Buenas noches a todos: hace mucho que no ando por aquí y no es por falta de ganas sino de
trabajo. Me gustaría poder mostraros mi jardín por estas fechas. Está precioso. Pero de hacer y descargar
fotos se ocupa una de mis nietas y, entre el Instituto y el Conservatorio de
Música, no tiene tiempo. De todos modos veré lo que encuentro por ahí aunque sea del año pasado, y si me lo permitís, escribo a continuación, uno de mis
poemas que tiene que ver bastante con la madre naturaleza, que es en definitiva el techo del mundo.
Un abrazo.
EL TECHO DEL MUNDO
Me entristece pensar
que de la madre naturaleza
nos podemos olvidar.
Que pocas veces a ella
nos referimos en
poesía,
se valora en su justa medida
o se agradece la luz del día.
Nos proporciona todo lo necesario,
nos da lo mejor de si misma,
paisajes de ensueño, picos nevados,
valles, ríos, mares, acantilados...
Una
luna de estío,
un cielo lleno de estrellas
y mil gotas de rocío.
Una magnolia cuyas flores
como la nieve de blancas
hacen que parezcan
la
Navidad sin guirnaldas.
Una concha a la que el mar
lleva hasta la misma playa
y al regresar mar a dentro
olvidó recuperarla.
También nos proporciona
de los
animales su compañía,
que por dinero se aniquilan
o se abandonan en una esquina.
¿Qué le damos nosotros
a cambio de todo eso?
polución, incendios, desechos,
destrozando nuestro techo.
Reflexionemos sin dilaciones
antes de que sea demasiado tarde,
respetando como a nuestra madre
a esa flor, a ese mar, a esa luna,
porque no podemos ni imaginar
si se cansa de nuestros desmanes
el alto precio que podemos pagar.
Yosefín