Sabemos que Dios existe.
El orden del universo habla de una causa: la sabiduría de Dios. Sobre todo por el hecho de que el mundo no es un caos, sino un cosmos, es decir, un todo ordenado, armónico, no absurdo, sino inteligible. Los científicos son los testigos privilegiados de esta realidad. Si el mundo no fuera hecho según un designio inteligente y providente, la ciencia misma sería imposible. Por eso, si los científicos son honestos, no pueden sino constatar la maravilla del orden del universo, el cual habla de una causa: la sabiduría de Dios.
El orden del universo habla de una causa: la sabiduría de Dios. Sobre todo por el hecho de que el mundo no es un caos, sino un cosmos, es decir, un todo ordenado, armónico, no absurdo, sino inteligible. Los científicos son los testigos privilegiados de esta realidad. Si el mundo no fuera hecho según un designio inteligente y providente, la ciencia misma sería imposible. Por eso, si los científicos son honestos, no pueden sino constatar la maravilla del orden del universo, el cual habla de una causa: la sabiduría de Dios.