Se empezó a distinguir el principio de la
primavera, al que se llamaba vere primo, sin ser todavía el nombre de una nueva estación. Con la forma primum ver empieza a tener nombre la estación, que finalmente queda fijado ya en femenino, prima vera, hacia el 1490. Ése fue finalmente el nombre del principio de la estación del buen tiempo.
Verano, que procede de Ver (Primavera) y es la abreviación de veranum tempus (latín vulgar), pasó a ser la segunda parte del ver (es decir, que si se hubiese seguido con el ordinal, se hubiese llamado "segunda-vera". Y finalmente con la palabra estío se designaba el final de la estación de los calores. Compárese con su derivado estiaje, la estación más seca, cuando disminuyen los caudales de agua de los ríos. Al volver a entrar en estación lluviosa pasamos al otoño, que se desgajó del
invierno.