Es una noticia que no sorprende.
La situación económica mundial está muy convulsa.
Me trae a la memoria esas películas de los pioneros americanos en busca de tierras y de oro.
¡Maricón el último!
No se puede saber cuánto tiempo se mantendrá la racionalidad antes de lanzarse todos al ¡sálvese quien pueda!
Para que la bosa funcione tiene que haber empresas y las empresas están siendo zarandeadas fuertemente por la pandemia del coronavirus.
Los ingleses y americanos lo han entendido muy bien y están poniendo toda su carne en el asador para resguardarse cuanto antes de la pandemia, ¡su mayor enemigo!
No es casualidad que acaparen el mercado de vacunas; les va la vida en ello.
Si Europa es capaz de competir en ese terreno, que por ahora lo dudo, quizá no llegue la sangre al río.
De momento, no se puede esperar, más bien hay que desesperar.
España, ni está ni se la espera. Más desesperanza aún, si cabe.
Nuestro IBEX está destrozado.
Mientras tanto, los políticos de perfil y capeando el temporal de muy mala manera.
¡Solo faltaban las elecciones catalanas y los independentistas en la calle!
La situación económica mundial está muy convulsa.
Me trae a la memoria esas películas de los pioneros americanos en busca de tierras y de oro.
¡Maricón el último!
No se puede saber cuánto tiempo se mantendrá la racionalidad antes de lanzarse todos al ¡sálvese quien pueda!
Para que la bosa funcione tiene que haber empresas y las empresas están siendo zarandeadas fuertemente por la pandemia del coronavirus.
Los ingleses y americanos lo han entendido muy bien y están poniendo toda su carne en el asador para resguardarse cuanto antes de la pandemia, ¡su mayor enemigo!
No es casualidad que acaparen el mercado de vacunas; les va la vida en ello.
Si Europa es capaz de competir en ese terreno, que por ahora lo dudo, quizá no llegue la sangre al río.
De momento, no se puede esperar, más bien hay que desesperar.
España, ni está ni se la espera. Más desesperanza aún, si cabe.
Nuestro IBEX está destrozado.
Mientras tanto, los políticos de perfil y capeando el temporal de muy mala manera.
¡Solo faltaban las elecciones catalanas y los independentistas en la calle!