Muy apreciado Iberia. Tienes razón al afirmar que ‘Dios reveló de una vez por todas la verdad’, aunque entiendo que lo dices con ironía. Sin ironía, yo pienso que Dios ha revelado “muchas veces y de diferentes maneras…” la verdad. (como soy cristiano, admito la Biblia, y ésta, en la Carta a los Hebreos, comienza precisamente con esa frase que yo he entrecomillado. Ese texto se refiere a los Profetas, Patriarcas, etc. Pero también se ha revelado Dios de muchísimas otras maneras, como por ejemplo, en el gran libro de la Naturaleza que muchos (también científicos modernos) han sido capaces de leer para descubrir una inteligencia superior que ha creado y sigue cuidando de su obra. La armonía, la precisión, la belleza… ¿se pueden entender por mera casualidad? No sólo ha creado la belleza, sino el órgano capaz de contemplarla para gozarla. Porque muy bien podía existir la belleza (natural y artificial) y faltarnos el órgano adecuado para admirarla. La serpiente, los perros, los árboles… son vivientes incapaces de gozar de una puesta de sol, de una sinfonía o del rostro humano.
Durante milenos, ese lenguaje profundo de la comunicación de lo trascendente, ha permitido que los humanos sintiéramos la necesidad de comunicarnos con un Ser supremo, aunque haya tantas versiones de ese Ser como culturas, incluso como personas. Nunca podremos tener un conocimiento preciso completo y unívoco de Dios, porque Dios no pertenece al mundo de los objetos materiales. (nosotros, aunque humanos, también participamos de la condición de ‘objetos materiales’ debido al cuerpo, a la materia.).
Ahora, como cristiano, doy un paso más y entro en el terreno de la fe. Para mí, la fe no es vendarse los ojos y decir sí a todo. La fe es razonable, pero no sigue los métodos de la ciencia. Es fe. No es dogmatismo, es un don que nos permite hacer una lectura humana del fenómeno divino. En este sentido, el diálogo entre un creyente y un ateo tiene sus dificultades, pero no es imposible, porque en la ciencia tenemos puntos de contacto, y la ciencia es también aliada de la fe.
Como cristiano, admito que Dios se ha revelado de una vez por todas en Jesucristo. Él es la Palabra perfecta que nos ha enviado Dios. Otros no lo creen así. Un budista, un musulmán, un hinduista tendrán otros conceptos religiosos tan respetables como los míos, pero mi discrepancia no me hace renunciar a mi fe. No podemos decir: Puesto que cada uno ve a Dios de una manera, deduzco que no existe. Este raciocinio cojea como si grupos de ciegos, sordos, mudos… quisieran darnos la explicación de la sinfonía que se interpreta ante ellos. No habría coincidencia de opiniones, pero no por ello deduciríamos que la sinfonía era un invento de los que dicen oírla. Mi obligación es vivir según mi fe y respetar la fe de los demás. Y todos, tener la suficiente capacidad y libertad de presentar con serenidad la fe (incluidos los que creen en la no existencia de Dios) que da sentido a nuestras vidas.
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