Se puede llorar, por el tiempo que perdimos y que ya no vuelve otros. Por aquellos viejos sueños que ya nunca nunca se volveran realidad. Por las dulces primaveras que se nos van escapando para ya no regresar, por cada momento de dicha que se aleja sin poderlo remediar. Si vale llorar, gemir y gritar, por esas ofensas, por esos insultos, por esas traiciones, por esos silencios por esos ingratos o tristes recuerdos, por las grandes ilusiones que se marchitaron ya entre las horas, en que mansamente se ingnoraba que la compañera de cada momento vendria siendo, nadamas y nadamenos que la dislucida e inquietante soledad. por los sinsabores que nos quedan ya, porque sin aliento se recorre el tiempo que se va alejando por los sentimientos que se nos perdieron sin saber como ni cuando, en cualquier viejo lugar, añorando aquellos recuerdos en el olvido que nos quieren en terrar. Si vale pensar por los desengaños, por los atropellos, por las injusticias que destrozan nuestro mundo incierto, y por los quebrantos que en las noches oscuras nos provocan hondos y triste suspiros que prodriamos tardar en borralos toda una eternidad.