El tema desde mi punto de vista es interesante. Diré...

Nada impide que los ateos busquen un ritual de funeral equivalente al que organizan los creyentes. Así sucede, desde hace tiempo y con éxito por lo que se refiere a las bodas, también la imposición de nombre (llamados bautizos) y otras ceremonias que, muchas veces tuvieron un origen pagano como, por ejemplo, la confirmación que deriva de la puesta de largo de los jóvenes. La iglesia se apodera de fiestas y ceremonias civiles para hacer proselitismo y no ha de tardar mucho de que se declare fiesta religiosa, entre otras, la colocación de la "primera piedra" en el inicio de nuevas obras bendecidas por el cura de turno.

Pero ¿qué pasa cuando se trata de la muerte?; desde luego, que las exequias sean puramente civiles o que sea una incineración, no necesitan en nada la colaboración de ninguna religión; el recogimiento podría ser suficiente, el silencio y las lágrimas podrían bastar; sin embargo, ésto resulta pobre, insulso, artificioso para el consuelo de los familiares creyentes. Una velada fúnebre debe llevar, oraciones, cantos, rezos, símbolos, actitudes, ritos, sacramentos, etc. etc.. Es una forma de domesticar el horror por la pérdida del ser querido, de humanizarlo y civilizarlo, no se entierra a una persona como a un animal ni se incinera como a un leño.

Los ateos encontraran una fórmula para que el funeral valga para todos, creyentes y no creyentes, naturalmente respetando siempre la voluntad del difunto.

saludos.

El tema desde mi punto de vista es interesante. Diré una observación. En el colegio que estudié, que no era en propiedad de los regidores, comparron unos terrenos para construir uno nuevo. Pues bien, se colocó la primera piedra, asistió el cura, nos dieron un paquete de caramelos y lo presenciamos alrededor de MIL ESTUDIANTES. Estuvo bien la ceremonia.

¿Un rito para los ateos? Que lo busquen.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Lo buscan, estoy seguro; quizás se trate de un asunto de tiempo. No se sustituye en un abrir y cerrar de ojos dos mil años de emoción y de imaginario. Pero hay algo más, la fuerza de la religión en esos momentos no es otra cosa que la debilidad y el miedo de los creyentes frente a la muerte, frente a la nada; la iglesia está ahí para su consuelo.

Cuando el finado sea ateo y deje escrito o hablado la forma en que desea ser velado, opino que la familia debe atenerse a tal deseo y no organizar actos ... (ver texto completo)