Hemos de encontrar tiempo para que el domingo sea, realmente, un día de plenitud, de amor, de familia, de solidaridad. Para lograr que sea así, no estaría mal quitar todo aquello que hemos escogido para ese día y que sólo nos ha dejado más vacíos y más angustiados. Es mejor un domingo con tiempo para la reflexión y para el descanso que un domingo lleno con cientos de compromisos que nos absorben completamente y nos apartan de lo importante...