Una cosa es venerar, admirar las imágenes, o emocionarse observándolas, como se hace ante la fotografía, el busto o la estatua de un ser querido, y otra muy distinta decir que las imágenes se adoran.
Las imágenes que representan a Dios (Jesús), la Virgen o los santos, no son adoradas, ni hay que persignarse o arrodillarse ante ellas. El que lo hace no conoce exactamente lo que significa adorar a Dios. Por cierto que, lamentablemente, hay mucho de eso.
En cuanto a la lluvia, llueve porque así viene la meteorología, sin más. No hay que buscarle tres pies al gato.
Las imágenes que representan a Dios (Jesús), la Virgen o los santos, no son adoradas, ni hay que persignarse o arrodillarse ante ellas. El que lo hace no conoce exactamente lo que significa adorar a Dios. Por cierto que, lamentablemente, hay mucho de eso.
En cuanto a la lluvia, llueve porque así viene la meteorología, sin más. No hay que buscarle tres pies al gato.