Y es que la figura cuenta con una marcada caracterización a la que no falta ni su mascota, un lobo domesticado como animal de compañía. Vive en una cueva en las montañas, donde tiene un horno en el que amasa el pan que entrega a los padres para que estos se lo regalen a sus hijos al llegar a casa.
Aunque ella conoce todo sobre los niños y niñas, la Vieja del Monte solo puede ser vista por los adultos, habitualmente pastores o labradores, a los que da trozos de chorizo, tortilla, queso o avellanas. "Recuerdo como mi padre llegaba de trabajar y yo le preguntaba sobre qué le había dado la Vieja para mí. Solía sacar de la fardela pan posado o cachos de tortilla y chorizo, que le habían sobrado del almuerzo, y me los entregaba de su parte"
Aunque ella conoce todo sobre los niños y niñas, la Vieja del Monte solo puede ser vista por los adultos, habitualmente pastores o labradores, a los que da trozos de chorizo, tortilla, queso o avellanas. "Recuerdo como mi padre llegaba de trabajar y yo le preguntaba sobre qué le había dado la Vieja para mí. Solía sacar de la fardela pan posado o cachos de tortilla y chorizo, que le habían sobrado del almuerzo, y me los entregaba de su parte"
Son muchos los pueblos leoneses donde, los ahora adultos, recuerdan la llegada de sus padres del monte y la ilusión que les hacía rebuscar en su zurrona para ver lo que mandaba la Vieja del Monte. En la toponimia se conservan infinidad de lugares con los nombres de Pico la Vieja, Peña La Vieja, Cueva la Vieja….. etc. y el mito se extiende por todas las comarcas del Reino de León.