Lamento, apreciado lagunero, tan lamentable befa de la palabra del Papa. Te invito a leer su palabra auténtica con detención, llena de altísimo, noble, humanísimo, y evangélico contenido, y no de burdas expresiones tan carentes de ingenio como la que nos has querido ofrecer.
Supongo que esa ocurrencia habrá surgido en un momento de calentura, muy disculpable.
Supongo que esa ocurrencia habrá surgido en un momento de calentura, muy disculpable.