Sancho era un chico gordo y de escasa voluntad. Desde niño había vivido la mayor parte del tiempo en la ciudad de
Burgos con su tía Sancha de Pamplona
La
educación del joven era supervisada desde la distancia por su
abuela Toda —la reina viuda y regente de
Navarra—
Sancho había desarrollado una obesidad mórbida. Comía constantemente y su gordura le había transformado en un auténtico inválido, pues no podía montar a caballo ni empuñar armas. En agosto del 955, tras fallecer el rey Ordoño por causas naturales, Sancho fue coronado Rey de
León.