeros y médicos fue por culpa de ellos mismos, porque el Gobierno lo hizo todo bien. Creo que sus familias nunca, nunca, olvidarán este detalle que ha tenido con ellos el señor Presidente".
Se examina así mismo y suspende. Hizo algo correcto.