Hola Carmen!
Estoy un poco acatarrada y ando algo espesa, no me quiero extender.
Ya me imaginaba leyendo tus poesías que seguramente habías escrito libros, veo que has hecho publicaciones, estupendo, hay que dar a conocer esas maravillas, tu ya eres una consagrada.
Quiero enviarte un poema de amistad, espero que te guste, alguna vez igual podemos compartir una conversación con una copa, o un buen café, Un abrazo
Qué alegría saber
Qué alegría saber de tu amistad
Con ese valor que tú me das,
saborear tu sonrisa, vibrar con tu mirada,
que me hace emocionar la ilusión olvidada,
susurros cómplices, contengo mis lágrimas.
Qué alegría tener tu cariño, tu amor,
tu amistad, tu confianza de ratos sin fin,
con la taza entre tus dedos, hablamos…
de todo y de nada y todo en confianza.
Qué alegría querernos sin partidas
conversando nuestro mundo;
El paladar de los caldos, en esa copa
que moja los labios y brillan las miradas.
Qué alegría cuando las palabras
Invitan al silencio de nuestro encuentro,
Susurrando las voces en melodías,
Porque el silencio es comodín de saber.
La alegría de contarnos las tristezas
que contienen abrazos emocionados,
llantos que se ahogan en el túnel del tiempo.
Qué alegría poder compartir tanto,
comprender sin arrojos, sin soberbias
escondidas en la ansiedad de memorias
ensañadas a cocer falsos prejuicios.
Estoy un poco acatarrada y ando algo espesa, no me quiero extender.
Ya me imaginaba leyendo tus poesías que seguramente habías escrito libros, veo que has hecho publicaciones, estupendo, hay que dar a conocer esas maravillas, tu ya eres una consagrada.
Quiero enviarte un poema de amistad, espero que te guste, alguna vez igual podemos compartir una conversación con una copa, o un buen café, Un abrazo
Qué alegría saber
Qué alegría saber de tu amistad
Con ese valor que tú me das,
saborear tu sonrisa, vibrar con tu mirada,
que me hace emocionar la ilusión olvidada,
susurros cómplices, contengo mis lágrimas.
Qué alegría tener tu cariño, tu amor,
tu amistad, tu confianza de ratos sin fin,
con la taza entre tus dedos, hablamos…
de todo y de nada y todo en confianza.
Qué alegría querernos sin partidas
conversando nuestro mundo;
El paladar de los caldos, en esa copa
que moja los labios y brillan las miradas.
Qué alegría cuando las palabras
Invitan al silencio de nuestro encuentro,
Susurrando las voces en melodías,
Porque el silencio es comodín de saber.
La alegría de contarnos las tristezas
que contienen abrazos emocionados,
llantos que se ahogan en el túnel del tiempo.
Qué alegría poder compartir tanto,
comprender sin arrojos, sin soberbias
escondidas en la ansiedad de memorias
ensañadas a cocer falsos prejuicios.