San Blas en 1952 habitantes
Paco. Te paso un poquitín de esa historia, someramente y aunque lo conoces, te puedes hacer idea concreta de fechas. La gente lo pasaba mal. y a todo nos acostumbramos por allí también. En 1967, ocho antes del adiós del dictador acabo lo que comenzó en 1955 c ok mo. buque insignia de Franco, hasta llegar a ocho millones....
Buenas noches
«San Blas fue el buque insignia del desarrollismo español, un ejemplo de nueva ciudad construida desde el Estado». Así lo vendía la propaganda de la dictadura: la inauguración del «Gran San Blas» en 1962, con Franco dándose un baño de masas, fue portada de los periódicos de la época. Menos eco tuvo en la prensa la apertura, un año antes, del primer colegio del barrio: incluso se produjeron disturbios ante la escasez de plazas escolares. «Como en todos los barrios que se hicieron en esa época, no había equipamientos, y tuvieron que pasar más de 25 años para que se solucionaran esos problemas», apunta Márquez, que en su libro enumera las carencias de un proyecto diseñado «casi como una ciudad autónoma», lejos del casco urbano y sobre un terreno despoblado.
En San Blas todo era nuevo, incluso el nombre. Aquella zona rústica de Madrid se denominaba El Cerro de la Vaca hasta que en 1952, poco antes de que emergieran las grúas, se decidiera rebautizar para dedicársela al santo.
Las obras comenzaron en 1955, pero los equipamientos siempre llegaron a rebufo y con retraso. Por ejemplo, el depósito de agua que todavía resiste en la calle Hermanos García Noblejas fue inaugurado cinco años después de la primera entrega de llaves. Entre tanto, el agua llegaba a cuenta gotas en verano a las viviendas situadas a más altura.
El primer mercado también se hizo de rogar, y los vecinos se acostumbraron a abastecerse con la venta ambulante o acudiendo a El Zoco, una calle de tierra donde se apiñaban, como en un poblado africano, precarias tiendas en barracas.
Los primeros tranvías que llegaron a San Blas lo hicieron sorteando rebaños de ovejas, imagen que inmortalizó una escena de la película El Pisito, protagonizada por José Luis López Vázquez.
Tuvieron que pasar más de 25 años para que lo dotasen de equipamientos
En las 30.000 viviendas de San Blas se alojó mano de obra para los polígonos industriales próximos, pero también a mutualistas de los sindicatos verticales, niños de Rusia repatriados y, sobre todo, familias que el 'baby boom' convirtió en numerosas. El refrán castellano de «por San Blas, las cigüeñas verás» cobró nuevo sentido en un barrio proletario en todas las acepciones.
Según un informe de 1967, en San Blas se contaban 11.000 niños en edad escolar, pero apenas 4.000 plazas en colegios públicos: los cobradores lo llamaban «el barrio sin madre», porque era habitual que los menores abrieran las puertas de los domicilios para escaquear el pago de los recibos. La falta de escolarización tuvo consecuencias más serias, como la delincuencia juvenil que dejó estigma a partir de la década de los 70. Sin embargo, nadie ha llegado tan lejos como uno de esos niños criados en San Blas: hablamos de Pedro Duque, el único astronauta español. De Madrid al cielo, y de San Blas al espacio.
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Buenas noches
«San Blas fue el buque insignia del desarrollismo español, un ejemplo de nueva ciudad construida desde el Estado». Así lo vendía la propaganda de la dictadura: la inauguración del «Gran San Blas» en 1962, con Franco dándose un baño de masas, fue portada de los periódicos de la época. Menos eco tuvo en la prensa la apertura, un año antes, del primer colegio del barrio: incluso se produjeron disturbios ante la escasez de plazas escolares. «Como en todos los barrios que se hicieron en esa época, no había equipamientos, y tuvieron que pasar más de 25 años para que se solucionaran esos problemas», apunta Márquez, que en su libro enumera las carencias de un proyecto diseñado «casi como una ciudad autónoma», lejos del casco urbano y sobre un terreno despoblado.
En San Blas todo era nuevo, incluso el nombre. Aquella zona rústica de Madrid se denominaba El Cerro de la Vaca hasta que en 1952, poco antes de que emergieran las grúas, se decidiera rebautizar para dedicársela al santo.
Las obras comenzaron en 1955, pero los equipamientos siempre llegaron a rebufo y con retraso. Por ejemplo, el depósito de agua que todavía resiste en la calle Hermanos García Noblejas fue inaugurado cinco años después de la primera entrega de llaves. Entre tanto, el agua llegaba a cuenta gotas en verano a las viviendas situadas a más altura.
El primer mercado también se hizo de rogar, y los vecinos se acostumbraron a abastecerse con la venta ambulante o acudiendo a El Zoco, una calle de tierra donde se apiñaban, como en un poblado africano, precarias tiendas en barracas.
Los primeros tranvías que llegaron a San Blas lo hicieron sorteando rebaños de ovejas, imagen que inmortalizó una escena de la película El Pisito, protagonizada por José Luis López Vázquez.
Tuvieron que pasar más de 25 años para que lo dotasen de equipamientos
En las 30.000 viviendas de San Blas se alojó mano de obra para los polígonos industriales próximos, pero también a mutualistas de los sindicatos verticales, niños de Rusia repatriados y, sobre todo, familias que el 'baby boom' convirtió en numerosas. El refrán castellano de «por San Blas, las cigüeñas verás» cobró nuevo sentido en un barrio proletario en todas las acepciones.
Según un informe de 1967, en San Blas se contaban 11.000 niños en edad escolar, pero apenas 4.000 plazas en colegios públicos: los cobradores lo llamaban «el barrio sin madre», porque era habitual que los menores abrieran las puertas de los domicilios para escaquear el pago de los recibos. La falta de escolarización tuvo consecuencias más serias, como la delincuencia juvenil que dejó estigma a partir de la década de los 70. Sin embargo, nadie ha llegado tan lejos como uno de esos niños criados en San Blas: hablamos de Pedro Duque, el único astronauta español. De Madrid al cielo, y de San Blas al espacio.
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