Ángel, esto que comentas sobre los herederos de la Iglesia y precisamente relacionado con ella, me ha traído un recuerdo curioso que en su día discutí con el notario de turno.
Resulta que compré un terreno en cierta costa
española con su correspondiente edificación y a la hora de levantar la escritura salió un gravamen de la finca en favor del obispado de aquella diócesis; el dueño del terreno era ajeno a esto y lo desconocía, además como la cuota que debía pagar era tan insignificante que yo
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