Fue Gregorio X el que dispuso que los cardenales deberían de reunirse durante 10 días después de fallecer el Papa y permanecer aislados hasta que eligieran sucesor.
Los cardenales son nombrados por el Papa y son también los que eligen al Pontífice en la que sólo participan los menores de 80 años. Los cardenales se dirigirán directamente a la Capilla Sixtina a votar a puerta cerrada. Juran en primer lugar todos juntos y luego uno por uno, de mayor a menor. El decano, Angelo Sodano, pregunta si alguien tiene alguna duda sobre el procedimiento y si responden que no, el cardenal diácono más joven cierra la puerta y comienza la votación.
Los cardenales no podrán leer los periódicos, hablar con nadie, ni por teléfono y tampoco ver la televisión. Se desplazarán en minibús desde su habitación en Santa Marta a la Capilla Sixtina.
Los cardenales escriben en la papeleta el nombre de su elegido y luego la doblan por la mitad, de uno en uno se levantan y se dirigen al altar con la papeleta en alto. Al llegar al altar se arrodillan y recitan: " Convoco como testigo a Nuestro Señor Jesucristo, que será mi juez, de que mi voto ha ido dirigido a aquel que ante Dios pienso que debe ser elegido".
Hay 117 cardenales (creo) electores. Depositan la papeleta en la urna y vuelven a su sitio. En el recuento los escrutados, que han accedido al cargo por sorteo, agitan el cáliz para alterar el orden de las papeletas.
... (Continuará)
Los cardenales son nombrados por el Papa y son también los que eligen al Pontífice en la que sólo participan los menores de 80 años. Los cardenales se dirigirán directamente a la Capilla Sixtina a votar a puerta cerrada. Juran en primer lugar todos juntos y luego uno por uno, de mayor a menor. El decano, Angelo Sodano, pregunta si alguien tiene alguna duda sobre el procedimiento y si responden que no, el cardenal diácono más joven cierra la puerta y comienza la votación.
Los cardenales no podrán leer los periódicos, hablar con nadie, ni por teléfono y tampoco ver la televisión. Se desplazarán en minibús desde su habitación en Santa Marta a la Capilla Sixtina.
Los cardenales escriben en la papeleta el nombre de su elegido y luego la doblan por la mitad, de uno en uno se levantan y se dirigen al altar con la papeleta en alto. Al llegar al altar se arrodillan y recitan: " Convoco como testigo a Nuestro Señor Jesucristo, que será mi juez, de que mi voto ha ido dirigido a aquel que ante Dios pienso que debe ser elegido".
Hay 117 cardenales (creo) electores. Depositan la papeleta en la urna y vuelven a su sitio. En el recuento los escrutados, que han accedido al cargo por sorteo, agitan el cáliz para alterar el orden de las papeletas.
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