En sus movimientos principales, Hinayana o pequeño vehículo (salvación sólo para los privilegiados) y Mahayana o gran vehículo (salvación para todos), el budismo articula su enseñanza en torno al nirvana o realidad verdadera, donde quedan suprimidas las diferencias entre los seres y se alcanza la comunión perfecta por vía de unidad.
Para llegar a este estado de intemporalidad, no de aniquilamiento, el alma tiene que adquirir plena conciencia de su núcleo divino. De esta manera obtiene la madurez necesaria para unirse a Dios, realidad absoluta o estado supraexistencial, que algunos entienden como la identificación total del alma particular con el alma universal
Para llegar a este estado de intemporalidad, no de aniquilamiento, el alma tiene que adquirir plena conciencia de su núcleo divino. De esta manera obtiene la madurez necesaria para unirse a Dios, realidad absoluta o estado supraexistencial, que algunos entienden como la identificación total del alma particular con el alma universal