JAVIER RUIZMadrid05/01/2021 - 11:59 h. CET
La baja tasa de vacunación en la mayoría de las autonomías tiene factores complejos, pero tiene también una explicación muy sencilla: la mayor parte de las comunidades no han contratado personal para emprender esta campaña de vacunación, en un momento en que sus sistemas sanitarios estaban ya al límite.
Los equipos necesarios que se anunciaron eran unidades de dos enfermeros o enfermeras que podían estar acompañados o no de médico para el seguimiento de los casos. Muy pocas autonomías han hecho esos contratos. De hecho, las mejores tasas de vacunación las presentan quienes han tomado alguna medida en ese frente aunque no sea el de la contratación.
- Canarias es la primera autonomía en tasa de vacunación. Ha pagado a sus
sanitarios por que trabajen en festivo y han estado vacunando hasta en los festivos de Fin de Año. El resultado, festivos trabajados y una tasa de uso de vacunas del 52,5%, la mejor del país.
- Galicia, la tercera autonomía más eficiente, por ejemplo, ha dado un plus de 500 euros a las enfermeras que doblen turnos para hacer esa campaña de vacunación. Y el resultado es palmario: Galicia ha administrado el 24,3% de las dosis de que dispone, el doble que la media nacional.
- Asturias, la segunda con mayor tasa de vacunación (ha inyectado el 39,5% de las dosis de que dispone) lo hace después de aumentar un 15% su plantilla médica y de anunciar una partida de 31 millones de euros para el refuerzo de plantillas. Así que el primer factor que distingue la efectividad es el de si las administraciones han puesto fondos (dinero) o sólo palabras.
¿Ha habido previsión?
A esa diferencia de contratación y de dotación se suma a un segundo factor cuando se revisan las plantillas públicas: si ha habido previsión suficiente para formarlas.
En muchos casos faltan efectivos y, en otros, falta, efectivamente, preparación porque hay autonomías que han desplegado efectivos, pero no los han preparado. Cataluña es el ejemplo. No ha hecho contratos nuevos pero sí ha pedido voluntarios: dispone de unos 6.000. Iban a comenzar a vacunar unos 500 de ese grupo, pero Salut no ha podido cuadrar sus horarios y sus turnos, así que ha sido imposible su despliegue.
Andalucía, por su parte, tampoco ha contratado a personal nuevo, pero dispone de 500 enfermeros en esas labores. Allí hay problemas de organización, pero no de personal. 500 equipos en Cataluña o 500 en Andalucía dejan en nada los 46 equipos de 2 sanitarios (92 personas en total) que ha desplegado Madrid y que explican que la capital sólo haya usado el 3,2% de las vacunas de las que dispone, según los datos que la propia Comunidad facilita al Ministerio. En el caso de Madrid han faltado medios (médicos), primero, y preparación, después.
El atajo de las comunidades
Éstas son las explicaciones de quien está más arriba y quién está más abajo en la efectividad de la vacunación, pero el resultado general de vacunación es mediocre en casi todos los territorios y también la clave de la falta de personal sanitario parece explicarlo porque casi todos los territorios han utilizado un atajo cuando hablan de “contratos” para vacunar. En realidad, lo que la enorme mayoría lo que ha hecho ha sido prorrogar los “contratos médicos COVID” que ya tenían para más adelante, es decir, restar efectivos de un frente (el hospitalario) para tapar otro (el de las vacunas). Según los datos de los sindicatos médicos y CCOO para la SER:
- Aragón ha prorrogado contratos COVID hasta abril
- Castilla-La Mancha hasta el 30 de marzo
- Y también han prorrogado sus contratos Baleares, Cantabria o Comunidad Valenciana, entre otros.
La realidad de los muchos contratos que se iban a hacer para esta campaña de vacunación es más bien otra. Se han hecho muy, muy, muy pocos… eso sí, se ha hablado mucho. Otra vez, en la lucha contra el COVID hay más propaganda que medios y que médicos.
La respuesta de los profesionales de enfermería
Los profesionales de enfermería y asistencia sanitaria en residencias de ancianos niegan que exista carencia de personal cualiaficado para administrar las vacunas contra la COVID-19 en nuestro país. Achacan la lentitud a deficiencias de gestión en el procedimiento, después de que el Sanidad haya reconocido que de las primeras 718.000 dosis distribuidas a las comunidades apenas se han inyectado una pequeña parte.
En Cataluña por ejemplo, se abrió un plazo de inscripción para las enfermeras que quisieran trabajar fuera de su turno. En Madrid, ni lo han propuesto. En pocas comunidades se está utilizando el personal de las residencias de ancianos. Desde el Colegio de Enfermería insisten no es un problema de falta de personal: es un problema de mala gestión.
La baja tasa de vacunación en la mayoría de las autonomías tiene factores complejos, pero tiene también una explicación muy sencilla: la mayor parte de las comunidades no han contratado personal para emprender esta campaña de vacunación, en un momento en que sus sistemas sanitarios estaban ya al límite.
Los equipos necesarios que se anunciaron eran unidades de dos enfermeros o enfermeras que podían estar acompañados o no de médico para el seguimiento de los casos. Muy pocas autonomías han hecho esos contratos. De hecho, las mejores tasas de vacunación las presentan quienes han tomado alguna medida en ese frente aunque no sea el de la contratación.
- Canarias es la primera autonomía en tasa de vacunación. Ha pagado a sus
sanitarios por que trabajen en festivo y han estado vacunando hasta en los festivos de Fin de Año. El resultado, festivos trabajados y una tasa de uso de vacunas del 52,5%, la mejor del país.
- Galicia, la tercera autonomía más eficiente, por ejemplo, ha dado un plus de 500 euros a las enfermeras que doblen turnos para hacer esa campaña de vacunación. Y el resultado es palmario: Galicia ha administrado el 24,3% de las dosis de que dispone, el doble que la media nacional.
- Asturias, la segunda con mayor tasa de vacunación (ha inyectado el 39,5% de las dosis de que dispone) lo hace después de aumentar un 15% su plantilla médica y de anunciar una partida de 31 millones de euros para el refuerzo de plantillas. Así que el primer factor que distingue la efectividad es el de si las administraciones han puesto fondos (dinero) o sólo palabras.
¿Ha habido previsión?
A esa diferencia de contratación y de dotación se suma a un segundo factor cuando se revisan las plantillas públicas: si ha habido previsión suficiente para formarlas.
En muchos casos faltan efectivos y, en otros, falta, efectivamente, preparación porque hay autonomías que han desplegado efectivos, pero no los han preparado. Cataluña es el ejemplo. No ha hecho contratos nuevos pero sí ha pedido voluntarios: dispone de unos 6.000. Iban a comenzar a vacunar unos 500 de ese grupo, pero Salut no ha podido cuadrar sus horarios y sus turnos, así que ha sido imposible su despliegue.
Andalucía, por su parte, tampoco ha contratado a personal nuevo, pero dispone de 500 enfermeros en esas labores. Allí hay problemas de organización, pero no de personal. 500 equipos en Cataluña o 500 en Andalucía dejan en nada los 46 equipos de 2 sanitarios (92 personas en total) que ha desplegado Madrid y que explican que la capital sólo haya usado el 3,2% de las vacunas de las que dispone, según los datos que la propia Comunidad facilita al Ministerio. En el caso de Madrid han faltado medios (médicos), primero, y preparación, después.
El atajo de las comunidades
Éstas son las explicaciones de quien está más arriba y quién está más abajo en la efectividad de la vacunación, pero el resultado general de vacunación es mediocre en casi todos los territorios y también la clave de la falta de personal sanitario parece explicarlo porque casi todos los territorios han utilizado un atajo cuando hablan de “contratos” para vacunar. En realidad, lo que la enorme mayoría lo que ha hecho ha sido prorrogar los “contratos médicos COVID” que ya tenían para más adelante, es decir, restar efectivos de un frente (el hospitalario) para tapar otro (el de las vacunas). Según los datos de los sindicatos médicos y CCOO para la SER:
- Aragón ha prorrogado contratos COVID hasta abril
- Castilla-La Mancha hasta el 30 de marzo
- Y también han prorrogado sus contratos Baleares, Cantabria o Comunidad Valenciana, entre otros.
La realidad de los muchos contratos que se iban a hacer para esta campaña de vacunación es más bien otra. Se han hecho muy, muy, muy pocos… eso sí, se ha hablado mucho. Otra vez, en la lucha contra el COVID hay más propaganda que medios y que médicos.
La respuesta de los profesionales de enfermería
Los profesionales de enfermería y asistencia sanitaria en residencias de ancianos niegan que exista carencia de personal cualiaficado para administrar las vacunas contra la COVID-19 en nuestro país. Achacan la lentitud a deficiencias de gestión en el procedimiento, después de que el Sanidad haya reconocido que de las primeras 718.000 dosis distribuidas a las comunidades apenas se han inyectado una pequeña parte.
En Cataluña por ejemplo, se abrió un plazo de inscripción para las enfermeras que quisieran trabajar fuera de su turno. En Madrid, ni lo han propuesto. En pocas comunidades se está utilizando el personal de las residencias de ancianos. Desde el Colegio de Enfermería insisten no es un problema de falta de personal: es un problema de mala gestión.