Creo que el problema lo tenemos entre la existencia y la esencia.
La existencia, siempre a traves de la historia del mundo se ha creido en un ser superior, motor, energia que hizo el mundo, dela nada, no sale nada. Por mas ateos que hayan saben que Dios esta existente, Lo que no conocemos nadie la esencia de ese Dios. Una piedra existe y esta al lado de otra e incluso rozandose y no ven su esencia, el hombre mira las piedras, las piedras se notan que hay lago que las coge y las lanza, sabe que existe una fuerza superior a ellas, pero no ve su esencia. Esto son estudios de Teologia que al hombre le da una cierta informacion. Recordemos una cosa es la existencia y otra la esencia.
La existencia, siempre a traves de la historia del mundo se ha creido en un ser superior, motor, energia que hizo el mundo, dela nada, no sale nada. Por mas ateos que hayan saben que Dios esta existente, Lo que no conocemos nadie la esencia de ese Dios. Una piedra existe y esta al lado de otra e incluso rozandose y no ven su esencia, el hombre mira las piedras, las piedras se notan que hay lago que las coge y las lanza, sabe que existe una fuerza superior a ellas, pero no ve su esencia. Esto son estudios de Teologia que al hombre le da una cierta informacion. Recordemos una cosa es la existencia y otra la esencia.
Pues el exceso del mal en el mundo no deja en buen lugar al Dios del que hablas.
saludos.
saludos.
Amigo Iberia: Tú dices: “Pues el exceso del mal en el mundo no deja en buen lugar al Dios del que hablas...”. Yo preferiría decir: “El exceso del mal en el mundo no deja en buen lugar al hombre que lo habita”. Lo que Dios no hace es aprobar ni incentivar el mal, cualquier mal que sea y, por tanto, que vaya contra el mandamiento del amor, que es la ley fundamental. Lo que es digno de admiración es que Dios al hacernos libres no lo ha hecho con trampa, es decir, “Os hago libres, pero no os consiento que hagáis esto y aquello y lo de más allá” (como hacen los dictadores. Con éstos todos deben andar como velas). La libertad con que hemos nacido es un riesgo que debemos correr, y si no fuéramos tan inclinados a la perversión por engaño del maligno y por arrastrarnos en el egoísmo, la ambición y lo que llamamos pecados capitales, (entre los cuales están la envidia, la avaricia, la lujuria), que nos pueden esclavizar si no ponemos los medios para liberarnos. Con el apoyo de Dios y nuestro firme propósito iremos dominando tanto mal, y veremos que este mundo no sólo no está lleno de mal, sino que podría ser la antesala del destino feliz al que caminamos. Lo que muchos han conseguido, ¿por qué no nosotros?
Epicuro, va directo a lo esencial cuando habla del "mal" que tu refieres, y decía:
O bien Dios quiere eliminar el mal y no puede, o puede eliminarlo y no quiere, o ni lo quiere ni lo puede, o lo quiere y lo puede.
- Si quiere y no puede, es impotente, lo que no es adecuado a Dios.
- Si puede y no quiere es malvado, idea que es extraña a Dios.
- Si no quiere ni puede, es a la vez impotente y malvado, y por tanto no es Dios.
- Si quiere y puede, algo que sólo está al alcance de Dios, ¿de dónde procede entonces el mal, o por qué Dios no lo suprime?.
Desde luego que los hombres son frecuentemente responsables de sufrimientos e injusticias; pero te pregunto ¿Quién ha creado la humanidad? y como creyente contestas que Dios nos creó libres, lo que lleva implícito nuestra capacidad para hacer el mal y esto nos lleva a preguntarnos: ¿somos entonces más libres que Dios, que sólo es capaz -perfección obliga- de hacer el bien? e incluso, prescindiendo de esta dificultad, preguntarnos: ¿por qué Dios nos creó tan débiles, tan cobardes, tan violentos, tan avariciosos, ten pretenciosos tan excesivos? ¿Por qué hay tantos granujas o mediocres y tan pocos héroes o santos? Por qué tanto egoísmo, envidia y odio, y tan poca generosidad y amor?.! Banalidad del mal y poquedad del bien!.
Creo que un Dios podría haber conseguido, incluso dejándonos libres e imperfectos, una proporción más favorable.
saludos.
O bien Dios quiere eliminar el mal y no puede, o puede eliminarlo y no quiere, o ni lo quiere ni lo puede, o lo quiere y lo puede.
- Si quiere y no puede, es impotente, lo que no es adecuado a Dios.
- Si puede y no quiere es malvado, idea que es extraña a Dios.
- Si no quiere ni puede, es a la vez impotente y malvado, y por tanto no es Dios.
- Si quiere y puede, algo que sólo está al alcance de Dios, ¿de dónde procede entonces el mal, o por qué Dios no lo suprime?.
Desde luego que los hombres son frecuentemente responsables de sufrimientos e injusticias; pero te pregunto ¿Quién ha creado la humanidad? y como creyente contestas que Dios nos creó libres, lo que lleva implícito nuestra capacidad para hacer el mal y esto nos lleva a preguntarnos: ¿somos entonces más libres que Dios, que sólo es capaz -perfección obliga- de hacer el bien? e incluso, prescindiendo de esta dificultad, preguntarnos: ¿por qué Dios nos creó tan débiles, tan cobardes, tan violentos, tan avariciosos, ten pretenciosos tan excesivos? ¿Por qué hay tantos granujas o mediocres y tan pocos héroes o santos? Por qué tanto egoísmo, envidia y odio, y tan poca generosidad y amor?.! Banalidad del mal y poquedad del bien!.
Creo que un Dios podría haber conseguido, incluso dejándonos libres e imperfectos, una proporción más favorable.
saludos.
No me puedo permitir dedicar tanto tiempo a hurgar en los foros. Me gusta, me interesa, pero tengo mis obligaciones. Este fin de semana ya había concluido mi cupo, pero aquí te van estos minutillos de mi tiempo.
Son famosos los aforismos de Epicuro, como este: " ¿Por qué temer la muerte?, si mientras existimos, ella no existe y cuando existe la muerte, entonces, no existimos nosotros".
Los filósofos griegos, y más concretamente Epicuro, eran grandes hombres que se hacían grandes preguntas. A veces, ante la imposibilidad de darse respuestas acudían a los aforismos y a las aporías.
Me agrada que tú hayas asumido como hipótesis el aforismo de Epicuro, no porque sea la clave de las posibilidades, sino porque te has planteado una cuestión que hoy ni interesa. Es más importante saber qué jugador va a comprar tal equipo, o si tal actor se divorcia.
Felicidades.
Plantearnos la obra de Dios y la obra del Mal en esos términos es querer “comprender” a Dios. Sólo contamos con la experiencia nuestra. La Sagrada Escritura también se planteó el problema del mal en el mundo y nos dejó una respuesta teológica con lenguaje poético: Dios creó todo y fue dando su aprobación (“Y vio que era bueno”). Cuando creó al hombre, Dios “vio que era muy bueno”. La maldad que descubrimos en la experiencia comenzó por el abuso de la libertad (libertad “verdadera”, aunque no ilimitada), primero en los espíritus, después, por instigación de éstos, en el hombre. El hombre quiso ser igual que Dios, someter a Dios, anular a Dios. Si por un imposible esto fuera posible, sería nuestra aniquilación, pues Dios es el ser y fuente del ser, al destruirlo automáticamente desapareceríamos. La creación malherida arrastra las consecuencias de una libertad dañada. Según la fe cristiana –yo soy cristiano- afirma que ese daño lo ha reparado Jesús. Todo el que vive unido a Jesús vence al Maligno. Pero sin olvidar que en este mundo seguimos viviendo con libertad herida.
Una de las grandes vitorias del demonio en nuestro tiempo es convencernos de que el “Tentador” no existe, y así su obra está completamente en sus manos.
Si el hombre fuera una simple herramienta material en las manos de Dios, le daríamos la razón a Epicuro. Pero el hombre, por ser verdaderamente libre, puede rebelarse a Dios, desobedecerle. Y entonces, no es que “Dios le castiga”, sino que el hombre, alejado de Dios se auto destruye (lo que llamamos infierno, que en la Biblia se representa de diferentes maneras: tinieblas exteriores, gusano que no muere, fuego eterno, etc.)
Dice san Agustín después de su conversión: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti”. Estamos llamados a vivir en la felicidad, pero nunca la encontraremos viviendo de espaldas a la fuente.
Son famosos los aforismos de Epicuro, como este: " ¿Por qué temer la muerte?, si mientras existimos, ella no existe y cuando existe la muerte, entonces, no existimos nosotros".
Los filósofos griegos, y más concretamente Epicuro, eran grandes hombres que se hacían grandes preguntas. A veces, ante la imposibilidad de darse respuestas acudían a los aforismos y a las aporías.
Me agrada que tú hayas asumido como hipótesis el aforismo de Epicuro, no porque sea la clave de las posibilidades, sino porque te has planteado una cuestión que hoy ni interesa. Es más importante saber qué jugador va a comprar tal equipo, o si tal actor se divorcia.
Felicidades.
Plantearnos la obra de Dios y la obra del Mal en esos términos es querer “comprender” a Dios. Sólo contamos con la experiencia nuestra. La Sagrada Escritura también se planteó el problema del mal en el mundo y nos dejó una respuesta teológica con lenguaje poético: Dios creó todo y fue dando su aprobación (“Y vio que era bueno”). Cuando creó al hombre, Dios “vio que era muy bueno”. La maldad que descubrimos en la experiencia comenzó por el abuso de la libertad (libertad “verdadera”, aunque no ilimitada), primero en los espíritus, después, por instigación de éstos, en el hombre. El hombre quiso ser igual que Dios, someter a Dios, anular a Dios. Si por un imposible esto fuera posible, sería nuestra aniquilación, pues Dios es el ser y fuente del ser, al destruirlo automáticamente desapareceríamos. La creación malherida arrastra las consecuencias de una libertad dañada. Según la fe cristiana –yo soy cristiano- afirma que ese daño lo ha reparado Jesús. Todo el que vive unido a Jesús vence al Maligno. Pero sin olvidar que en este mundo seguimos viviendo con libertad herida.
Una de las grandes vitorias del demonio en nuestro tiempo es convencernos de que el “Tentador” no existe, y así su obra está completamente en sus manos.
Si el hombre fuera una simple herramienta material en las manos de Dios, le daríamos la razón a Epicuro. Pero el hombre, por ser verdaderamente libre, puede rebelarse a Dios, desobedecerle. Y entonces, no es que “Dios le castiga”, sino que el hombre, alejado de Dios se auto destruye (lo que llamamos infierno, que en la Biblia se representa de diferentes maneras: tinieblas exteriores, gusano que no muere, fuego eterno, etc.)
Dice san Agustín después de su conversión: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti”. Estamos llamados a vivir en la felicidad, pero nunca la encontraremos viviendo de espaldas a la fuente.
Yo tampoco puedo perder el tiempo en un debate estéril. Me hablas del aforismo de Epicuro que cito en mi post, que de paso te digo que no lo hago para "comprender" a Dios" sino para apoyar mi idea de su inexistencia; y no dedicas un sólo renglón a la aporía que menciono sobre nuestra libertad: ¿somos entonces más libres que Dios, que sólo es capaz -perfección obliga- de hacer el bien?.
La idea de que nosotros, los humanos ordinarios, seamos más libres que Dios, o incluso más libres que Abraham, san Pablo o Mahoma, o sencillamente más libres que los bienaventurados, me parece tan difícil de aceptar como de pensar.
saludos.
La idea de que nosotros, los humanos ordinarios, seamos más libres que Dios, o incluso más libres que Abraham, san Pablo o Mahoma, o sencillamente más libres que los bienaventurados, me parece tan difícil de aceptar como de pensar.
saludos.
Pues ves pensándolo, porque el hombre nace libre y es el mismo hombre el que limita su libertad... todo un contrasentido.