Pero ¿quien, entre las personas inteligentes y lúcidas, pretendería, a propósito de la existencia de Dios, disponer de un "saber", o dicho de otro modo, de una experiencia subjetiva y objetivamente suficiente?. Si tal fuera el caso, debería poder convencernos (es lo propio del "saber" que puede ser transmitido a todo individuo normalmente inteligente y cultivado), y el ateísmo habría desaparecido hace mucho tiempo. Lo menos que se puede decir ante las experiencias de manifestación divina que relatas y que no explicas con detalle, es que no sucede así.
saludos
saludos
Muy bien, Iberia. En parte comparto contigo ese criterio, según el cual, si hay creyentes es porque no hay argumentos válidos o suficientes para demostrar que Dios no exista. Y una naturaleza contingente no puede descender eternamente del anterior. O comenzó habiendo gallina o comenzó habiendo huevo (por simplificar el argumento). No puede ser que a todos les hayan dado existencia el anterior de manera indefinida. Y con tanta precisión. Los descubrimientos sobre las cualidades de la naturaleza y su composición no se explican porque sí. Es como asegurar que el Quijote se ha escrito por la pura casualidad de que en una explosión de letras se han colocado casualmente unas al lado de otras y ha surgido, por pura casualidad, propia de las aleaciones estadísticas, El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. La fe, como fenómeno natural es más coherente con la realidad de las cosas. Otra cosa, distinta, pero igual de coherente, es la fe sobrenatural, como la que tengo yo para admitir la existencia de un Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Salvador.