Efectivamente Carmen esas frambuesas de tu foto son las que ahora cultivan allí en los pueblos de la zona. Estos últimos veranos se me salen los ojos de las órbitas al verlas tan hermosas, porque me encantan pero yo no las tengo. Hace muchos años en casa había bastantes por detrás de las paredes de la huerta, pero eran pequeñitas y prácticamente solo se recogían a primeros de verano y para de contar, luego fueron desapareciendo por falta de cuidados. Ahora tengo que plantar alguna si o si, porque la verdad es que me gustan muchísimo, me aguanto bastante las ganas cuando paso por los caminos y las tengo al alcance de la mano, pero de toda la vida en los pueblos la fruta de los vecinos era sagrada y existía un respeto, no se cogía, aún sabiendo Carmen que lo triste es que las manzanas y las peras de los vecinos siempre son más grandes y más sabrosas que las nuestras.
Ahora el primero que `pasa ve una flor o un fruto y llena la bolsa de lo que sea, lilas, tomates, cebollas, manzanas da igual, por eso recuerda que me quedé sin membrillos este otoño, bueno, por no hablar...
Que eres una privilegiada Carmen, que tu disfrutas de las frambuesas todo el año, con lo saludables que son.
Un fuerte abrazo.
Ahora el primero que `pasa ve una flor o un fruto y llena la bolsa de lo que sea, lilas, tomates, cebollas, manzanas da igual, por eso recuerda que me quedé sin membrillos este otoño, bueno, por no hablar...
Que eres una privilegiada Carmen, que tu disfrutas de las frambuesas todo el año, con lo saludables que son.
Un fuerte abrazo.
Ana Mari:
soy consciente del privilegio que tengo por haber creído siempre en la naturaleza. Ella me lo enseñó. Aunque tuvo sus dificultades el alternar la ciudad con el pueblo. Yo notaba el cambio como de la noche al día. Se acababan los meses crudos de invierno, y vuelta a mis puros aires de la Sierra Ministra, que es donde se encuentra ubicado el Alto Tajo. Y allí se me pasaban los males. Es que no tenía nada mas que fiarme de mi propio bienestar para saber qué era lo que me sentaba bien.
Y ahora, aún distintos paisajes, sigue siendo campo abierto. En nuestros huertos hemos creado un variado ecosistema. Frutales de las clases que se dan aquí en lo que antes era la ladera de un páramo en Rabé, y huerta en Tardajos. Hemos introducido las frambuesas que ves procedentes de mi pueblo, que a su vez eran originarias de Valencia. Casi todo el pueblo tiene matas de esas frambuesas. Y si tienen agua, se reproducen a rabiar. Las tuvimos en el patio y arrasaban igual que si fueran zarzas de moras. Las quitamos y las llevamos al huerto, y ahí ya tienen su propio espacio y se reproducen mucho. Ya hemos llevado esquejes de esas frambuesas a la Rioja. Ya sabes, si los quieres no tienes nada mas que acercarte por Tardajos en la época de plantación, por ejemplo en la primavera. Solo te aviso que si les falta el agua, son diminutas.
También tenemos pimientos del padrón, en invernadero de semillas compradas en sobrecitos. Y no te lo vas a creer, esponjas naturales de calabazas que activan la circulación de la sangre.
Luego a mi me ha dado por sembrar orégano, manzanilla y albahaca. En mi terraza el pasado verano: salvia, menta poleo, hierbaluisa, melisa y otras hierbas medicinales. La hierba luisa no sé si me resultará pues no la puedo dejar en el exterior, pero en cuanto llegue marzo la sacaré a la calle y a ver qué pasa.
Ya ves, he hecho de mis nostalgias, mis necesidades. También he encontrado por el campo tomillo y mejorana. La ventaja es que lo conozco y por eso lo aprecio.
En cuanto a lo que dices de las manzanas ajenas, siempre se hacía entre los chavales que merodeábamos los huertos. No para comer o llenar bolsas, sino por el hecho de saltar una valla y subirnos a un árbol a comernos una manzana verde o unas ciruelas.
Y aquí, desde luego, si no nos hubiera dado por vallar primero la tierra, los árboles no hubieran prosperado y los pimientos nunca los hubiéramos cogido rojos. Y la presencia también impone.
Sin embargo desde que nos fuimos de mi pueblo casi todo se ha perdido. Ni frambuesas, ni membrilleros, ni perales. Solo quedan nogales que crecen libremente y manzanos. Del resto, nada. Y tapias derruidas y zarzas por doquier. Lo que no se cuida... pero todo tiene su propia historia. A veces de envidias ciegas que te alejan de donde te hubiera gustado estar de vez en cuando. Y no de extraños, sino celos familiares que son todavía los más ruines que puedan existir. Ni comer ni dejar comer.
un abrazo Ana Mari
soy consciente del privilegio que tengo por haber creído siempre en la naturaleza. Ella me lo enseñó. Aunque tuvo sus dificultades el alternar la ciudad con el pueblo. Yo notaba el cambio como de la noche al día. Se acababan los meses crudos de invierno, y vuelta a mis puros aires de la Sierra Ministra, que es donde se encuentra ubicado el Alto Tajo. Y allí se me pasaban los males. Es que no tenía nada mas que fiarme de mi propio bienestar para saber qué era lo que me sentaba bien.
Y ahora, aún distintos paisajes, sigue siendo campo abierto. En nuestros huertos hemos creado un variado ecosistema. Frutales de las clases que se dan aquí en lo que antes era la ladera de un páramo en Rabé, y huerta en Tardajos. Hemos introducido las frambuesas que ves procedentes de mi pueblo, que a su vez eran originarias de Valencia. Casi todo el pueblo tiene matas de esas frambuesas. Y si tienen agua, se reproducen a rabiar. Las tuvimos en el patio y arrasaban igual que si fueran zarzas de moras. Las quitamos y las llevamos al huerto, y ahí ya tienen su propio espacio y se reproducen mucho. Ya hemos llevado esquejes de esas frambuesas a la Rioja. Ya sabes, si los quieres no tienes nada mas que acercarte por Tardajos en la época de plantación, por ejemplo en la primavera. Solo te aviso que si les falta el agua, son diminutas.
También tenemos pimientos del padrón, en invernadero de semillas compradas en sobrecitos. Y no te lo vas a creer, esponjas naturales de calabazas que activan la circulación de la sangre.
Luego a mi me ha dado por sembrar orégano, manzanilla y albahaca. En mi terraza el pasado verano: salvia, menta poleo, hierbaluisa, melisa y otras hierbas medicinales. La hierba luisa no sé si me resultará pues no la puedo dejar en el exterior, pero en cuanto llegue marzo la sacaré a la calle y a ver qué pasa.
Ya ves, he hecho de mis nostalgias, mis necesidades. También he encontrado por el campo tomillo y mejorana. La ventaja es que lo conozco y por eso lo aprecio.
En cuanto a lo que dices de las manzanas ajenas, siempre se hacía entre los chavales que merodeábamos los huertos. No para comer o llenar bolsas, sino por el hecho de saltar una valla y subirnos a un árbol a comernos una manzana verde o unas ciruelas.
Y aquí, desde luego, si no nos hubiera dado por vallar primero la tierra, los árboles no hubieran prosperado y los pimientos nunca los hubiéramos cogido rojos. Y la presencia también impone.
Sin embargo desde que nos fuimos de mi pueblo casi todo se ha perdido. Ni frambuesas, ni membrilleros, ni perales. Solo quedan nogales que crecen libremente y manzanos. Del resto, nada. Y tapias derruidas y zarzas por doquier. Lo que no se cuida... pero todo tiene su propia historia. A veces de envidias ciegas que te alejan de donde te hubiera gustado estar de vez en cuando. Y no de extraños, sino celos familiares que son todavía los más ruines que puedan existir. Ni comer ni dejar comer.
un abrazo Ana Mari