Voy a dejar la
primavera de
Burgos para ensalzar la del Bierzo. En concreto la de Villafranca del Bierzo. Y para hacer justicia a quien supo recibir con los brazos abiertos a un ilustre hijo de Tardajos, sin título hasta la fecha. Pensar que a mi me sucedió algo parecido; que hubo un pueblo noble que nos acogió cuando el mío nos hizo marchar, me ha dado mucha comprensión con los pueblos que todo te lo facilitan cuando los tuyos te fallan. Y que me hicieran eso a mi, y mi
familia, que no éramos nada, podría tener justificación, pero tampoco la tenía.
Sin embargo, Mariano Díez Tobar, el Primer Padre Paúl Tardajeño se fue de su pueblo en la mas absoluta incomprensión, acusado de ser mal profesor y causante del suicidio de un alumno. O sea, que además le calificaron de mala persona.
Y allí en Villafranca del Bierzo fue recibido con todos los honores. Fue buena persona, buen
hombre, buen cura, buen profesor y un gran científico del que su pueblo ha renegado siempre porque sabiéndolo en la época contemporánea todavía no se ha dignado a reclamar su herencia. Es una herencia espiritual de la que os iré detallando en imágenes sucesivas de este bello pueblo, Villafranca del Bierzo.
Luego no prosperamos, o no tenemos la prosperidad que queremos. Fama, dinero, fortuna para poder para ser los dioses de la nada, quizás. Pasa en muchas ocasiones pero es hora de hacer un alto en el Camino y reflexionar el porqué de la falta de inquietudes de todo tipo. Y puede muy bien estar en que no recibimos el pasado sino con desprecio y despedimos a aquellos que son distintos y piensan diferente o nos inquietan. Somos muy complejos, pero un brindis por aquellos pueblos abiertos que nos brindan un rayo de luz cuando todo parecía cerrarse a nuestro alrededor. Felicidades.