Seguramente que entre los currantes forzosos habría más de uno que no comulgara con el engaño. La mayoría ignoraba que todas estas, grandes o pequeñas obras, se edificaban con la intención de trascender en la historia incluido un tremendo afán de ego y demostración de riqueza, fuerza o poderío. Más de lo mismo para el arte. Lo malo es que lo estamos viviendo en la actualidad sin necesidad de recurir a creencias. Saludos