"Nuevo impulso" a la legislatura
Sánchez sopesa cambios profundos en el Gobierno y en el PSOE tras los indultos
Baraja una remodelación de calado de su Ejecutivo que efectuaría después de la medida de gracia, bien antes de agosto o bien más cerca del congreso federal
La idea del presidente es reforzar el peso político de su Gabinete y de su cúpula en el PSOE, pero no ha dado pistas aún del alcance de la reestructuración.
Esta vez, no se trata de meras elucubraciones. Todas las señales apuntan en la misma dirección. Que ahora sí toca y que Pedro Sánchez sí hará uso de su cuaderno azul. Que el presidente acometerá, probablemente, una profunda remodelación de su Gobierno y también un claro rediseño de su ejecutiva federal en el PSOE. El líder socialista lo está sopesando y de hecho ha abierto consultas con dirigentes del partido y altos cargos en el Ejecutivo. La reestructuración del Gabinete se llevaría a cabo, en todo caso, después de que el Consejo de Ministros decida sobre los indultos. Pero no está claro aún si llegaría para antes de las vacaciones de verano o bien hacia el otoño, en paralelo al 40º Congreso Federal del PSOE, que se celebrará en València el 15, 16 y 17 de octubre. Se cuenta con que Sánchez conformaría un Gobierno más "político" que el actual —y tal vez con menos carteras—, para afrontar con un "nuevo impulso" el segundo tramo de la legislatura, haciéndolo coincidir con el final del túnel de la pandemia, la conquista del objetivo del 70% de la población vacunada y el afianzamiento de la recuperación económica.
El pasado 1 de junio, el secretario general del PSOE cumplió tres años desde su llegada a la Moncloa tras una fugaz moción de censura, embridada en menos de una semana. Mariano Rajoy abandonó el poder acorralado por la 'Gürtel' y Sánchez pudo sacar a su partido de las catacumbas demoscópicas para conformar un Gobierno que, en sus líneas maestras, le ha acompañado desde entonces. Con el reajuste obligado, claro, por la incorporación de Unidas Podemos en enero de 2020, tras las dos elecciones generales que ganaron los socialistas.
La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, junto con la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este 1 de junio, en la Moncloa.
TRAS EL CONSEJO DE MINISTROS
El Gobierno no descarta que Junqueras pueda sentarse en la mesa de diálogo
Thank you for watching
El presidente situó como su mano derecha a Carmen Calvo, ascendió al secretario de Organización, José Luis Ábalos, a la poderosa cartera de Fomento (luego Transportes) y promocionó desde Andalucía a María Jesús Montero. Concedió las riendas de la economía a una alta funcionaria de la UE, Nadia Calviño; otorgó a una experta en medio ambiente, Teresa Ribera, el señero departamento de Transición Ecológica, y premió con Defensa a uno de sus fichajes estrella en las elecciones de 2016 y siempre leal, Margarita Robles. Y destinó a Interior a Fernando Grande-Marlaska, juez aupado al Consejo General del Poder Judicial por el PP. En Educación colocó a Isabel Celaá; en Industria, a Reyes Maroto; en Ciencia, al astronauta Pedro Duque, y en Agricultura, a Luis Planas.
Sánchez ha mantenido en estos tres años una línea continuista, más allá de la entrada de los socios de Unidas Podemos en enero de 2020
Ese diseño básico no sufrió demasiadas mutaciones con la suma de Unidas Podemos. Hubo ministros que dejaron el Gabinete, pero no ellos. El Ejecutivo se amplió hasta los 22 departamentos y, desde entonces, Sánchez solo ha procedido a retoques quirúrgicos por la salida de Salvador Illa de Sanidad —se convirtió en el cabeza de cartel del PSC en las catalanas del 14-F—, sustituido por Miquel Iceta, y de Pablo Iglesias como vicepresidente segundo —se marchó para liderar la lista morada en los comicios madrileños—, reemplazado por Ione Belarra, movimiento que supuso el ascenso de Yolanda Díaz como vicepresidenta tercera.
Nuevo combustible con encuestas adversas
Pero ahora las condiciones son otras. Ahora, según confirman a EL PERIÓDICO fuentes gubernamentales y de la cúpula socialista, Sánchez sí está dispuesto a una reforma "profunda" de su Gabinete. Lo está "reflexionando", coinciden, y de hecho sí que ha reclamado su opinión a responsables del partido y altos cargos del Ejecutivo. De esas conversaciones emana la conclusión de que el presidente buscaría "reforzar el peso político" de su equipo. Un cambio de caras que en el partido y en el Gobierno entienden necesario para encarar el segundo tramo de su mandato. De hecho, un relevo sería congruente con el mensaje que él y los suyos llevan repitiendo semanas, que la legislatura "empieza ahora", una vez que la cobertura de vacunación avanza y los fondos europeos —el maná de 140.000 millones de euros en seis años— estarán operativos en los próximos meses.
Sánchez desdeña el coste por los indultos y apuesta por abrir una nueva etapa
XIII CUMBRE HISPANO-POLACA, EN MADRID
Sánchez asume el desgaste político que tendrán los indultos del 'procés'
Pero el mandatario también necesita nuevo combustible en un momento en el que las encuestas empiezan a situar al PP como primera fuerza del país y detectan un cierto trasvase de voto socialista a Pablo Casado tras el 4-M. Hay quienes, no obstante, en Ferraz y en el Ejecutivo, desaconsejan los movimientos porque sería "maquillaje", un cambio "más estético", un "efecto placebo" —en palabras de un ministro—, una reestructuración que "no preocupa al ciudadano de a pie", más inquieto por la evolución de la pandemia o su situación económica y laboral.
Hay quienes en el Gobierno y en el partido entienden que una crisis de gobierno sería "maquillaje" o un "efecto placebo" no necesario
No obstante, Sánchez no ha dejado ver a sus colaboradores el alcance real de esa posible remodelación ministerial. Todo está en el aire. Porque además tiene dos barajas con las que jugar y muchas piezas posibles para mover: el Gobierno y el partido. El PSOE se acerca a su 40º Congreso: será convocado en julio por el comité federal y se celebrará entre el 15 y el 17 de octubre en València. De ahí que algunos cuadros apunten que el jefe del Ejecutivo podría renovar su Consejo de Ministros en julio, después de la delicada decisión de los indultos, o bien planee hacerlo más cerca del congreso federal. Esta última sería la solución más convencional y en cierta medida lógica, pero con Sánchez, un líder muy hermético, las quinielas siempre son difíciles.
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Baraja una remodelación de calado de su Ejecutivo que efectuaría después de la medida de gracia, bien antes de agosto o bien más cerca del congreso federal
La idea del presidente es reforzar el peso político de su Gabinete y de su cúpula en el PSOE, pero no ha dado pistas aún del alcance de la reestructuración.
Esta vez, no se trata de meras elucubraciones. Todas las señales apuntan en la misma dirección. Que ahora sí toca y que Pedro Sánchez sí hará uso de su cuaderno azul. Que el presidente acometerá, probablemente, una profunda remodelación de su Gobierno y también un claro rediseño de su ejecutiva federal en el PSOE. El líder socialista lo está sopesando y de hecho ha abierto consultas con dirigentes del partido y altos cargos en el Ejecutivo. La reestructuración del Gabinete se llevaría a cabo, en todo caso, después de que el Consejo de Ministros decida sobre los indultos. Pero no está claro aún si llegaría para antes de las vacaciones de verano o bien hacia el otoño, en paralelo al 40º Congreso Federal del PSOE, que se celebrará en València el 15, 16 y 17 de octubre. Se cuenta con que Sánchez conformaría un Gobierno más "político" que el actual —y tal vez con menos carteras—, para afrontar con un "nuevo impulso" el segundo tramo de la legislatura, haciéndolo coincidir con el final del túnel de la pandemia, la conquista del objetivo del 70% de la población vacunada y el afianzamiento de la recuperación económica.
El pasado 1 de junio, el secretario general del PSOE cumplió tres años desde su llegada a la Moncloa tras una fugaz moción de censura, embridada en menos de una semana. Mariano Rajoy abandonó el poder acorralado por la 'Gürtel' y Sánchez pudo sacar a su partido de las catacumbas demoscópicas para conformar un Gobierno que, en sus líneas maestras, le ha acompañado desde entonces. Con el reajuste obligado, claro, por la incorporación de Unidas Podemos en enero de 2020, tras las dos elecciones generales que ganaron los socialistas.
La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, junto con la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este 1 de junio, en la Moncloa.
TRAS EL CONSEJO DE MINISTROS
El Gobierno no descarta que Junqueras pueda sentarse en la mesa de diálogo
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El presidente situó como su mano derecha a Carmen Calvo, ascendió al secretario de Organización, José Luis Ábalos, a la poderosa cartera de Fomento (luego Transportes) y promocionó desde Andalucía a María Jesús Montero. Concedió las riendas de la economía a una alta funcionaria de la UE, Nadia Calviño; otorgó a una experta en medio ambiente, Teresa Ribera, el señero departamento de Transición Ecológica, y premió con Defensa a uno de sus fichajes estrella en las elecciones de 2016 y siempre leal, Margarita Robles. Y destinó a Interior a Fernando Grande-Marlaska, juez aupado al Consejo General del Poder Judicial por el PP. En Educación colocó a Isabel Celaá; en Industria, a Reyes Maroto; en Ciencia, al astronauta Pedro Duque, y en Agricultura, a Luis Planas.
Sánchez ha mantenido en estos tres años una línea continuista, más allá de la entrada de los socios de Unidas Podemos en enero de 2020
Ese diseño básico no sufrió demasiadas mutaciones con la suma de Unidas Podemos. Hubo ministros que dejaron el Gabinete, pero no ellos. El Ejecutivo se amplió hasta los 22 departamentos y, desde entonces, Sánchez solo ha procedido a retoques quirúrgicos por la salida de Salvador Illa de Sanidad —se convirtió en el cabeza de cartel del PSC en las catalanas del 14-F—, sustituido por Miquel Iceta, y de Pablo Iglesias como vicepresidente segundo —se marchó para liderar la lista morada en los comicios madrileños—, reemplazado por Ione Belarra, movimiento que supuso el ascenso de Yolanda Díaz como vicepresidenta tercera.
Nuevo combustible con encuestas adversas
Pero ahora las condiciones son otras. Ahora, según confirman a EL PERIÓDICO fuentes gubernamentales y de la cúpula socialista, Sánchez sí está dispuesto a una reforma "profunda" de su Gabinete. Lo está "reflexionando", coinciden, y de hecho sí que ha reclamado su opinión a responsables del partido y altos cargos del Ejecutivo. De esas conversaciones emana la conclusión de que el presidente buscaría "reforzar el peso político" de su equipo. Un cambio de caras que en el partido y en el Gobierno entienden necesario para encarar el segundo tramo de su mandato. De hecho, un relevo sería congruente con el mensaje que él y los suyos llevan repitiendo semanas, que la legislatura "empieza ahora", una vez que la cobertura de vacunación avanza y los fondos europeos —el maná de 140.000 millones de euros en seis años— estarán operativos en los próximos meses.
Sánchez desdeña el coste por los indultos y apuesta por abrir una nueva etapa
XIII CUMBRE HISPANO-POLACA, EN MADRID
Sánchez asume el desgaste político que tendrán los indultos del 'procés'
Pero el mandatario también necesita nuevo combustible en un momento en el que las encuestas empiezan a situar al PP como primera fuerza del país y detectan un cierto trasvase de voto socialista a Pablo Casado tras el 4-M. Hay quienes, no obstante, en Ferraz y en el Ejecutivo, desaconsejan los movimientos porque sería "maquillaje", un cambio "más estético", un "efecto placebo" —en palabras de un ministro—, una reestructuración que "no preocupa al ciudadano de a pie", más inquieto por la evolución de la pandemia o su situación económica y laboral.
Hay quienes en el Gobierno y en el partido entienden que una crisis de gobierno sería "maquillaje" o un "efecto placebo" no necesario
No obstante, Sánchez no ha dejado ver a sus colaboradores el alcance real de esa posible remodelación ministerial. Todo está en el aire. Porque además tiene dos barajas con las que jugar y muchas piezas posibles para mover: el Gobierno y el partido. El PSOE se acerca a su 40º Congreso: será convocado en julio por el comité federal y se celebrará entre el 15 y el 17 de octubre en València. De ahí que algunos cuadros apunten que el jefe del Ejecutivo podría renovar su Consejo de Ministros en julio, después de la delicada decisión de los indultos, o bien planee hacerlo más cerca del congreso federal. Esta última sería la solución más convencional y en cierta medida lógica, pero con Sánchez, un líder muy hermético, las quinielas siempre son difíciles.