La "Desbandá", el atroz y olvidado genocidio del fascismo español
La mayor masacre de la Guerra Civil -afectó a más de cien mil personas- que escapaban hacia Almería huyendo de la feroz represión franquista en Málaga, cumple esta semana 83 años
Las mujeres fueron especialmente protagonistas y víctimas de la "Desbandá" al intentar huir con sus hijos de la represión en Málaga.
Paseo de los canadienses’.
Han hecho falta más de ochenta años para que la democracia recordara que el mayor asesinato colectivo del franquismo y de la Guerra Civil se produjo en Andalucía, en las provincias de Málaga y Almería concretamente. Un 7 de febrero de 1937, esta semana se cumplen 83 años, más de 100.000 personas salieron de Málaga hacia Almería por la carretera de la costa. Huían de las tropas franquistas. La huida de familias enteras, mujeres, ancianos y niños, desde Málaga y Almería, aterrorizados por la cruel represión franquista en la capital, hizo que miles de personas emprendieran andando el camino de la vieja carretera que unía amabas capitales. Un éxodo masivo, un "viaje a ninguna parte" plagado de sangre, frío y hambre al que se le dio el nombre de la "Desbandada", popularmente conocida como la "Desbandá".
Mueren de hambre, de frío, de agotamiento, a cañonazos y ametrallados
150.000 personas sufrieron el rigor del camino y más de 5.000 personas murieron, asesinadas, en ese negro y tétrico periplo. Fueron literalmente masacradas por tierra, mar y aire. Metralla, balas, cañonazos y bombas recibió esta muchedumbre humana, descalza, fatigada y con hambre. Fueron masacrados desde el aire por aviones alemanes e italianos mientras en un sandwich criminal, las tropas nacionales fascistas los acosaban bombardeándoles desde el mar. Niños, mujeres y ancianos en su mayoría, morían de hambre, de frío, de agotamiento físico y por las letales heridas de dos barcos, el Cervera y el Canarias, en paralela y siniestra compañía desde las playas. Pero también morían por el acoso de la aviación alemana más la metralla que les llegaba desde las sierras y montes de la zona. Todo un angustioso viaje realizado por el litoral que une las dos provincias y al que personas de otros pueblos del trayecto se unían en su huida por la pervivencia. El sanguinario personaje general Queipo de Llano, dirigía las operaciones desde un barco.
Escenas dantescas
Las causas históricas hay que buscarlas como destaca Artur London, en el hecho de que "después del nuevo revés sufrido ante Madrid, los fascistas necesitaban obtener un éxito incluso limitado, fuera el que fuera y donde fuera (...) El general Queipo de Llano decidió lanzar una gran ofensiva sobre Málaga, en el sur de España". El espectáculo de ese éxodo era apocalíptico; aquí, una madre lloraba sobre el cadáver de su hijo; allí, unos niños aterrados no soltaban la mano de la madre muerta (...) Llenos de terrible desesperación, los hombres maldecían al mar, a la tierra, al cielo, a la guerra, al fascismo, a todo lo que era causa de su desgracia..."
Fuerza del movimiento obrero en Málaga
Durante la II República, Málaga se había caracterizado por la fuerza del movimiento obrero, en especial de la CNT y del Partido Comunista de España, que en las elecciones de febrero de 1936 había conseguido el primer diputado de su historia por esta provincia: Cayetano Bolívar. Durante estos años se produjeron varios hechos violentos debidos a la polarización social, entre los que destaca la quema de conventos y la constante violencia política.
El sanguinario Queipo de Llano
Tras el levantamiento militar, Málaga estuvo prácticamente aislada del resto del territorio de la República ya que la única vía terrestre que la enlazaba y que no estaba en poder de los sublevados era la carretera de Almería, la cual era vulnerable al bombardeo marítimo y dificultaba el envío de soldados y provisiones a la provincia. El 17 de enero de 1937 el general Queipo de Llano lanzó una primera ofensiva sobre la provincia de Málaga, ocupando Marbella por el oeste y, desde Granada, tomaron Alhama y los territorios cercanos.
Fascistas italianos
Los camisas negras italianos reunieron 10.000 hombres, nueve batallones en la zona norte de Málaga. La República contaba en Málaga con 12.000 milicianos, pero tan solo 8.000 fusiles y pocas municiones y artillería. El 3 de febrero comenzó el ataque definitivo contra Málaga desde Ronda, encontrando los franquistas una fuerte resistencia. En Málaga cundió el pánico y el día 8 toda la capital estaba en poder del Ejército franquista.
El éxodo hacia Almería
Ante los primeros movimientos franquistas hacia Málaga, en la capital cundió el pánico ante la represión, por lo que muchos civiles y milicianos optaron por huir por la carretera de Almería. Ésta no había sido cortada, si bien estaba a merced de los bombardeos desde tierra, mar y aire. Fueron decenas de miles los que intentaron huir, aunque el camino era extremadamente difícil tanto por los bombardeos como por el hecho de que la carretera se encontraba en pésimas condiciones.
Acosados y asesinados por tierra, mar y aire
Participaron en el bombardeo, además de la fuerza aérea franquista, los buques Canarias, Baleares y Almirante Cervera, así como los tanques y la artillería rebeldes. La escuadrilla aérea España, fiel a la República, trató de defender a los huidos con poco éxito. El miedo hizo también abandonar sus casas a muchos de los vecinos de estos pueblos situados en la costa malagueña.
Más muerte y atrocidades que en el bombardeo de Guernica
Los cálculos sobre el número de personas que huyeron desde Málaga son complejos. La mayoría de estudiosos de la masacre hablan de más de cien mil y entre ellos unos 5.000 asesinados por el fuego fascista del camino. Mucho más, terriblemente más que el bomabrdeo de Guernica puesto como luctuoso ejemplo del mayor asesinato colectivo de la Guerra Civil.
Fosas comunes y fusilados en la capital
También habría que sumar a esta negra cuenta la represión sobre aquellos que habían permanecido en la capital, ya que fue la más brutal desde la Masacre de Badajoz, en agosto de 1936. El historiador Hugh Thomas calcula en unos 4.000 el número de fusilados y enterrados en fosas comunes como las del cementerio de San Rafael, de los que ya se ha obtenido el nombre de 4100.
Se acaba el silencio
Ni el franquismo ni la República quisieron airear este genocidio. La Transición tampoco quiso desvelar la dimensión exacta de la cacería humana. Desde hace algunos años las instituciones, Junta de Andalucía y Ayuntamientos de la zona especialmente, junto a partidos de izquierdas, sindicatos y memorialistas, están recuperando la historia real y dignificando a sus víctimas y familiares.
La mayor masacre de la Guerra Civil -afectó a más de cien mil personas- que escapaban hacia Almería huyendo de la feroz represión franquista en Málaga, cumple esta semana 83 años
Las mujeres fueron especialmente protagonistas y víctimas de la "Desbandá" al intentar huir con sus hijos de la represión en Málaga.
Paseo de los canadienses’.
Han hecho falta más de ochenta años para que la democracia recordara que el mayor asesinato colectivo del franquismo y de la Guerra Civil se produjo en Andalucía, en las provincias de Málaga y Almería concretamente. Un 7 de febrero de 1937, esta semana se cumplen 83 años, más de 100.000 personas salieron de Málaga hacia Almería por la carretera de la costa. Huían de las tropas franquistas. La huida de familias enteras, mujeres, ancianos y niños, desde Málaga y Almería, aterrorizados por la cruel represión franquista en la capital, hizo que miles de personas emprendieran andando el camino de la vieja carretera que unía amabas capitales. Un éxodo masivo, un "viaje a ninguna parte" plagado de sangre, frío y hambre al que se le dio el nombre de la "Desbandada", popularmente conocida como la "Desbandá".
Mueren de hambre, de frío, de agotamiento, a cañonazos y ametrallados
150.000 personas sufrieron el rigor del camino y más de 5.000 personas murieron, asesinadas, en ese negro y tétrico periplo. Fueron literalmente masacradas por tierra, mar y aire. Metralla, balas, cañonazos y bombas recibió esta muchedumbre humana, descalza, fatigada y con hambre. Fueron masacrados desde el aire por aviones alemanes e italianos mientras en un sandwich criminal, las tropas nacionales fascistas los acosaban bombardeándoles desde el mar. Niños, mujeres y ancianos en su mayoría, morían de hambre, de frío, de agotamiento físico y por las letales heridas de dos barcos, el Cervera y el Canarias, en paralela y siniestra compañía desde las playas. Pero también morían por el acoso de la aviación alemana más la metralla que les llegaba desde las sierras y montes de la zona. Todo un angustioso viaje realizado por el litoral que une las dos provincias y al que personas de otros pueblos del trayecto se unían en su huida por la pervivencia. El sanguinario personaje general Queipo de Llano, dirigía las operaciones desde un barco.
Escenas dantescas
Las causas históricas hay que buscarlas como destaca Artur London, en el hecho de que "después del nuevo revés sufrido ante Madrid, los fascistas necesitaban obtener un éxito incluso limitado, fuera el que fuera y donde fuera (...) El general Queipo de Llano decidió lanzar una gran ofensiva sobre Málaga, en el sur de España". El espectáculo de ese éxodo era apocalíptico; aquí, una madre lloraba sobre el cadáver de su hijo; allí, unos niños aterrados no soltaban la mano de la madre muerta (...) Llenos de terrible desesperación, los hombres maldecían al mar, a la tierra, al cielo, a la guerra, al fascismo, a todo lo que era causa de su desgracia..."
Fuerza del movimiento obrero en Málaga
Durante la II República, Málaga se había caracterizado por la fuerza del movimiento obrero, en especial de la CNT y del Partido Comunista de España, que en las elecciones de febrero de 1936 había conseguido el primer diputado de su historia por esta provincia: Cayetano Bolívar. Durante estos años se produjeron varios hechos violentos debidos a la polarización social, entre los que destaca la quema de conventos y la constante violencia política.
El sanguinario Queipo de Llano
Tras el levantamiento militar, Málaga estuvo prácticamente aislada del resto del territorio de la República ya que la única vía terrestre que la enlazaba y que no estaba en poder de los sublevados era la carretera de Almería, la cual era vulnerable al bombardeo marítimo y dificultaba el envío de soldados y provisiones a la provincia. El 17 de enero de 1937 el general Queipo de Llano lanzó una primera ofensiva sobre la provincia de Málaga, ocupando Marbella por el oeste y, desde Granada, tomaron Alhama y los territorios cercanos.
Fascistas italianos
Los camisas negras italianos reunieron 10.000 hombres, nueve batallones en la zona norte de Málaga. La República contaba en Málaga con 12.000 milicianos, pero tan solo 8.000 fusiles y pocas municiones y artillería. El 3 de febrero comenzó el ataque definitivo contra Málaga desde Ronda, encontrando los franquistas una fuerte resistencia. En Málaga cundió el pánico y el día 8 toda la capital estaba en poder del Ejército franquista.
El éxodo hacia Almería
Ante los primeros movimientos franquistas hacia Málaga, en la capital cundió el pánico ante la represión, por lo que muchos civiles y milicianos optaron por huir por la carretera de Almería. Ésta no había sido cortada, si bien estaba a merced de los bombardeos desde tierra, mar y aire. Fueron decenas de miles los que intentaron huir, aunque el camino era extremadamente difícil tanto por los bombardeos como por el hecho de que la carretera se encontraba en pésimas condiciones.
Acosados y asesinados por tierra, mar y aire
Participaron en el bombardeo, además de la fuerza aérea franquista, los buques Canarias, Baleares y Almirante Cervera, así como los tanques y la artillería rebeldes. La escuadrilla aérea España, fiel a la República, trató de defender a los huidos con poco éxito. El miedo hizo también abandonar sus casas a muchos de los vecinos de estos pueblos situados en la costa malagueña.
Más muerte y atrocidades que en el bombardeo de Guernica
Los cálculos sobre el número de personas que huyeron desde Málaga son complejos. La mayoría de estudiosos de la masacre hablan de más de cien mil y entre ellos unos 5.000 asesinados por el fuego fascista del camino. Mucho más, terriblemente más que el bomabrdeo de Guernica puesto como luctuoso ejemplo del mayor asesinato colectivo de la Guerra Civil.
Fosas comunes y fusilados en la capital
También habría que sumar a esta negra cuenta la represión sobre aquellos que habían permanecido en la capital, ya que fue la más brutal desde la Masacre de Badajoz, en agosto de 1936. El historiador Hugh Thomas calcula en unos 4.000 el número de fusilados y enterrados en fosas comunes como las del cementerio de San Rafael, de los que ya se ha obtenido el nombre de 4100.
Se acaba el silencio
Ni el franquismo ni la República quisieron airear este genocidio. La Transición tampoco quiso desvelar la dimensión exacta de la cacería humana. Desde hace algunos años las instituciones, Junta de Andalucía y Ayuntamientos de la zona especialmente, junto a partidos de izquierdas, sindicatos y memorialistas, están recuperando la historia real y dignificando a sus víctimas y familiares.